28 de juny del 2007

Ley garrote

[La Gangsterera, junio de 2007]

José Ramón Gómez Cabezas

Ricardo Arjona es un cantautor guatemalteco de bastante éxito y prestigio en toda América Latina, en uno de sus últimos discos llamado Santo Pecado nos cuenta la sobrecogedora historia del secuestro de una muchacha de apenas nueve años, la canción se titula la nena.

En Tiempo de Matar un reciente libro publicado en la maravillosa colección calle negra de la editorial La Factoría de Ideas, también se relata, desde la perspectiva de un thriller anglosajón, las vivencias de una serie de muchachas cautivas de un asesino en serie.

La canción de Arjona y la novela de Lisa Gardner, aunque bien distintas, tienen elementos comunes, principalmente porque ambas relatan desde la perspectiva de la victima.

En Ley Garrote la psicosis generalizada de los secuestrados, producida por el cautiverio, está supeditada al devenir externo de los acontecimientos. Gil Baleares, ex policía judicial mexicano, en la actualidad investigador privado, intenta, pese a todo y pese a todos, dar con los secuestradores de Alicia del Moral, hija de un pequeño empresario al que le piden una cantidad exorbitante de dinero.

Las cosas evidentemente se complican, sobre todo cuando intervienen las fuerzas oficiales, corruptos o no, nadie está dispuesto a renunciar a su parte del botín.

En lo personal tampoco es que le vaya muy bien a Gil, vive permanentemente en el recuerdo de su ex mujer que hace tiempo lo abandonó, para colmo tiene que compartir sus días y sus casos con su padre El perro Baleares, una auténtica leyenda policíaca en sus horas mas bajas, convaleciente de por vida de la enfermedad del olvido.

A pesar de todo Gil Baleares intentará llegar al final del asunto, no por ética ni principios, más bien porque su cuenta bancaria está casi peor que él y lo que le importa en estos momentos es la oferta que le hace el concesionario de Nissan para comprarse un Tsuru color plata.

Hasta ahora la mayor parte de nosotros solamente conocíamos un investigador privado en México D.F., Héctor Belascoarán. Bien, pues el atípico y maltrecho detective puede retirarse tranquilo ya tiene un digno sucesor, eso si la serpiente en forma de ciudad que es el D.F. no lo devora antes.

En “Ley Garrote”, Joaquín Guerrero-Casasola compone una de esas novelas fáciles de leer pero muy difíciles de digerir, de asimilar. Mas de 300 personas secuestradas en un año son las tristes cifras que encumbran al secuestro express como la nueva industria sin chimeneas de México. Guerrero-Casasola nos presenta una auténtica tesis sobre el tema pero no desarrolla un tratado universitario sino que aprovecha toda la fuerza de la novela negra para hincar sus garras en lo profundo de nuestra conciencia.

El autor, con una narrativa precisa, compone un relato que destila buenas dosis de sarcasmo e ironía, el arma de los últimos optimistas, sin caer en banalidades o estereotipos. Su novela está poblada de personajes atractivos sobre los cuales se podrían desarrollar miles de historia paralelas como José Chon, fiel reflejo de una frustración generalizada que no soporta la idea de que su hija forme parte de otra generación sacrificada de jóvenes sin futuro, cargada de hijos, deudas y mediocridades.

La trama sencilla y directa, sin distracciones de relleno, engancha desde el principio, está construida con solidez y resuelta unas dosis precisas de espectacularidad que le confieren a “Ley Garrote” una estructura maravillosamente ágil que el lector agradece.

Y de fondo, como no, la protagonista en la sombra es esa gran mole urbana tan bella y desesperanzada como es la ciudad de México D.F.

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