[L'H Confidencial, 53. L'Hospitalet: Biblioteca la Bòbila, maig de 2007]
El más conocido de los autores italianos de novela criminal es sin duda Giorgio Scerbanenco (1911-1969), cuyos inicios en los años cuarenta no sobrepasaron tampoco el marco de la imitación anglosajona con las novelas protagonizadas por Arthur Jelling, un archivero de la policía de Boston. Pero veinticuatro años después Scerbanenco vuelve a la novela criminal y trae ahora un nuevo detective, un detective italiano y milanés, que se desliga completamente de la
tradición policíaca extranjera y viene a inaugurar de hecho la moderna corriente literario-criminal del país.
Duca Lamberti es en realidad médico, hijo de un policía romañolo que marchó a Sicilia con la ilusión de combatir a la Mafia, pero sólo obtuvo una cuchillada en el hombro, que le paralizó el brazo. Destinado por ello a la burocracia policial milanesa, a costa de sacrificios consiguió que su hijo se doctorase en medicina y que ingresara en la clínica del doctor Arquate. Pero Duca Lamberti decepcionó a su padre. Llevado por su amor al prójimo, por su compenetración con el
sufrimiento ajeno, inyectó ircodina a una anciana cancerosa consciente de su próximo fin y la mató. Y en el proceso subsiguiente fue condenado a tres años de prisión por practicar la eutanasia, sin posibilidad de seguir ejerciendo su profesión. Al doctor Duca Lamberti le conocemos –en Venus privada (Venere privata, 1966– cuando acaba de salir de la cárcel. Poco se sabe de su aspecto, únicamente, que era "más bien alto, más bien delgado, de rostro más bien desagradable". Y que en ese momento le estaba prohibido el ejercicio de la medicina y carecía de vida...
Consulta'l a: http://www.l-h.cat/biblioteques/bobila/fe_lhconfidencial.shtml
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