Reynaldo Lugo. Palmeras de sangre. Barcelona: Mondadori, 2000. ISBN: 84-397-0601-4
Con el golpe de estado del 10 de marzo de 1952 y el ascenso al poder de Fulgencio Batista, se consolidaban en Cuba las condiciones favorables para la acción de grupos mafiosos norteamericanos. La figura clave de aquellos grupos era Meyer Lansky, y su carta en ese juego fue el propio Batista. Cinco años más tarde, ya están echados los cimientos del imperio de La Habana. La isla está controlada por la mafia encabezada por Lansky, Santos Trafficante y otras familias aliadas. El objetivo: convertir la capital en la Meca del juego, un proyecto tan ambicioso, o más, que el de Las Vegas. Pero en este mismo momento, las acciones terroristas del Movimiento 26 de Julio, la organización política de Fidel Castro, y de otros grupos de la oposición armada, están derivando en una guerra civil generalizada en la isla, y la mafia ve tambalearse todo su imperio
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