11 de maig del 2014

Pensando en Latinoamérica como una gran novela negra

[Tiempo argentino, 11 de mayo de 2014]

Con cuatro libros recientemente publicados, la colección pone su lupa sobre autores contemporáneos que abordan un género como el policial, un clásico que sostiene su vigor a nivel global pero padece de escasa difusión en el ámbito local.  

Nicolás G. Recoaro


Quién mató a la novela policial latinoamericana? No se alarme, lector, la pregunta es simplemente retórica, y también bastante engañosa, como una pista mal plantada en la escena de un crimen. Es más, lejos del estado de agonía, y también cierta marginalidad, el género policial tiene por estos días una vitalidad indudable a nivel global, y Latinoamérica y, especialmente, la Argentina, con sus dificultades a cuestas, no han quedado al margen de esta gran ola. 

Mucha agua ha pasado bajo el puente desde la publicación en 1942 del clásico Seis problemas para don Isidro Parodi, de Borges y Bioy Casares, considerado un clásico de los cuentos policiales en castellano, con "¡un héroe argentino, en escenarios netamente argentinos!", como reza el dúo dinámico en el prólogo original del volumen firmado por Honorio Bustos Domecq. La historia siguió con el auge de las editoriales de la década del '40, la multiplicación de las revistas (versión criolla de las pulp magazine estadounidenses) que demandaban cuentos policiales, la primera antología local del género craneada por Rodolfo Walsh en 1952 y el cimbronazo que provocó pocos años después la publicación de Operación Masacre (1957), la clásica colección Serie Negra creada por Ricardo Piglia a finales de los años sesenta, y la posterior irrupción de nuevas voces: Osvaldo Soriano, José Pablo Feinmann, Guillermo Saccomano (por sólo nombrar un tridente potentísimo). Una historia por demás fértil y generosa que, más allá de cierta marginalidad que tuvo el género en décadas pasadas, actualmente intentan recobrar experiencias como la nueva colección Código Negro, dirigida por los escritores Rolo Diez y Roberto Bardini. "Queremos recuperar y actualizar aquella vieja y variada tradición de relatos policiales que en la Argentina se remonta a los años '40 con la colección Sexton Blake, de editorial Tor, las ediciones de Rastros, Pistas, Cobalto, Pandora, El Club del Misterio, El Séptimo Círculo, la revista Leoplán y la Serie Negra, de Tiempo Contemporáneo… Aquellos libros de bolsillo, de precio accesible, que se vendían en los kioscos. Y además de novelas y cuentos, con la colección vamos a divulgar ensayos, artículos y entrevistas vinculados con el género negro”, cuenta Bardini en diálogo con este suplemento. 
 
–¿Qué criterios tuvieron a la hora de elegir los autores que integran la colección?
Roberto Bardini: –Se nos ocurrió publicar únicamente escritores latinoamericanos –que hay muchos y muy buenos– y algunos españoles. Autores que fueran amigos, pongan el hombro a un proyecto que arranca de cero desde una editorial pequeña, que no se consideren "estrellas" aunque lo sean, ni nos deriven antipáticamente con sus agentes literarios. Tuvimos una respuesta extraordinaria: en pocos días reunimos a 20 autores de diez países: Argentina, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, España, México, Uruguay, Venezuela y Canarias. Hoy contamos con más de 30 autores y alrededor de 40 títulos. Y a sólo dos meses de aquella convocatoria, en diciembre pasado salimos con los cuatro primeros títulos. 


–Hay una suerte de auge del policial negro en Latinoamérica desde hace varios años. ¿Por qué creen que se da este fenómeno?
Rolo Diez: –En las últimas décadas la criminalidad ha crecido exponencialmente. Hay países en los que el crimen organizado le disputa el poder a los estados y el mundo se parece cada vez más a una gran novela negra. Resulta lógico y simétrico que el público lector se vuelque a la novela negro-criminal, esa que Vásquez Montalbán consideraba "la épica de nuestro tiempo".
 
VARIACIONES EN NEGRO. Los títulos de la colección tejen un potentísimo fresco por la calidad que tienen estos autores latinoamericanos, algunos casi desconocidos en nuestro país. A propósito, Bardini arriesga que "es un hecho que la mayoría de autores de Código Negro fueron traducidos, publicados y premiados en Europa. Han sido traducidos al alemán, francés, holandés, inglés, italiano, griego… Varios publicaron en las colecciones negras de Gallimard, en Francia, y Mondadori, en Italia. Pero, como bromea Raúl Argemí, uno de nuestros autores, 'aquí no los conoce ni el loro'. Creo que mucha gente frunce la nariz ante el género negro cuando es 'argento', 'bolita', 'peruca' o 'paragua'."

Entre los cuatro primeros títulos de la colección se encuentran la novela El Gordo, el Francés y el Ratón Pérez, del platense radicado en Barcelona Raúl Argemí (ganador del premio Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón), que narra las andanzas de tres delincuentes algo lamentables que secuestran a la despampanante mujer de un acaudalado anciano; y también Que en vez de infierno encuentres gloria, del cubano Lorenzo Lunar (galardonado con los premios Brigada 21 y Novelpol), la primera entrega de la trilogía protagonizada por Leo Martín, un joven oficial de policía que se gana el pan resolviendo crímenes en la barriada en la que creció junto a lúmpenes, traficantes de calambuco (ron casero), prostitutas y, sobre todo, humildes trabajadores. A su vez, la colección también incluye la novela Noches sin lunas ni soles, del prolífico periodista santafesino Rubén Tizziani, un clásico publicado originalmente en 1975 y que tuvo su adaptación cinematográfica a mediados de los años ochenta, dirigida por José Martínez Suárez. Y por último, pero no menos importante, el arrollador Chau, papá, de Juan Damonte (1945-2005), el único libro que publicó en vida el hermano de Copi y nieto de Natalio Botana. Galardonada en 1996 con el premio Hammett, la novela narra dos frenéticos días en la vida de Carlos Tomassini, un muchacho que acaba de cumplir 30 años en la época de la dictadura, que se zambulle en una vertiginosa aventura sobrecargada de litros de whisky, gruesas líneas de cocaína, oscuros negocios familiares, sangrientos comandos de la Triple A y mucha andrenalina. 

Los próximos títulos de Código Negro incluyen obras de Myriam Laurini, Miguel Molfino, Mauricio Electorat, Mercedes Rosende, Vicente Battista, Guillermo Orsi, Kike Ferrari, Juan Mattío, Nicolás Correa, Juan Guinot, entre otros. Para concluir, Rolo Diez expresa que "de toda la novela negra y criminal que se escribe y publica, la de América Latina debe ser la que mejor conjuga el tema de la violencia con aspectos sociales y políticos tales como los abusos del poder, la complicidad del crimen con la riqueza, la corrupción policial, la ineficiencia de la justicia y el horror del terrorismo de Estado." 


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