Rabiosamente trepidante
Uno no siempre tiene la oportunidad de decir de una novela de setecientas páginas que es trepidante y que no le sobra una sola palabra. El poder del perro de Don Winslow es lo mejor que he leído en los últimos tiempos. Una visión histórica, desde los años setenta hasta la actualidad, que se centra en la lucha contra el narcotráfico en la frontera entre México y los Estados Unidos.
Al mando de toda la operación, Art Keller, un joven agente de la DEA que es capaz de perderlo todo —o casi todo— con tal de acabar con el imperio de la droga. Al frente, los temibles hermanos Barrera apoyados por una larga lista de malhechores.
Encadenados en la misma guerra a lo largo de tres décadas, los personajes se ven envueltos en multitud de misiones sangrientas, en las que el opio, la heroína y el armamento ilegal son el pan de cada día —acercándonos, capítulo tras capítulo, al mismísimo infierno— y donde abundan unos personajes de lo más variopintos: curas sospechosos, prostitutas de lujo, mafiosos de todo tipo e irlandeses católicos. Nadie queda absuelto en la novela de Don Winslow, ni la policía, ni los políticos, ni el Vaticano, ni la ciudadanía. Los diálogos secos y punzantes —que recuerdan a James Ellroy— sacuden al lector desde la primera página a través de un lenguaje sórdido y periodístico.
Tan sólo una advertencia: algunas de las escenas duelen y hacen palidecer a cualquiera a través de un realismo crudo y sin adornos. En definitiva, hasta el título, que retoma un pasaje bíblico, es desesperanzador ya que se refiere “a la habilidad de los ricos y poderosos, capaces de oprimir a los pobres”. Ya ven, como la vida misma.
El poder del perro
Don Winslow
Random House Mondadori (Roja y Negra), 2010
719 páginas
17,90 €
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