Un repaso con autor@s como Rosa Ribas, Craig Russell, Alexis Ravelo, Javier Pérez de Andújar y Fernando López
Javi Álvarez
El trabajo del día hizo que muchas otras charlas interesantes de la Semana Negra se quedaran sólo en el bloc de notas. Trato hoy de recuperar algunas de ellas de aquella vorágine.
Rosa Ribas: un crimen en un pueblo perdido de los cincuenta
Ángel de la Calle, para presentar la novela El gran frío de Rosa Ribas y Sabine Hofmann, hace un batiburrillo con todo aquello que le ha impresionado. Habla de la España profunda de los años ‘50, de Ana, una periodista que hace notas de prensa de sociedad para La Vanguardia, de un crimen en un pueblo de Teruel perdido, pequeño y cerrado, del viaje por caminos tremebundos hacia atrás en el tiempo siguiendo la ruta del autobús, de que Ana debe acompañar a Isidro Castro, de la Brigada de Investigación Criminal, para hacer una crónica al estilo del El Caso en ese pueblo, de la nieve blanca en un lugar negro, de una historia de estigmas, de corrupción, un caso abismal que sigue ahí… Se nota que la novela le ha gustado mucho.
Rosa Ribas explica que la vida rural es muy dura, que la España de los cincuenta también lo era. Que eso forma el entorno que buscaba. En Don de lenguas, la anterior novela que había escrito con Sabine Hofmann, exploraron una gran ciudad, Barcelona, en la misma época. Sobre los estigmas se hizo dos preguntas: ¿a quién le importa y por qué? Dice que Sabine viene de la liturgia protestante y que esto le parecía muy raro, pero que al documentarse vio que en Baviera también existía un culto morboso a la sangre.
De sus personajes se queda con Aurelia, la dueña de la pensión y a la que descubrimos a través de la mirada de Ana. Es cortante, seca, habla con monosílabos, pero la periodista nota que hay algo detrás. Con su instinto va apreciando los pequeños detalles y es capaz de ganársela sacando un café-café de su maleta, algo que en un pueblo perdido de la comarca del Maestrazgo es solo un sueño. Aurelia es el personaje clave, en el que confluyen todos los hilos de la novela y todo el pueblo. Cualquier instantánea del lugar refleja que viven un presente que es una perpetuación de la Edad Media, pero no saben que pueda existir otra cosa. Los poderes son el amo del pueblo que controla a los hombres y la Iglesia que lo hace con las mujeres. El poder central de Madrid está muy lejos.
Sobre el hecho de escribir sus novelas con la alemana Sabine Hofmann dice que procuran que el lector no note la diferencia, como si las hubiera escrito una sola persona. En su anterior novela se reunieron al principio para estructurarla y luego cada una iba escribiendo un capítulo diferente, cada cual en su idioma. Tocaba traducir, corregir… Se hizo largo. Para El gran frío han cambiado de procedimiento. Han planificado la novela juntas, pero esta vez el texto lo ha escrito mayoritariamente Rosa Ribas. Hofmann escribió dos capítulos para meterse más en la historia y luego funcionó con el papel de lector-corrector. Con la siguiente ya verán porque no quieren repetir fórmulas, ni temas, ni formas de trabajo. No tienen prisa, cuando esté estará. En Don de lenguas tenían muchos hilos narrativos, pero para El gran frío han buscado otra forma de narrar que han encontrado en la fuerza que tiene el ambiente, en el aislamiento y en un peligro latente que Ana no sabe dónde está, pero que va a venir.
Craig Russell: la múltiple personalidad
El escocés Craig Russell fue policía y trabajó en el mundo de la publicad. En los noventa decidió dedicarse a escribir. Explica que cada vez conoce más el oficio. Explora la novela negra para discutir cuestiones filosóficas. Añade que como escritor uno intenta explicarse a sí mismo, quién es, dónde vive y cómo es su época. Russell tiene dos sagas. Una de ellas la protagoniza el comisario Jan Fabel en la ciudad de Hamburgo en el tiempo presente. La otra es la del detective Lennox y se desarrolla en los años 50 en Glasgow. Cuenta Russell que en los 50, Glasgow pasó de ser la segunda capital del imperio a una ciudad deprimida postindustrial. Le interesaba conocer su propia identidad, además también es un tema que le gusta. Explica que la cultura escocesa tiene muchos vínculos con la cultura del norte de España y que siente que aquí, al ser la mentalidad parecida, se entiende el sentido de humor de Lennox. Reconoce que en nuestro país siempre le han tratado bien y que es un buen mercado para sus libros, tanto que está aprendiendo español (esto último lo dice en castellano).
No puede evitar que le pregunten por el proceso Escocés. Responde que es un tema complicado, que él forma parte de una partido federalista europeo muy pequeño. Le gusta el modelo escandinavo. Su opinión va por un futuro dentro de Europa. Así que la propuesta importante para quien gane debe ser seguir en Europa. El Reino Unido es euroescéptico. Ingleses y escoceses tienen distinto punto de vista sobre casi todo. No le gustaría que Escocia se separase de Inglaterra, pero sí quiere que tenga mayor autonomía. Quizá sea la hora del independentismo. Sabe que España no lo apoyaría para que no sea un ejemplo que pueda seguir Cataluña. Reconoce que no sabe lo que va a votar. Es un tema que le pone muy nervioso. Hay que ser muy cuidadoso con los asuntos de independencia, pensarlo todo bien. No se debe reaccionar desde las presiones inmediatas, pone para ello como ejemplo otra vez Cataluña donde opina que los votantes independentistas catalanes han aumentado por consecuencia de la crisis. Quizá este asunto del proceso escocés no tiene relevancia con la serie de Lennox, pero en cierta forma cree que sí. En los cincuenta está el origen. Surge la idea de la britanización al convertirse las ciudades escocesas en sedes manufactureras británicas.
La música tiene una significativa presencia e influencia en sus novelas. Dice que la gente oye la música de su generación y se olvida de las modas anteriores. Mientras escribe escucha música de los 50 para la serie de Lennox y alemana para la de Fabel. Le gusta mucho la cultura alemana, pero reconoce que su música es mala. A sus hijos no le gusta ninguna de las dos, le han regalado unos cascos como indirecta.
La rueda de prensa no acaba aquí, pues hay una revelación. Christopher Galt, el autor de la novela futurista El tercer testamento, es el propio Graig Russell. La novela tiene un elemento de ciencia ficción, pero está ambientada en la realidad de nuestro tiempo. La ha escrito para preguntarse a dónde nos va a llevar la aceleración de la tecnología en un futuro próximo. Aunque ya se lo han preguntado más veces, dice no estar influenciado por Philip K. Dick. Cuando lo escribió era algo muy diferente, un thriller en el que trataba temas distintos a sus novelas habituales y por eso quiso tener otra identidad. Aunque la novela ya ha salido en España, aún no lo ha hecho en el Reino Unido. Tal vez cuando lo haga vaya firmada con su nombre verdadero, en ese sentido está recibiendo muchas presiones por parte de la editorial. El autor explica que tiene una visión clara de quien es Galt y quien Russell y le gustaría seguir con el seudónimo porque así los lectores identifican claramente la diferencia del tipo de obras y también porque Galt le permite escribir con un inglés más norteamericano. Ha recibido apoyo de sus lectores, pero supone que cederá a las presiones de los editores. Lo que sí tiene claro es que a partir de ahora mantendrá dos corrientes de novelas.
Alexis Ravelo: la literatura canaria en auge
A Aléxis Ravelo lo presenta Paco Camarasa. Dice de él que no es Ross Macdonald. Lo aclara: de Macdonald decían que escribía siempre la misma novela, pero que cada vez lo hacía mejor. Sin embargo Ravelo no hace nunca la misma novela, nunca es más de lo mismo. Añade que cada libro que escribe es mucho mejor. Dice que La última tumba va de sexo, dinero, poder… y venganza en los bajos fondos de Canarias. Es un escritor que sigue la tradición de las novelas negras americanas de capítulos cortos e historias cortas. No necesita más. El librero destaca también el manejo del lenguaje del escritor.
Ravelo explica que está aquí gracias a Paco, porque él fue el primer librero de la península que confió en sus libros. Afirma lo dicho, sobre todo que es una novela de venganza, la del Conde de Montecristo más tonto de la historia. Dice que se inspiró en un hecho real, pero que todo es ficción. Le llamó la atención cómo en un asesinato se trataba de silenciar y ocultar las tendencias sexuales de la víctima. Pensó que eso le venía bien. Pero los libros no están hechos de buenas ideas, afirma, sino que una novela se va haciendo de malas ideas. Termina contando que quería hablar de la gente del barrio de su generación y de cómo, de pronto, les llegó todo tipo de droga.
Javier Pérez de Andújar: el patriotismo desde el sentido del humor
Javier Pérez de Andújar está en la Semana Negra para presentar su libro Catalanes todos. Lo escribió en 2002; en aquella época hacían un fanzine de cachondeo y como Franco era de hacer reír prepararon un artículo sobre sus visitas a Cataluña. Dice que se informó en el Hola, el diario oficial. En las páginas se veía a los que se pegaban la vida padre mientras teníamos una dictadura. Y con esos pies de foto que encontró buscó la manera de contar cada una de las 15 visitas que Franco realizó a Cataluña. Ahora se acaban los derechos de aquel libro y lo iban a guillotinar. Así que le preguntó a su editor si podía sacarlo en este momento de una forma, más que oportuna, oportunista. Pérez de Andújar es de los que piensa que no hay que vender la misma moto dos veces, así que lo que hizo fue reescribirlo con mayor profundidad en los personajes, metiendo ecología y otras novedades. Lo ha tenido que actualizar para llegar hasta la Vía Catalana y ha incorporado monstruos de hoy como Paco Merienda, un personaje que dirige un periódico que tiene que tener razón. Además le añadió La División, una obra de teatro no publicada sobre el discurso de Suárez que quería dimitir y dimitió.
Reconoce que el libro es una obra de humor, de cómo era la sociedad catalana franquista. Está escrito con afán de provocar la risa. Con el discurso patriótico la gente se pone muy solemne y se envuelve de pureza. El patriotismo es un sustantivo, la nación se puede cambiar y el patriotismo se hace intercambiable, patriotas de otro sitio con las mismas ideas. Con el nacionalismo catalán se dijo mira que bien han quedado recibiendo a Franco. Hubo una casta catalana que se benefició, medró y se hizo rica con el franquismo. Pretende reflejar una categoría que se quiere olvidar. Los protagonistas eran franquistas recalcitrantes y lo fueron hasta que murió Franco. Muchos franquistas abrazaron el discurso de Convergencia solo para frenar a los rojos. Al PSUC y al PSC los desarmaron desde el nacionalismo.
El libro va por la segunda edición, su autor dice que lo leen, les gusta y se lo pasan bien. Señala con pena que Catalanes todos no ha molestado al sector del nacionalismo catalán. Si quieres tocar las pelotas tienes que hablar en serio. Ellos, como el libro va en broma, no se sienten identificados. La dialéctica con el humor no va con ellos, es una vía que no quieren tocar. Ellos siempre van en serio.
Fernando López: saldando cuentas pendientes
El argentino Fernando López presenta su novela Odisea del cangrejo. Alexis Ravelo nos cuenta como arranca: con un señor en el hospital saliendo del coma. Suponemos que ha pasado por un suceso violente, pero eso irá llegando. Está contada por este hombre, en esa especie de duermevela por el que atraviesa. Todo tiene que ver con una desaparición que parece un crimen y que está relacionada con él. El protagonista es Alejandro, un juez.
Explica Fernando López que la intriga de la novela está sobre todo en saber si su destino final será la muerte o la cárcel. El juez Alejandro está rindiendo cuentas. Empieza a recordar su vida personal, afectiva y su relación con su padre y con sus hijos. La novela trata todos los temas y recorre los últimos 30 años de Argentina. En ese sentido también salda cuentas con el pasado, con ese grupo de personas que luchó contra la dictadura y que ahora viven cómodamente como burgueses. El momento más importantes para Alejandro es cuando recuerda su vida de revolucionario. Siente que desde entonces ha vivido un retroceso, como un cangrejo, que ha abandonado todas sus convicciones. Le pesa ser un burgués. La novela está contada como una memoria, en un clima de somnolencia y total irrealidad, con todos los recuerdos juntos, de la misma forma que hace la memoria.
Odisea del cangrejo transcurre en 2001, en la época de crisis más grande de la democracia argentina que vino tras la dictadura. Hay una hecatombe total, donde se derrumban los valores morales. Le suelen preguntar por qué eligió que Alejandro fuese juez y siempre responde que porque también son seres humanos, con sus aciertos y errores, tienen la misma condición. Añade que no tiene que ver con el hecho de que él mismo haya sido juez. En su país es habitual que los jueces lleven una vida disoluta con la sensación de total impunidad. Ellos viven así, se dan los gustos que quieren. Hay una verticalidad que tiene que ver con el cargo y que se traduce en poder. Tienen patentes especiales y muchas ventajas sobre el ciudadano común.
La novela transcurre en Saltito, en realidad es San Francisco de Córdoba, el lugar donde nació el autor. Cuenta que algunos se han escandalizado allí. Dice que la novela negra se distingue por crear un malestar específico en los lectores. Eso es lo que ha utilizado, seres normales que viven en una pequeña ciudad, con sus oficios, y a los que sin embargo les ocurren cosas que no están en esa normalidad.
Con la novela le ha pasado una cosa muy curiosa en Argentina. Fue finalista del premio Planeta con ella y la editorial decidió publicarla, pero la cuestión se fue retrasando de tal forma que Fernando López escribió la segunda parte Áspero cielo. El embrollo es que al final se ha publicado antes la segunda parte que la primera.
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