VÍCTOR-M. AMELA
[La Contra. La Vanguardia, publicat el 10 de novembre del 2023]
“Llevo 72 años tocando jazz al piano, ¡soy un diplodocus!”
Tengo 92 años. Nací en Cornellà y vivo en Barcelona. Estudié ingeniería técnica... pero he sido ¡y soy! pianista de jazz. Estoy casado, tengo una hija, Ingrid (50), y dos nietos, Paula (20) y Marc (16). ¿Política? Un Estado catalán. ¿Creencias? Agnóstico. Toco el piano en público dos veces por semana.
“Llevo 72 años tocando jazz al piano, ¡soy un diplodocus!”
‘Baixos Fons BSO’
Es un personaje por su talento, locuacidad y picardía: nonagenario, sigue tocando al piano su jazz. Dice que es vago porque solo ha ambicionado mover los corazones y cuerpos de los que le escuchan. No es vago, es sensato. Se enamoró del jazz de jovencito, en los bajos fondos de Barcelona, y sigue acariciándolo dos noches por semana. De su arte ha vivido decentemente. Tiene opiniones propias: dice que el free jazz es un buñuelo y que “el jazz es una música rítmica de raíz africana que pasó a los negros de Luisiana, analfabetos por explotados: ¡su swing es único!”, me ilustra. Sabrá más quien visite la exposición Baixos Fons BSO (Biblioteca La Bòbila, l’Hospitalet, del 4 al 24/XI): discos, carteles, programas de conciertos, libros... y el testimonio del gran Pere Ferré.
Cuándo empezó con el piano?
Era 1951, tenía 21 años, tocaba en Saratoga, Embassy, Arizona, Candilejas... en Barcelona. ¡Soy un diplodocus!
El diplodocus sigue tocando.
Toco en el club JazzMan, los lunes noche. Y en Il Giardinetto, los martes.
Entonces lleva...
...72 años seguidos: me río de Raphael, Serrat, Miguel Ríos... ¡Empecé yo antes!
Y sigue.
Soy el pianista de jazz más longevo de España. Podría haber hecho una carrera rutilante... pero he sido un gandul.
¿Gandul?
Soy manta. Jugaba al fútbol con pelotas de trapo, sin vocación de nada. Soy vago.
¿Se culpa?
¡No! Me lo he pasado bomba con mi piano y sigo disfrutando al tocar jazz.
¿Qué momento fue el mejor?
Ir a Estocolmo con apenas 28 años. Mi primera vez fuera de España, era 1958...
Difícil salir entonces...
Tenía que ir Tete Montoliu, pero no pudo y me pidieron sustituirle.
¡El gran Tete Montoliu!
Ciego de nacimiento, tocaba como nadie. Éramos amigos desde niños. Un día vimos al Latin Quartet. “¿Alquien quiere subir a tocar?”, preguntaron. Tete y yo, con dieciséis años y pantalones cortos. Tete subió.
¿Y?
¡Todos con la boca abierta! Tete era un genio y yo no.
¿En qué consistía esa genialidad?
En su técnica increíble. Y en que, para él, la vida era un piano. Yo, en cambio, era intuitivo. Y la vida era más que un piano.
¿Qué le pareció Estocolmo?
¡La hostia! Aquí tenías que pagar para follar, ¿sabe?
Era la España nacionalcatólica.
Lo pasé tan bien que al volver a la Barcelona gris... ¡sufrí una crisis de caballo!
Se deprimió... pero salió adelante.
Los locales nocturnos me salvaron: tocar entre el humo que podías cortar con navaja, el alcohol... Y peleas de madrugada: siempre alguien escondido bajo mi piano.
No se aburría usted.
De día trabajaba en mi tienda. Y de noche, en los clubs.
¿Qué tienda?
Vendía lámparas, lamparitas, bombillas...
¿Recuerda nombres de los clubs?
Jack’s (en la Peña Taurina Chamaco), Jamboree (antes Brindis), Café Rigat, Frontón Colón, con putas y marines, Club Hondo, privado (de ahí salió el Dúo Dinámico)... Veía chicas, había discos, un ambiente más liberal...
Y usted ¡feliz!
Claro. Y en el Embassy, Las Vegas, Bikini... Y con los hermanos Phil y Jack Hand.
¿Quiénes eran?
Músicos norteamericanos, que un día se esfumaron.
¿Por qué?
Un mayorista de género, Francesc Rovirosa, casado, se encoñó de una tal Pilar Alfaro, que un día quiso atracarle con ayuda de otro tipo... al que se le fue la mano.
¿Mataron al mayorista?
Apareció su cadáver apuñalado. Le relacionaron con Pilar... que era amiga de los Hand. ¡Ahí podría haber pringado yo!
Y se fueron con la música a otra parte.
Marines norteamericanos de la VI Flota habían popularizado el jazz en la Barcelona del barrio chino y bajos fondos...
¿Y usted empezó en la música y el piano con esos músicos?
Me inició mi abuelo: él había tocado el piano en las películas mudas del cine Titán de Cornellà, en los años veinte.
¿Cuántas piezas distintas puede tocar?
Me sé de memoria unos 520 temas.
¿Qué pieza le emociona más?
Prelude to a kiss , de Duke Ellington: noto a la chica a punto de besarme...
¿Qué estilo es su favorito?
Middle. ¡Pero lo mío era llenar la pista! En Il Giardinetto se me acercó García Márquez y canturreó: “¡Usted y yo podríamos ganarnos la vida de gira!”, me bromeó.
¿Con qué artistas que podamos conocer ha tocado usted?
Vi aquí a Dizzy Gillespie en 1953... Toqué con Earle Warren, Melba Liston, Bill Coleman, Perry Robinson, Chuck Israels, Arnold Wise, Don Byas, Pony Poindexter, Hal Singer, Gloria Stewart (¡inolvidable cantando My funny Valentine!), a la que Vázquez Montalbán dedicó un poema...
¡Mis respetos!
Admiro a Erroll Garner, Bill Evans, Oscar Peterson... Hoy los músicos tienen gran formación...¡pero menos personalidad!
¿Volvería atrás?
Estoy bien así. Mire, cada día me acostaba a las tres de la madrugada, y a las ocho de la mañana en la tienda... Para ser gandul ¡ya ve que he trabajado mucho!
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