13 d’abril del 2011

Entrevista a Juan Bolea* por Araceli Otamendi

[Revista Archivos del Sur, 13 de abril de 2011]

Juan Bolea vino a Buenos Aires en 2008 a participar en la Feria del Libro y a presentar su novela policial Crímenes para una exposición publicada por Ediciones B. Este escritor de Zaragoza, España, es además padre de trillizos. No deja de llamarme la atención que pueda escribir novelas con semejante multitud en casa.

Lo entrevisté para Archivos del sur.

Pregunta: -¿Cuándo empezás a escribir novelas policiales?

Respuesta: - Yo había escrito al menos un par de novelas que podríamos considerar Novela negra: El manager y El gobernador donde ya me metía en la harina de la corrupción, analizaba el poder, bajaba un poco a las cloacas de la sociedad actual y esas novelas estaban muy cerca de la novela policíaca pero no tenían enigma, no tenían misterio o crimen. Entonces, cuando empecé a escribir Los hermanos de la costa en el año 2005 empecé a trabajar un caso de asesinato muy complejo que me abría muy buenas expectativas y entonces pensé y bueno por qué no invento una figura de un detective que ya me pueda servir para otros casos. Entonces imaginé la figura de Martina de Santo, decidí que fuese una mujer, una inspectora de policía.

P:- ¿Por qué decidiste que fuese una mujer la que investiga?

R: - Porque hombres en la tradición del género policial hay muchos. Es un poco cansino ponerse a imaginar otro. Mujeres hay pocas y en el mundo de la literatura en castellano hay pocas. Por otra parte estamos en el siglo XXI, las mujeres estáis en todos los frentes ya y hay una lucha por la igualdad y eso da una riqueza también. Hay una cierta cierta ideología en todo eso, una cierta rebeldía. Martina está rodeada de policías que son varones y ella se vale de sus derechos y lucha por obtener el respeto y eso es lo que quiere todo el mundo. Aparte yo creo que una mujer enfrentada al hecho criminal siempre aporta otra visión, le da a veces una mayor ternura, a veces una mayor comprensión, lo ve de otra forma que un hombre. Hay veces que me cuesta mucho trabajar los personajes, yo los trabajo, en mis cuadernos, los voy creando.

P.:- ¿De dónde nació el personaje de Martina?

R.:- Martina vino ella sola, realmente tuve que diseñarla apenas, pero a Martina la vi enseguida. Sí que la voy enriqueciendo, a lo largo de las novelas voy contando algo más. Su pasado, por ejemplo, si viene a cuento de la trama. El lector debe acompañarnos en la serie para ir conociendo al personaje. Es un personaje que está justificado por su visión policial y su sexto sentido. A un detective al final se le va a juzgar por su capacidad para resolver el misterio y ahí es donde Martina se enfrenta con casos de una gran dificultad como el de Crímenes para una exposición que exceden a la competencia de sus propios compañeros y ella tirando de unos hilos y de otros y aplicando la lógica deductiva y también las pruebas científicas y los métodos científicos consigue resolverlos pero también con un gran valor personal como siempre ha tenido el policía. Martina ella tiene una cierta leyenda, una conciencia heroica. El héroe siempre ha sido masculino, siempre ha sido solitario. La soledad ha sido un atributo del héroe masculino, y ahora encontramos aquí a una mujer que es Martina, que vive sola y que parece trabajar sola sin necesidad de precisar de nadie más. Entonces esa virtud de una mujer joven, atractiva y solitaria empieza a resultar inquietante porque no es frecuente. Eso ya es puramente literario, ya entramos en la literatura. Hasta ahí estamos aún en la comisaría, en la escena del crimen y a mi me gustaría que este personaje fuese un arquetipo como en su momento fue Sherlock Holmes o cualquiera de los grandes detectives capaz de sostener a lo largo de los años esa cualidad, ese olfato, esa inteligencia deductiva, y sobre todo para gratificar al lector. Son personajes para que el lector disfrute.

P.:- Para que las mujeres podamos disfrutar también, al leer tu novela me encantó que la detective fuera una mujer y que el autor de la novela tuviera esa ocurrencia. Yo creo que el machismo existe y existe en el arte también ...

R.:- Así es, en la literatura también.

P.:- ¿Qué repercusión hubo en España con estas novelas?

R.:- Muy buena, hay miles de ejemplares vendidos, tienen buenas críticas. La novela Mariposa de obsidiana -la novela anterior– se va a llevar al cine. Yo estoy muy satisfecho y también estas novelas fueron muy bien recibidas en México, en Venezuela. En estos dos países están entre los libros más vendidos. Para mi es una enorme satisfacción, porque el éxito no siempre está asegurado. Pero lo que yo más agradezco de verdad es ver que la gente ha disfrutado de una historia policial. Nosotros escribimos historias y solamente historias. Las historias tienen que ser lo más interesantes y divertidas posibles para que cumplamos la gran función nuestra que es entretener y hacer felices un ratito a nuestros lectores. Yo sólo por eso creo que vale la pena trabajar. Si además invitas al lector a que conozca alguno que otro de los trasfondos culturales con los que juego, en el caso de la última novela con los músicos rusos del siglo XIX.

P.:- En Crímenes para una exposición hay un trasfondo de ambientes lujosos, de los anticuarios, del mundo del arte. ¿Por qué elegiste mostrar este mundo en la novela?

R.:- Es una novela sofisticada, desde el principio lleva ese sello. No es una novela estrictamente realista. Yo procuro dar una cierta elegancia al planteamiento de la vieja lucha entre el bien y el mal. No son crímenes de salón. Yo describo el cadáver, la autopsia, el forense, pero hay una elegancia en la intencionalidad. El crimen no es brutal porque sí. Hay algo más detrás. Hay una intención, hay una inteligencia que ha preparado todo ello. A mi lo que me apasiona del hecho criminal es su propia naturaleza. Es decir por qué una persona adulta, en posesión de sus facultades mentales, a veces muy a menudo de una vida regalada y feliz puede llegar a cometer un acto vandálico, criminal, delictivo. Entonces esa pregunta no es fácil de responder; un autor policíaco está más cerca de responderlo que otro y yo intento entrar en ese mecanismo psicológico, en esos sentimientos oscuros que están por debajo de la sonrisa y de la alegría y de la apariencia y profundizar en nuestra propia naturaleza, ya que en nosotros está el bien y el mal, el ángel y el diablo, el beso y el puñal, por decirlo poéticamente. A mí eso me fascina, creo que siempre va a ser así, siempre vamos a estar indagando en esos grandes enigmas, porque somos el gran enigma, y de ahí es que la novela policíaca lo único que refleja es la naturaleza humana.
Hay un cierto desdén hacia la novela policial, algo con lo que no estoy de acuerdo.

P.:- Es cierto, hay un desdén cuando se dice: tal novela es policial, es una novela de género. También se puede leer una novela donde hay un crimen como si fuera un policial, hay una discusión sobre esto.

R.:- Yo he sufrido a veces un desdén en ese sentido, pues yo te aseguro que he salido siempre a favor del género, con mucho orgullo y llamándolo género porque es un género.
Porque tiene normas internas desde Edgard Allan Poe. Las del policial son normas básicas que hay que conocer. Y eso no significa que sea ningún desdoro literario, al contrario, yo creo que es una dificultad añadida. De hecho muchos grandes autores no han triunfado con la novela policial, porque no la han entendido, no han entendido la estructura.

P.:- No es fácil.

R.-: No es fácil y Agatha Cristie ha triunfado con una enorme popularidad. Yo creo entre Raymond Chandler o Dashiell Hammett y un Hemingway o un Dos Passos no hay ninguna diferencia a nivel estilístico ni artístico, ninguna. Y también otros muchos, hablaríamos de Patricia Highsmith, de Truman Capote, de tantos otros...

P.:- Todos son grandes escritores. Borges defendía la novela policial.

R.:- Borges es una excepción. Era un fanático, escribía cuentos con trama policial.

P.:- Borges era un defensor de la novela policial y también trabajó con la colección del Séptimo Círculo.

R.:- Era un defensor de la novela policial porque disfrutaba mucho de la novela policíaca. En el mundo de la literatura la novela policíaca es muy relajante. Cuando uno sale de Proust, o de Kafka o de Thomas Mann tropiezas con Chandler yo creo que es una fiesta. Tendríamos que tener las dos grandes referencias en la literatura creativa y no sentir desdén por la novela policial.

P.:- No conozco los motivos por este desdén por la novela policial...

R.:- Yo creo que a veces se ha hecho mala novela policíaca, no pasa nada, hay que encontrar los buenos autores y disfrutarlos.

P.:- En cuanto al trasfondo cultural de la novela, en Crímenes para una exposición aparece el ambiente del Teatro de ópera, hay ambientes lujosos, casas con piscina. Quisiera saber si conocés esos ambientes, si los has observado.

R.:- Yo procuro ser honesto conmigo mismo y con los lectores. Todos los escenarios que aparecen en mis novelas, en el caso de Crímenes para una exposición que son escenarios europeos y también del Caribe colombiano los conozco bien. Los he adaptado a la novela, yo nunca he utilizado un escenario, un país, una ciudad donde no haya estado el tiempo suficiente para captar al menos parte del alma de esa ciudad como tampoco he escrito de ningún asunto que yo no conozca o que no haya investigado. No me gusta eso, no sería capaz de escribir con una enciclopedia o a través de un libro de viajes.
El lector que vaya a la isla de Providencia en Colombia, o que visite el famoso
Teatro de la Ópera de Viena verá que es una escena en mi novela que al menos respeta ese ambiente. Yo creo que la ficción comienza a partir de allí. Uno tiene que ser honesto con los elementos con los que va a jugar, y luego hacer literatura sobre la ficción. Tiene que ser real el procedimiento, un aeropuerto no puede ser otra cosa que un aeropuerto...

P.:- El tema es que hay que saber describirlo.

R.:- Esa mezcla de realidad y ficción a mi me gusta mucho, es bonito. Es sugerente y te permite muchas licencias, y vuelves a la realidad y vuelves a la fantasía otra vez. Sales de la sala de autopsias terroríficamente real y de pronto aparece una especulación distinta.
Es una forma de entender la literatura que ha durado desde su nacimiento. Para la gente joven la novela policial tiene un gran atractivo. Yo entiendo que les cueste leer una novela de un gran clásico moderno como Joyce o como Faulkner, pero estas novelas entran muy bien y te llevan a otras. Es una manera de hacer guiños al gran público y de atraerlo, para que no esté todo el día en internet, o todo el día en los juegos electrónicos.

P.:- Tal vez igual estén conectados a internet o en los juegos pero si pueden leer una novela policial va a ser mejor.

R.:-Porque hay una literatura muy asequible que no le va a producir otra cosa que un placer. Pero hay que descubrirlo, esa es nuestra lucha. Tenemos armas, para hacerlo.

P.:- En España hay clubes de lectura de novela policial, está la biblioteca La Bóbila, la librería Negra y Criminal, recibo frecuentemente boletines de ellos y pienso cómo fue que en España se publican tantas novelas policiales.

R.:- Yo creo que estamos media docena o más de autores que escribimos novela policial con frecuencia. Ya hay una serie de citas como Zaragoza, Gijón o Barcelona donde anualmente se hacen ferias, salones literarios y el público español está apoyando esto. Es un momento interesante. Yo estoy convencido que en castellano se puede hacer una novela policíaca a nivel mundial y que podemos aportar mucho. Generalmente lo que viene de Estados Unidos cada vez es más estándar, más estereotipo, a veces tienes la sensación de que esa novela ya la has leído. Sobre todo los detectives son muy similares, en cambio nosotros tenemos otra forma de entender la construcción del personaje, el diálogo, nuestro mundo es diferente. En cuanto a otros escritores españoles, argentinos y de otros países descubran las posibilidades vamos a tener una gran oferta, no tengo ninguna duda.

P.:- También creo que en Francia la novela policial también está en auge.

R.:- Francia tiene mucha tradición en novela policial. Realmente estuvo casi desde el principio del nacimiento de la novela policíaca, y tiene muchos lectores. Ha generado colecciones especìficas, y legendarios autores como Simenon y alguno más. Francia es muy proteccionista y cuida mucho a sus autores.

Ahí el que triunfa, triunfa de verdad. En Alemania también hay mucha tradición de la novela negra, también en Suecia, y en Italia. En Europa la novela negra es un valor casi seguro. Yo creo que en América va a empezar también a funcionar.

P.:- Aquí en Buenos Aires se lee mucho novela policial y esto lo veo cuando doy cursos, hay alumnos que se han leido todo, entonces tienen ganas de leer otras cosas, de ver qué novedades y autores pueden leer, conocer.

R.:- Se trata de conseguir que dos o tres autores prendan, es como el comienzo de una novela, tú vas sembrando y dices mira éste va bien. Nosotros en España nos apoyamos bastante aunque competimos y eso es inevitable, pero mantenemos una actitud generosa y cariñosa entre nosotros.

P.:- ¿Qué autores españoles podrías nombrar?

R.:- Lorenzo Silva, Alicia Giménez Barlett, Paco Taibo, son autores de relieve y están trabajando muy bien. José Carlos Somoza, hace un trhiller, a veces de enigma muy interesante. Hay también otros escritores. Están trabajando muy bien y sobre todo defienden el género. Sabemos que si el género va bien nosotros iremos bien.

P.- : ¿En qué región de España vivís?

R.-: Yo vivo en Zaragoza, es la región de Aragón, es norte. Está justo entre Barcelona y Madrid. Paso parte del año de un lado al otro, soy una especie de trotamundos, y luego me encierro seis meses para trabajar.

P.- ¿Necesitás aislamiento para trabajar?

R.:- Pues no del todo, pero sí una cierta una tranquilidad, no quiero perder la concentración durante más de un par de días porque entonces me resulta muy duro. Yo trabajo a diario, soy muy metódico para trabajar, muy disciplinado.

P.:- ¿Trabajás en tu casa o afuera, en los bares, por ejemplo?

R.:- Normalmente trabajo en mi casa de noche, casi toda la noche, hay un enorme silencio. Y ahí consigo concentrarme. Tengo un estudio, tengo niños pequeños, pero están dormidos.

P. ¿Trabajás en un estudio que está aparte de la casa?

R.:- Sí, tengo un estudio aparte y los niños lo respetan. Los niños están muy contentos de tener un papá que escribe cuentos.

P.: -¿Y le escribis algo para los niños?

R-.- Si, a veces les escribo para que se diviertan o para que se los lean a sus amiguitos.
Yo tengo trillizos.

P.:- ¿Todos son varones?

R.:- Son dos niños y una niña. Y un día me invitaron en Navidades a un Centro cultural donde iban a ir los niños y me dijo el director: por qué no les lees un cuento y yo jamás había escrito un cuento para niños. Entonces escribí un cuento que se llama El misterio del papel de plata cuyos protagonistas son los trillizos detectives. A los trillizos no les había dicho nada. Y luego cuando vinieron al acto y empecé a leer, les había cambiado los nombres a los personajes pero conté la historia de los trillizos, cómo nacieron, entonces, vieras la cara que iban poniendo, se iban mirando y ponían una cara curiosísima. Era un cuento policíaco para niños.

P.:- ¿Qué edad tenían los niños?

R.:- En ese momento, el año pasado, tenían siete años. El misterio del relato policial encanta a los niños, por eso yo creo que la novela policíaca está en la base de la ficción. Porque a los niños cuando hay misterio, un enigma, una pista, los niños ya no pueden soportar no saber el final. Eso indica que la curiosidad por el enigma, por saber el final de un misterio está en nuestra naturaleza. Así como el amor por la ficción es de los primeros rasgos que viven mis hijos.

P.-: Si un cuento le interesa al niño quiere decir que es bueno.

R.:- Yo te diría que la curiosidad es consustancial al ser humano, es una de las grandes características nuestras. Dentro del ser humano hay algo que nos invita al sueño y a la ficción, eso es natural.

*entrevista publicada originalmente en la revista Archivos del Sur

(c) Araceli Otamendi - Archivos del Sur -2008 - Todos los derechos reservados


La obra narrativa de Juan Bolea (Cádiz, 1959) arranca con El palacio de los jardines oblicuos (premio Ciudad de Alcalá de Novela Corta) y prosigue con dos novelas muy bien acogidas por la crítica: Mulata y El color del Índico, cuya trama transcurre en escenarios africanos. Con Ediciones B ha publicado El manager, una visión paródica del mundo del espectáculo y la política, en 2001, y dos años más tarde El gobernador, un ácido retrato de la autoridad y del conflicto generacional.

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