Núria Escur
foto: José Maria Alguersuari
Nada más anónimo y desesperanzador que morir en un aeropuerto, como lo hizo Manuel Vázquez Montalbán en el de Bangkok el 18 de octubre del año 2003. Y, sin embargo, la huella montalbaniana es inabarcable. Han pasado diez años de su muerte y se h an programado algunas celebraciones -incluso gastronómicas-, nuevas publicaciones, pequeños e íntimos homenajes de quienes le quisieron, le admiraron, o las dos cosas.
Nacido en Barcelona en 1939, hijo de madre republicana, catalanista y viuda de un soldado de la FAl muerto en el conflicto, fue un escritor obsesionado con algunos símbolos -el buen yantar, el Barca, la reivindicación de los orígenes- y a él le debemos la creación del prototipo de detective español -dejos del trillado francés o el inglés- con la invención de un Carvalho singular aunque él mismo reconociera que en sus mejores novelas no aparecía este personaje.
Si en algo se ponen de acuerdo amigos y enemigos del escritor es en reconocer que no quiso mover un ápice sus pilares ideológicos. Pasaron los años, las modas, los gobiernos, pero él seguía en sus trece. Fiel a sus ideas ("llevabas a menudo contigo el cansancio del intelectual comprometido", escribe su hijo Daniel), quiso ser impecable en ciertas cosas -aún cuando otros se bajaran del barco- e inflexible muchas otras. A veces lo logró. La voluntad de coherencia, las pocas concesiones, eran conceptos que quería preservar y que junto a su fabulosa presencia de escritor total contrastaba con su actitud, a corta distancia reservada, ácida, mordaz, de frases cortas y sincopadas.
Formó parte de esa pléyade de personajes a los que se quiere a rabiar o se aborrece y así ha continuado siendo su estela, dependiendo a quien uno le pregunte. Premio Planeta, premio Nacional de Literatura, premio Nacional de las Letras Españolas, a su hijo le duele especialmente que algunos personajes de la cultura "le hayan sido infieles o le adjudiquen opiniones, cuando ya no puede darlas, que no sabemos si hoy serían las suyas. Como la polémica sobre escribir en castellano, por ejemplo. ¿Qué diría hoy? No lo sé".
Además del volumen más esperado, Recuerdos sin retorno (Ed. Península), escrito por el hijo de Vázquez Montalbán, Daniel Vázquez Sallés, se publica ahora una primera biografía periodística. El periodista voraz. Apuntes para una biografia (EnDebate), libro electrónico que pasea por todos los paisajes posibles del autor. Su autor, Francesc Salgado (Barcelona, 1962) , se doctoró en el 2009 con una tesis sobre la obra periodística de Vázquez Montalbán y durante esa labor tres cosas le sorprendieron: la tenacidad en la reflexión del personaje, el desconocimiento que había sobre el trabajo en prensa durante cuarenta años y su capacidad para mantener diferentes círculos de amistades que nunca coincidían, como si fueran planetas que orbitaran en siste mas distintos.
En su libro, el seguidor de Vázquez Montalbán descubrirá un ser apasionado por el periodismo, un inconformista que fracasó algunas veces -advierte Salgado- pero nunca se cansó de sus ideas "porque jugaba una partida -Ia libertad cívica, el desarrollo social- en las que se plasmaban principios de la Ilustración que hoy palidecen". El neófito comprenderá que la crisis no empieza en el 2008 sino que sigue enquistada en la misma esencia de la democracia por que el sistema todavía no ha expulsado a los especuladores de sus entrañas.
"Aunque se reedita, se lee poco y mal. Ya ocurría al final de su vida: como tuvo a bien ser fiel a sus ideas, se le dio por supuesto durante mucho tiempo", lamenta Francesc Salgado que cree que ha llegado el momento de expurgar su obra y quedarse con la esencia de ese intelectual crítico, lúcido y hedonista. "Llevará un tiempo: Su vacío debería empujarnos a la plaza pública, a la de verdad o a la virtual. No sirve de mucho lamentarse. Así que sería mejor poner en práctica su integridad y su humor", concluye.
¿Cuál es el equívoco más común respecto a Vázquez Montalbán? A criterio de quienes le han estudiado, que trabajaba demasiado y corregía poco. "Algo tan manido que hasta yo mismo acabo pensándolo". ¿La razón? Que la voracidad de su pensamiento era inseparable de su oficio y de cómo entendía la vida. "Para él era más importante participar en el debate de las ideas que el lujo del preciosismo".
Manuel Vázquez Montalbán, una biografia revisada (Ed. Alrevés), de José V. Saval, se añade a estas citas-homenaje tras una década sin el escritor y Planeta reeditará toda la serie Carvalho en siete volúmenes. El primero de ellos, El círculo virtuoso, con prólogo de George Tyras, uno de los principales estudiosos de su obra a quien Manuel Vázquez Montalbán confesó un día, a mediados de los años ochenta, que prefería la memoria a la nostalgia. "La nostalgia es solo la censura de la memoria".
Además del volumen más esperado, Recuerdos sin retorno (Ed. Península), escrito por el hijo de Vázquez Montalbán, Daniel Vázquez Sallés, se publica ahora una primera biografía periodística. El periodista voraz. Apuntes para una biografia (EnDebate), libro electrónico que pasea por todos los paisajes posibles del autor. Su autor, Francesc Salgado (Barcelona, 1962) , se doctoró en el 2009 con una tesis sobre la obra periodística de Vázquez Montalbán y durante esa labor tres cosas le sorprendieron: la tenacidad en la reflexión del personaje, el desconocimiento que había sobre el trabajo en prensa durante cuarenta años y su capacidad para mantener diferentes círculos de amistades que nunca coincidían, como si fueran planetas que orbitaran en siste mas distintos.
En su libro, el seguidor de Vázquez Montalbán descubrirá un ser apasionado por el periodismo, un inconformista que fracasó algunas veces -advierte Salgado- pero nunca se cansó de sus ideas "porque jugaba una partida -Ia libertad cívica, el desarrollo social- en las que se plasmaban principios de la Ilustración que hoy palidecen". El neófito comprenderá que la crisis no empieza en el 2008 sino que sigue enquistada en la misma esencia de la democracia por que el sistema todavía no ha expulsado a los especuladores de sus entrañas.
"Aunque se reedita, se lee poco y mal. Ya ocurría al final de su vida: como tuvo a bien ser fiel a sus ideas, se le dio por supuesto durante mucho tiempo", lamenta Francesc Salgado que cree que ha llegado el momento de expurgar su obra y quedarse con la esencia de ese intelectual crítico, lúcido y hedonista. "Llevará un tiempo: Su vacío debería empujarnos a la plaza pública, a la de verdad o a la virtual. No sirve de mucho lamentarse. Así que sería mejor poner en práctica su integridad y su humor", concluye.
¿Cuál es el equívoco más común respecto a Vázquez Montalbán? A criterio de quienes le han estudiado, que trabajaba demasiado y corregía poco. "Algo tan manido que hasta yo mismo acabo pensándolo". ¿La razón? Que la voracidad de su pensamiento era inseparable de su oficio y de cómo entendía la vida. "Para él era más importante participar en el debate de las ideas que el lujo del preciosismo".
Manuel Vázquez Montalbán, una biografia revisada (Ed. Alrevés), de José V. Saval, se añade a estas citas-homenaje tras una década sin el escritor y Planeta reeditará toda la serie Carvalho en siete volúmenes. El primero de ellos, El círculo virtuoso, con prólogo de George Tyras, uno de los principales estudiosos de su obra a quien Manuel Vázquez Montalbán confesó un día, a mediados de los años ochenta, que prefería la memoria a la nostalgia. "La nostalgia es solo la censura de la memoria".
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