27 de març del 2013

Libros comentados en Julia en la Onda el 26 de marzo. Con el audio

[Libro y autor, 27 de marzo de 2013]

José Luis Ibáñez


¿Existen las casualidades? En Goldfinger, la aventura de James Bond, se asegura que"una vez es casualidad, dos veces es coincidencia y la tercera vez es una acción enemiga". Lo del crimen de los marqueses de Urquijo es, de momento, una simple coincidencia: se han encontrado en las librerías dos obras radicalmente opuestas sobre este crimen que sacudió la transición. Por un lado, la novela El asesinato de los marqueses de Urbina, de Mariano Sánchez Soler (Rocaeditorial), y, por otro lado, las memorias de una de las protagonistas de aquel suceso, Myriam de la Sierra¿Por qué me pasó a mí? (Espasa). Además, en este programa nos sumergimos en la Rusia actual con una biografía apasionante, Limónov, de Emmanuel Carrère (Anagrama), y cerramos con dos clásicos de los cuentos, dos ediciones excepcionales por diferentes motivos: Cuentos completos, de Roald Dahl (Alfaguara), y Cuentos de misterio y demencia, de Edgar Allan Poe y el ilustrador Gris Grimly (Nørdicalibros).

 EL ASESINATO DE LOS MARQUESES DE URBINA 

Situémonos. 1 de agosto de 1980. Los marqueses de Urquijo son asesinados mientras duermen en su casa de Somosaguas (Madrid). Ocho meses después, el 8 de abril de 1981, la policía detiene a Rafi Escobedo, yerno de los marqueses, ya que está casado con Myriam de la Sierra y Urquijo. El 7 de agosto de 1983, un tribunal condena a Rafi a 53 años de prisión como asesino; la sentencia, sin embargo, deja sin responder algunas preguntas. 

El periodista Mariano Sánchez Soler cubrió el asesinato y el juicio para la revista Tiempo. Hoy, más de treinta años después de los hechos, sostiene que la investigación policial fue deficiente: “los grandes misterios del caso se deben a la manera en la que la policía lo instruyó, que permitió que la servidumbre lavara el cadáver, que no se hiciera una recogida de pruebas en condiciones y que entraran y salieran personas del escenario del crimen. ¿Por qué se hizo así? Porque los encargados del caso se pusieron a las órdenes de la autoridad competente”

A pesar de que ahora ejerce como profesor de periodismo en la universidad de Alicante, aquel crimen sigue obsesionándole. Por eso se decidió a escribir El asesinato de los marqueses de Urbina (Rocaeditorial), premio L’H Confidencial de Novela negra

En esta novela, Mariano Sánchez se plantea los hechos de forma diferente a como los describió la sentencia. Crea un crimen distinto, una historia alternativa a partir de las mismas pruebas que manejaron la policía y los jueces. Riesgo y pasión a partes iguales. 

La primera gran diferencia entre el relato oficial y el que nos propone Sánchez es el móvil. Según la sentencia, Rafi Escobedo actuó movido por la venganza contra sus suegros, a los que responsabilizaba del fracaso de su matrimonio, que no duró ni medio año. “Las pruebas que sostienen el móvil de la venganza son muy débiles... debílisimas”, me explica. “Y, sin embargo, no se plantearon la pregunta de a quién beneficiaba el crimen, el móvil económico”

En este sentido, recordemos que el Banco Urquijo fue protagonista, meses después de los hechos, de una espectacular fusión/absorción por parte del Banco Hispanoamericano. 

En la novela, para construir esa realidad alternativa, Sánchez ha cambiado los nombres de los personajes pero no hace falta ser un lince para saber quién es quién. 

El protagonista es Fierro, un tipo a medio camino entre constructor de tramas criminales y asesino a sueldo. Un hallazgo. Fierro es contratado en Londres por un dirigente de la banca española con intereses en las maniobras accionariales que rodean al banco de los marqueses de Urbina. Quiere eliminarlos sin que nadie relacione el asesinato con el móvil económico. 

Para llevar a buen puerto su misión, Fierro cultiva con habilidad y paciencia la amistad del yerno de los marqueses, Dani Espinosa, un viva la Virgen bisexual, débil, con querencia a las drogas, al alcohol y a las juergas. Poco a poco, y eso es lo mejor de la novela, el turbio enviado de la muerte conduce al joven hacia el asesinato de sus suegros, creando una compleja trama en la que los implicados se van enredando poco a poco y sin posibilidad de escape. 

Sin embargo, la torpeza de la policía –no sabemos si casual o premeditada– está a punto de enviar el plan de Fierro a la puñeta y lleva a sus clientes a dar un empujón “por arriba” con el que se corre el riesgo de desbaratar un montaje tan cuidadosamente preparado. 

La novela es emocionante, está bien construida y lo mejor –o lo peor, según se mire– es que resulta verosímil. Para darle un mayor empaque al asunto, Mariano Sánchez ha incluido fragmentos del sumario real del caso. 

Además, nos la enmarca en la época, ofreciendo un retrato sin concesiones de los primeros años 80. Han pasado tres décadas y nos hemos olvidado de la dureza de aquella mitificada Transición: continuos atentados terroristas, bandas ultraderechistas campando por sus respetos, rumores de golpe de estado militar, crisis económica...Sánchez no deja, sin embargo, que la documentación ahogue o rompa el ritmo endiablado de la historia. Es un buen escritor y domina las claves del género negro. 

En ese marco general introduce un elemento narrativo que ayuda a construir el retrato de Fierro pero que a mí se me ha hecho algo largo para lo que requería una trama tan directa. (Nota - Eso no quiere decir que no tenga interés y pueda encantar a otros lectores). Se trata de una aventura paralela en Coslada, una ciudad en la que empezaba a imponer su ley el jefe de la policía local. ¿Les suena? 

El asesinato de los marqueses de Urbina es, en fin, una novela trepidante, bien escrita y que plantea un ejercicio arriesgado –esa realidad paralela pero verosímil– del que el autor sale más que bien parado.

¿POR QUÉ ME PASÓ A MÍ? 

Aunque parta de los mismos hechos, el asesinato de los marqueses de Urquijo, el libro de Myriam de la Sierra es, naturalmente, otra cosa. Ella era la hija de las víctimas y fue –sigue siéndolo– una de las protagonistas de un drama que, como hemos visto, da mucho que hablar tres décadas después. 

Myriam de la Sierra intenta responder en ¿Por qué me pasó a mí? (Espasa) a las mismas preguntas que Mariano Sánchez pero desde el otro lado de la barrera. 

Su libro, hay que advertirlo, no trata sobre el crimen. O, mejor dicho, no trata únicamente sobre el crimen. Habla también de la superación de la tragedia y de la manera cómo rehízo su vida. Cree la autora que su experiencia puede ayudar a otras personas.

En ese sentido, es un libro interesante porque alterna muy bien las incógnitas del caso con la peripecia personal. La autora es muy directa al tratar sobre su relación con Rafi Escobedo. No le tiembla el pulso al describir un fracaso matrimonial que empezó a fraguarse en el viaje de novios, en junio de 1978, y culminó con unas Navidades por separado aquel mismo año. Luego vendrían la separación y la nulidad. 

La parte final del libro la dedica a cómo consiguió levantar cabeza en lo profesional y en lo sentimental, hasta llegar a estos momentos en los que se define como una mujer muy feliz.

A pesar de que se nota su esfuerzo por no dejar traslucir un ánimo de revancha, sí que hay amargura por el trato que ella y su hermano recibieron. Se insinuó –y más que insinuó– su participación directa en los hechos y eso es algo que no se olvida fácilmente. 

LIMÓNOV 

Este pasado fin de semana murió de forma misteriosa en Londres el millonario ruso Boris Berezovski, aliado, primero, y enemigo mortal, después, de Vladimit Putin. Hemos visto las precauciones que tomaba la policía para levantar el cadáver e investigar el escenario del crimen; se temía que hubiera armas químicas o biológicas. Menudo panorama. 

Entender la Rusia de hoy es complicado. Como poco. Lo que sucede allí se me antoja un galimatías de difícil comprensión pero de extraordinario interés. Rusia ha vuelto con fuerza al panorama internacional –ahí están Siria y Chipre– y nada de cuanto sucede allí nos es ajeno. Por eso, siempre es bienvenido un libro que ayuda a proyectar algo de luz a esa realidad. Si encima está muy bien escrito, miel sobre hojuelas. 

Se trata de Limónov, del francés Emmanuel Carrère (Anagrama), una atípica biografía que mereció el premio Renaudot –el segundo más prestigioso de Francia tras el Gouncourt– y que se hizo con el Prix des Prix 2011, que premia al mejor de los libros que han obtenido un premio. El master del universo literario galo, vamos. 

Y la verdad es que lo entiendes. Pocas veces me he enfrentado a una biografía tan apasionante en su contenido como bien escrita en lo formal. Si fuera una novela sería una extraordinaria novela pero, como nos advierte el autor, “Limónov no es un personaje de ficción. Existe y yo lo conozco”. Fantástico.

¿Quién es el tal Eduard Limónov? De entrada, un tipo desmesurado, estrafalario, detestable por momentos y con una vida casi inverosímil. 

Nació en la antigua URSS, en 1943. Vivió una juventud marginal, se exilió a Nueva York, donde fue un vagabundo antes de convertirse en secretario personal de un millonario. Se trasladó luego a París, donde devino en icono contracultural que escandalizó a los buenos burgueses con dos novelas autobiográficas, Historia de un servidor e Historia de un canalla, publicadas en España a principios de los 90 por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. 

Más tarde, luchó en los Balcanes junto a los serbios y regresó a Rusia para montar un partido bolchevique y ultranacionalista, una formación opositora que se alió –la política hace extraños compañeros de cama– con el excampeón de ajedrez Gári Kaspárov. Pero nuestro Limónov fue más allá de la actividad política y se vio implicado en un supuesto golpe de estado que lo condujo a la cárcel. El mito crecía a pasos agigantados. 

Carrère borda un retrato literario de primera. Te mete, literalmente, en la vida de ese Limónov tan fascinante como detestable. El suyo es un libro muy bien escrito que te enreda, desde sus primeras páginas, en una aventura vital que se cruza y descruza con la historia de la URSS y de Rusia de los últimos 50 años. No tiene precio el retrato del responsable del KGB en Berlín, un tipo que se queda sin trabajo y sin países de referencia, desaparecidas la RDA y la URSS; de vuelta a Moscú trabaja como taxista hasta que empieza a escalar en la política. Se llama Vladimir Putin.

El autor es capaz de transmitir al lector la fascinación que le causa Limónov. Se interroga sobre su papel como biografo e incluso parece superado por el personaje en algunos momentos –los franceses sienten una especial predilección por Rusia desde la Revolución de 1917 que les llevó lo más granado de la aristocracia moscovita en el exilio–. Carrère no asume el simple papel de testigo-relator y se implica narrativamente.

Sea cual sea el motivo por el que el lector se acerque a la obra –desde el atractivo del personaje que aparece en la portada al interés por la política– no saldrá decepcionado. Es imposible.

CUENTOS EXCEPCIONALES 

En el programa, ilustramos la presentación de este libro con la música inconfundible de una de las series míticas de TV,Alfred Hitchcock presenta. Y es que Roald Dahl (1916-1990) fue uno de sus guionistas más brillantes. 

Los que sean padres o se hayan educado en democracia deben tener en sus estanterías varias obras de Dahl –compruébenlo– entre las que destacan Matilda, James y el melocotón gigante Charlie y la fábrica de chocolate, lecturas obligatorias en las escuelas e institutos de casi todas las Comunidades Autónomas de nuestro país. 

Dahl está dotado de una imaginación prodigiosa y de un humor irreverente y subversivo que utiliza y moldea a su antojo en unos cuentos fabulosos. Fue –es, puesto que su literatura sigue viva– uno de los maestros indiscutibles del relato corto. 

Alfaguara publica por primera vez en castellano y en un volumen sus Cuentos completos. Entre ellos destacan ocho inéditos en español. En la portada, han añadido el subtítulo Edición definitiva, porque hay tres cuentos de Dahl que sus herederos han anunciado que no cederán para ninguna antología, sea en el idioma que sea.

El editor ha tenido el acierto y el buen gusto literario de ordenarlos de forma cronológica. Para el que sólo lee por placer, esta decisión no influye en su lectura, mientras que, para el que busca algo más, permite seguir la evolución estilística y temática del escritor. 

Dahl supo transmitir su pasión por la vida y la aventura a su obra. Nació en País de Gales en una época difícil, vivió en África, fue piloto de la mítica RAF en la II Guerra Mundial y empezó a escribir en 1942. Sus obras infantiles y juveniles más conocidas, publicadas en la década de 1960, fueron testadas con sus hijos –tuvo cinco, de los cuales una niña murió de encefalitis cuando tenía siete años–.

Sus cuentos son adictivos, perfectos en su estructura, divertidos y capaces de descolocar al lector continuamente. Están avisados.

Y de un clásico del siglo XX al gran maestro del cuento del siglo XIX, Edgar Allan Poe

Nørdicalibros publica una pequeña joya ilustrada, Cuentos de muerte y demencia, con imágenes de  Gris Grimly, considerado uno de los mejores dibujantes de libros de misterio y terror. 

Esta edición es una obra maestra editada originalmente en Estados Unidos, en 2009, para conmemorar el 200.º del nacimiento de Poe. Incluye El corazón delatorEl sistema del doctor Tarr y el profesor FisherLa caja oblonga yLos hechos del caso del Sr. Valdemar. Se trata, además, de una magnífica edición, muy cuidada. 

Cuentos de muerte y demencia es una muestra insuperable de cómo ilustración y texto pueden fusionarse para crear algo nuevo, conmovedor y aterrador a partes iguales.

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