Daniel Woodrell. La muerte del pequeño Shug. Traducción Isabel González-Gallarza. Barcelona: Alba, 2014. ISBN: 978-84-8428-958-6
Shug Atkins tiene trece años y vive en una casa junto a un cementerio. Su comida favorita son los huevos fritos con pan: «Era capaz de comerme hasta seis en mis días más bestias, pero no solía hacerlo». Su padre, que quizá no lo sea, lo mira con «esa mirada suya que me amenazaba con una muerte rápida que se hace eterna»; y, aunque es obvio que lo detesta, se sirve de él para entrar en casas de médicos y enfermos y robar barbitúricos. Glenda, la madre, es una belleza que ha conocido mejores días --mejores hombres, mejores coches, mejores restaurantes-- y cuya sabiduría se concreta en consejos como «Shug, la gente que ha estado en la cárcel no puede ni ver a los chivatos».
Un día irrumpe en la vida de estos tres seres un hombre amable, cortés, con un coche elegante. Despierta sueños dormidos, aviva pasiones prohibidas. La muerte del pequeño Shug es un implacable relato sobre la pérdida de la inocencia y la perversión del concepto de familia, en el que Daniel Woodrell demuestra una vez más, como en Los huesos del invierno, su dominio narrativo y su sensibilidad para ahondar en los límites de la novela negra.
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