El siniestro negocio del contraespionaje está representado por una serie de magníficos personajes: Quayle, compuesto de sabiduría, genio administrativo y la capacidad de vivir sin dormir, sin vino ni mujeres; Shaun O'Mara, que ama todas esas cosas, parece un actor y es un aristócrata, y trabaja con sutileza, maestría y distinción; y Ricky Kerr, un retrato hábilmente dibujado de un hombre que no es capaz de mantener el ritmo. Las mujeres, por supuesto, se visten soberbiamente, se mueven como ángeles, son tan hermosas como diamantes y, con una notable excepción, se comportan de manera abominable.
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Només la contra que ja ens parla de dones abominables i del cap de contraespionatge que viu sense vi, sense dormir i sense dones i, d'un espia que ama tot això, ja dona una idea de com serà aquesta novel·la que comença al París ocupat.
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