[Aquesta és la segona opció, 7 de julio de 2011]
Villazón (Bolivia). En la fila del puesto fronterizo entre Bolivia y Argentina. Ya hace unos días
-¿De qué parte de España eres? -¿Y tú cómo sabes que soy español? – Te oí hablar en la estación.
Un choripán, una coca, un cigarrillo en Quiaca (Argentina) ya pasada la aduana. El viaje en colectivo. Yo hasta Tilcara. Ella hasta Salta. Al día siguiente un post en mi Facebook: “HOLA…. ESTOY EN UN HOSTEL QUE SE LLAMA BACK PACKER ESTA LINDISIMO, QUEDA EN LA CALLE URQUIZA 1045.. ESTOY EN LA BUSQUEDA DE EMPLEO PERO ESTARE AQUI MAÑANA A QUE HORA LLEGARAS???? UN ABRAZO. Cuando llegué a Salta me esperaba una blanca y amplia sonrisa. La de Lady.
Lugar: En el viaje. Durante los días que hemos coincidido en el hostel. En la excursión que compartimos a San Antonio de los Cobres, donde Lady tocó por primera vez la nieve y no podía parar de reír. En el Havanna, cuando le hice probar los alfajores y aún se lame los labios, pues ella es de comer y agradecer. Morochita, petisa y redondita, inunda de simpatía y vitalidad los espacios donde se encuentra y cuando su boca no sonríe, lo hacen sus ojos. Libro: “Las niñas perdidas” de Cristina Fallarás.
Lady Daiana. Ciudad Bolivar, Bogotá (Colombia), 20 años.
“Salí de Bogotá para ir a un certamen de teatro en Belem do Pará (Brasil), el certamen duraba una semana. Allí conocí a tanta gente que decidí seguir viajando”
“Yo debía empezar a estudiar teatro en Bogotá, pero cambié de idea y decidí hacerlo en Buenos Aires. Salí de casa hace un año y medio, ahora estoy contenta ya estoy en Argentina. No tengo un mango pero ya estoy aquí, Ya me queda cerca”
“Mi familia es humilde. Nunca les pedí ayuda. Siempre conseguí seguir adelante. Trabajo durante el viaje. En Brasil trabajé haciendo malabares, también contaba cuentos en la calle, me junté con unos locos que hacían música y ganaba suficiente como para vivir y ahorrar para seguir viajando. En Montañita (Ecuador) hice un pacto con una señora que tenía un puestecito de empanadas, buenísimas, pero no le iba bien el negocio. Ella me las daba a mí y yo me iba por la playa vendiendo. A las dos nos fue buenísimo, me gustaba el trabajo y la ciudad, pero vino el tsunami y los turistas se fueron, por miedo. Yo también me tuve que ir. Ahora ya no tengo nada, ni para comer, ni para seguir pagando el hostel, pero en unos días encontraré trabajo, seguro. No pararé hasta encontrarlo. Sé que lo conseguiré”
Y por ahí que me convertí en el mentor de Lady por unos días.
-¿Qué tal te fue el día, padre, cuéntame? -¿Bien, muy bien y a vos? -Esta mañana me levanté temprano y esta tarde ya trabajé, pero solo cuatro horas y me pagan 30 pesos, no tengo ni para el hostel, así que seguiré buscando.
“Sí, claro, ya lo pasé mal antes. En Manaos, tuve que quedarme viviendo en un barco que estaban cargando, durante dos semanas. Me hice amiga de la cocinera y ella me daba algo de comer. Allí decidí volver a casa, era demasiado para mí. En el trayecto por el rio, hasta Leticia, me alimentaba, tan solo, de galletitas saladas. Estaba tan débil que solo comía y dormía, pero cuando llegué di media vuelta. No me podía dar por vencida y volví a dirigirme hacia el sur”
“Recuerdo un día, en el Amazonas, me encontraba fatal, totalmente desmoralizada. Subí a la cubierta del barco. Se veía todo el horizonte, de un naranja intenso. El sol era mucho más grande de lo normal. Rojo, muy rojo y brillante. Y aparecieron los delfines rosas jugando en la proa del barco y todo cambió”
“Me enamoré de Belem do Pará, de Cuzco, de Iquitos… allí me adoptó una familia durante un tiempo. Me llamaban hija y me trataban como tal. Eran evangelistas, y yo atea, pero me escriben y me preguntan, ¿Cuándo volverás hija?”
“Ya estoy realizando mi sueño, conocer mundo. Nunca pensé que este mundo existiera. He conocido más gente buena que mala”
-¿Qué tal Sergi cómo te fue? -Bien, muy bien, ¿y a vos? -He repartido currículos, tengo tres entrevistas de trabajo. Y quizás pueda quedarme a trabajar aquí en el hostel. Estoy súper contenta. -Me alegro mucho Lady. ¿Comiste? -Bueno unas galletitas saladas -Venga vamos a comer.
“En mi viaje he tenido dos papás, el de Iquitos y tú”
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