Narradores, guionistas, dibujantes, periodistas y fotógrafos animarán esta celebración que arranca con el trayecto en tren entre Madrid y Gijón. Una delegación argentina enriquecerá la muestra, enfocada sobre la literatura policial y abierta a numerosas facetas culturales.
Silvina Friera
El bullicioso “Tren Negro” está por partir con novelistas, cuentistas, guionistas, dibujantes, periodistas y fotógrafos. La alegría empieza hoy con el traqueteo de Madrid a Gijón. Los amantes del género vuelven al ruedo, como todos los años. La Semana Negra de Gijón –fiesta anual creada por el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II en su ciudad natal de Gijón (Asturias), en la costa norte de España, frente al Mar Cantábrico– es el pretexto ideal para celebrar la literatura policial o la narrativa negra, que conquista a millones de lectores en el mundo. Argentina es el país invitado de la edición XXVII, que contará con la participación de Juan Sasturain, José Muñoz, Carlos Salem, Ernesto Mallo, Juan Gasparini, Marcelo Luján, Miguel Angel Molfino, Gabriela Cabezón Cámara, Horacio Convertini, Fernando López, Iñaqui Echeverría, Juan Giménez y Daniel Mordzinski, entre otros. Este gran festival que se extenderá hasta el 13 de julio en el viejo astillero naval gijonés, sede tradicional de este encuentro –que ha crecido tanto que dejó de ser una semana para ampliarse a diez días–, reunirá a 144 escritores, fotógrafos y dibujantes de 17 países de Europa, América y Asia.
La programación incluye platos fuertes como la escritora alemana Sarah Lark –autora de la Trilogía de los maoríes, a mitad de camino entre la ficción histórica y la novela de aventuras, protagonizada por dos mujeres emigradas desde Inglaterra hasta Nueva Zelanda–, el chino Qiu Xiaolong, el escocés Craig Russell, la búlgara Boriana Dukova, el serbio Goran Tocilovac, la francesa Dominique Manotti, el peruano Santiago Roncagliolo, el chileno Luis Sepúlveda, el irlandés Adrian McKinty y varios españoles, como Agustín Fernández Mallo, Daniel Rojo, Lorenzo Silva y Rosa Ribas.
Cómo se hubiera divertido Julio Cortázar en el “Tren Negro” de Madrid a Gijón, que oficia como puntapié de esta fiesta. El autor de “Continuidad de los parques” y “Diario de un cuento”, por razones evidentes –murió antes de la existencia de este festival– nunca pudo estar presente. Pero este año, en el centenario de su nacimiento, se le rendirá un homenaje en tres capítulos. El Rufo, la mascota de la Semana Negra que todos los años cambia de forma, en esta edición será un cronopio verde diseñado por el artista Quique Herrero. El capítulo más académico tendrá lugar el viernes próximo con una mesa redonda integrada por Luis Sepúlveda, Miguel Herráez –autor de una biografía y del ensayo Dos ciudades en Julio Cortázar–, el poeta José Luis Argüelles, el dibujante José Muñoz –ilustrador de “El perseguidor” que incorporó a Cortázar como personaje en uno de sus comics–, el dibujante norteamericano Matt Madden, el fotógrafo Daniel Mordzonski, la escritora Elia Barceló y Alfonso Mateo-Sagasta. Finalmente, el libro que la Semana Negra edita y regala a los asistentes –una antología completa de los finalistas y ganadores del concurso internacional de relatos que ha organizado desde su primera edición– llevará por título Todos los cuentos. El cuento, como tributo a uno de los libros de relatos más conocidos del escritor.
El director del festival, José Luis Paraja, define los cronopios como unos seres “desordenados” que molestan a los vecinos. La Semana Negra, como los cronopios, es un poco desordenada y bullanguera, pero no puede ser de otra forma. Entre las novedades de este año habrá una carpa de actividades literarias, dirigida al público infantil y juvenil, que se llamará Carpa de las Bibliotecas, una declaración de principios culturales. Y habrá, además, un recordatorio a las víctimas de la violencia de género –más de 700 en los últimos diez años– con una exposición de 730 pares de zapatos, uno por cada víctima. Otro de los elementos distintos de la Semana que cambia cada año es la reproducción de gran tamaño de un cuadro que cuelga en la Carpa del Encuentro. En esta ocasión será el turno de Escenas de la guerra en la Edad Media, de Degas. “Crecemos en el lado más literario y cultural del festival. Cuando otros se encogen o difuminan, la Semana Negra sigue apostando por la literatura y la narración para enfrentar y contar lo que pasa, y lo que no pasa. Eso sí, rodeados de la gente y del pueblo en fiesta, como siempre”, subraya Paraja.
La novela policial argentina, la “más destacada y variada de América latina” para el escritor e ilustrador español Angel de la Calle, uno de los responsables de este encuentro, “prefigura una potencia que debería poner a pensar a los países del norte europeo”. El viernes que viene se conocerán los ganadores de esta edición de la Semana Negra. Entre los finalistas hay dos argentinos: Horacio Convertini con El último milagro, finalista del Premio Dashiell Hammett a la mejor novela del género –que obtuvo en ediciones anteriores Guillermo Saccomanno con 77 (2009) y Cámara Gesell (2013)–, y el chaqueño Mariano Quirós con No llores, hombre duro (Eduvim), finalista del Premio Silverio Cañada a la mejor primera novela de género negro. Juan Sasturain participará en la mesa redonda “Hoy Latinoamérica se escribe en negro” junto a Fernando López, Convertini, Gabriela Cabezón Cámara, Rubén Varona (Colombia) y Mercedes Rosende (Uruguay), y presentará su libro de conversaciones Breccia, el viejo. Gasparini disertará sobre corrupción, la banca y sus oscuros negocios y participará en una mesa sobre la tortura, en su condición de sobreviviente de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). La muestra central de comic estará a cargo del reconocido dibujante argentino José Muñoz –autor del afiche de esta edición con la imagen de su personaje “fetiche”, el detective más importante del comic, Alack Sinner, saliendo de las aguas de la playa de San Lorenzo–, que expondrá más de 40 obras de los últimos veinte años de trabajo, dibujos que realizó para textos de Albert Camus o Cortázar.
Este gran festival, el mayor de Europa que se celebra al aire libre, reúne a autores, editores, críticos y periodistas en torno de los más variados géneros literarios, aunque la novela negra es la principal protagonista. La Semana Negra de Gijón promete seguir “teniendo como meta última la promoción de la lectura” –postulan desde la organización–, manteniendo niveles de calidad y diversidad a partir de la convocatoria de escritores de todas partes del mundo que aporten a “esta intervención cultural, artística y festiva” de la lectura y la escritura y que estimulen debates constantes, por ejemplo, sobre la actual coyuntura económica española y la situación de las personas desahuciadas como hilo conductor. El sello distintivo de este encuentro policial es esa especie de “Bienvenidos al Tren” que preludia el comienzo de la fiesta más negra y estridente del mundo.
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