25 d’octubre del 2013

Indridason nos quiere

[El Mundo, 24 de octubre de 2013]

Paco Camarasa

fotografía: Antonio Moreno

Cuando aún nos faltan por traducir varias novelas de Erlendur, nuestro policía islandés favorito, el Premio RBA nos adelanta la traducción de una novela que se publica al mismo tiempo que en islandés, ese idioma que solo hablan 300.000 personas, pero que, traducido, es leído por más de cincuenta millones.
'Pasaje de las sombras' no es de Erlendur Sveinsson, pero no hace falta, porque está escrita por Arnaldur Indridason con su prosa seca, desprovista de artificios, piruetas verbales y trucos narrativos. Encontraremos en sus páginas las motivaciones, las obsesiones del autor. La soledad en una sociedad rural y tradicional que en apenas unos años se ha visto transformada en una sociedad urbana antes de estallar la supuesta riqueza. Y siempre, la soledad de las personas, los silencios de los hogares, de las calles, las miradas poderosas de los poderosos y las miradas esquivas y temerosas de la gente normal.
Gente normal que se verá envuelta en situaciones excepcionales.
Una vecina llama a la policía porque hace días que no ve a su vecino. No es que hablé con él, pero lo ve cuando sale a comprar, lo oye cuando regresa. No puede haber ido a casa de ningún amigo. No tiene. No puede haber ido a casa de un familiar. No tiene.
Ha muerto en la cama, impoluta y arreglada como toda la casa. Pero la autopsia dirá que la muerte no es natural.
Konrad, un policía retirado, echará una mano a una amiga en activo, profundizando algo más en el enigma. En la aséptica casa encontrará una carpeta con unos pocos recortes de periódico que hacen referencia a un crimen en la época de la ocupación norteamericana de la isla, en los años 40, cuando Reykiavik tenía apenas 40.000 habitantes, y fue invadida por soldados cargados de chocolate, mentiras, latas, falsas promesas y cigarrillos Lucky Strike. Era lo que se conocía como "la situación".
Una pareja mixta se refugia en las zonas oscuras e íntimas tras el Teatro Nacional, muy cerca del Pasaje de las sombras, donde tropiezan con el cadáver de una mujer joven.

Papá no fue trigo limpio

Esos recortes ajados, ese crimen evoca en Konrad, el policía retirado, recuerdos de su padre, un delincuente, un estafador de poca monta, y un caso en el que se vio envuelto.
Indridason nos propone, pues, una doble investigación de unos crímenes que nuestro instinto lector sabe que están conectados. Pero no nos importa mucho la trama mientras Indridason siga ofreciéndonos su habitual maestría para la creación de personajes; mientras siga sumergiéndonos en las vidas cotidianamente temerosas de las personas normales que transcurren por la investigación. Lenta investigación, la de los años 40, donde un militar canadiense (ingeniero de puentes en la vida civil) ayuda a uno de los escasos y novatos policías dedicados a la investigación de homicidios en la isla. Apenas unos meses de cursillo en Gran Bretaña, para los nuevos policías islandeses.
Investigación también lenta, en el caso actual, porque hay que investigar a partir de indicios imperceptibles, de retazos del pasado, en la niebla de los recuerdos de ancianos, y cómo aquel crimen sin resolver afectó a las vidas de las pocas personas del entorno de la muchacha asesinada.
El presente, siempre se construye sobre los cimientos, fuertes o débiles, del pasado, nos dice Indridason. Somos ahora una sociedad civilizada pero hace unos años, unos pocos años, todavía había quien creía haber sido atacada por los elfos, que habitan en las rocas de los campos helados. Como Dolores Redondo y sus basajaúnes de los bosques de Baztan.
Pero las leyendas ocultan, en ocasiones, la peor de las violencias, la más despreciable, la violencia contra las mujeres indefensas, por parte de los de siempre, los poderosos. Poderosos que además cuentan con el silencio cómplice de aquellos que anteponen la familia a la verdad, la tradición a la justicia. En 'Pasaje de las sombras', una vez más Indridason demuestra que ha leído perfectamente a McBain y Maj Sjöwall y Per Wahlöö, esa pareja de suecos de nombre impronunciable, los creadores de Martin Beck. Los ha leído y los quiere, y nos quiere a nosotros como lectores, porque nos los pone al día, porque no hace un copiar-pegar.
Busque su sillón favorito, su silencio adecuado, con o sin música, abra las páginas bien traducidas de Pasaje de las sombras, y dispóngase a disfrutar sin sobresaltos, ni chorros de sangre, sin asesinos en serie, sin psicópatas convulsos. Producir placer sólo con la palabra justa, la mirada sosegada, la complicidad de un lector con un autor que siendo local nos interesa en todas las geografías.
Después al terminar ya no podrá utilizar más la expresión, "una más de nórdicos". Porque no todos los nórdicos son iguales.

Paco Camarasa es el librero de Negra y Criminal de Barcelona.

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