José Javier Abasolo
Título: QUE TE VAYA COMO MERECES
Autor: GONZALO LEMA
Editorial: ROCA
Trama: Un antiguo delincuente, ya retirado y que trabaja como camarero, recurre a un viejo policía, también retirado del cuerpo y al que conoció cuando ambos estaban activos, para pedirle que investigue la desaparición del depósito de cadáveres de la policía del cuerpo de su hijo, que tras seguir sus pasos en el campo de la delincuencia había sido asesinado. Pese a que el expolicía no guarda muy buen recuerdo, ni contactos, de su anterior trabajo, accederá a realizar unas indagaciones que le llevarán más lejos de lo que inicialmente sospechaba.
Personajes: Santiago Blanco, expolicía que acabó en la marginalidad, durmiendo debajo de un puente, y se recicló como portero de un edificio de dudosa legalidad en su construcción, poblado por gente de lo más variopinta, Abrelatas, antiguo delincuente que trabaja como camarero y que no entiende los motivos de la extraña desaparición del cadáver de su hijo precisamente de un depósito policial, Gladis, mujer con la que Blanco sostiene una relación sentimental y que le insiste para que se vaya a vivir con ella a otra zona del país, Margarita, farmacéutica del barrio, de gran corazón, que desea encontrar el amor de su vida, El coronel Uribe, antiguo jefe y propietario del edificio en el que Blanco es portero, autoritario y desconfiado, Liliana Wenninger, inquilina del edificio de extraño pasado, de la que Blanco sospecha que es amante de Uribe, Margot Talavera, fiscal de la policía, que traba amistad con Blanco mientras éste inicia su investigación.
Aspectos a Destacar: La novela, situada en Cochabamba (Bolivia), nos describe de un modo vívido la existencia cotidiana de la ciudad casi mejor que una guía de viajeros, inundándonos con sus olores y sabores, sin por ello descuidar el fondo de la trama, pero como un complemento que enriquece la obra, que fue además la ganadora del Premio Internacional de Novela Negra L’H CONFIDENCIAL 2017.
La Frase: La gente vivía a su manera sin mayor conciencia histórica. Era feliz. La gente y sus circunstancias muy sencillas, que se consumían cada simple día. El trabajo, la casa y la fiesta. ¿Dónde les fatigaba el país? En ningún lado, porque el país era demasiada abstracción, un complicado ejercicio de especulación intelectual, algo que nunca se veía por ninguna parte. La vida era ese bulto que cargaban en la espalda rumbo a su casa en alguna ladera. Sus niños agarrados a sus polleras. Sus perros por detrás. Su quechua. No valía la pena pensar más. Se podía vivir bien apostando todo a lo sencillo.
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