En una de las candentes cubas de la cervecería de Eustace Bunnett, hombre aborrecido y violento, se descubrió el esqueleto de su perro. Quince días después Eustace Bunnett desapareció. En la misma cuba donde el perro desapareció, se encontró un esqueleto humano. El asesinato del perro había sido un ensayo para el asesinato de un hombre.
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