Matías Bragagnolo. Petite mort. Barcelona: Del Nuevo Extremo, 2015 (Extremo Negro). ISBN: 978-84-944268-6-5
La
leyenda del cine snuff se inició en la década del ´70 gracias a una película
norteamericana filmada en Argentina por un matrimonio de cineastas expertos en
sexplotation (Michael y Roberta Findlay). El metraje obtenido inicialmente
estaba condenado al fracaso, pero Alan Shackleton, un inescrupuloso pornógrafo
neoyorkino, decidió agregar una escena final, llamar al film, precisamente,
Snuff, y venderlo asegurando que contenía un asesinato real.
Ya
las cámaras de varios reporteros del mundo habían captado muertes reales,
aunque de manera accidental y con un propósito documental. Pero el snuff
implica producir la muerte, registrarla en celuloide y venderla. Por encargo, o
para un comprador indeterminado. El escándalo generado por Shackleton con el
paso del tiempo dio lugar al desengaño (el homicidio que se mostraba había sido
burdamente trucado), pero la sospecha había quedado instalada en el imaginario
popular: ¿existe un género cinematográfico cuyo único objetivo sea el de
producir y registrar una muerte? ¿Existe un mercado, un consumidor, para tal
aberración?
El
teléfono de Eduardo Silver, vendedor de pornografía clandestina, sonará por la
madrugada, y del otro lado de la línea se anunciará su peor pesadilla: el más
exigente de sus clientes, uno que lo empujará hacia un laberinto de extorsión,
perversión, crimen… y cine snuff.
Con
una temática y una prosa perturbadoras, que no admiten concesiones y no
retroceden ante los corredores más clandestinos del horror, PETITE MORT no sólo
es una novela, también funciona como un tratado sobre el cine snuff. Agota la
temática de manera tal que quien se atreva a posar sus ojos sobre estas páginas
podrá llegar hasta el mismísimo fondo del mito de un género cinematográfico
ilegal.
Y
entonces sabrá que ha trocado sus interrogantes por la mayor de las
inquietudes.
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