1. ¿Utilizas las bibliotecas o archivos para documentarte para tus libros?
Bibliotecas y archivos siempre han sido esenciales para mí. Cualquier tema que aborde me exige una fuerte base documental, incluso en las obras de ficción. Es lo único que garantiza cierto rigor en el tratamiento de los temas, históricos o actuales. Libros, documentos y testimonios son imprescindibles para tener unos cimientos sólidos sobre los que luego puedes fantasear libremente. Es más, en mi opinión no solo no te limitan, sino que te aportan elementos inesperados para la ficción.
2. ¿Tienes un bibliotecario en tu interior y recomiendas libros a tus amigos y familiares?
No soy muy propenso a recomendar. Quizás porque tengo un criterio y unos gustos “particulares”. Como lector soy bastante indisciplinado y me mueve la curiosidad. En este momento estoy leyendo “Danza macabra” un divertidísimo ensayo de Setphen King sobre el cine y la literatura de terror.
3. ¿Qué te gusta más, leer o escribir?
Es inseparable. En las novelas encuentro siempre el aliciente de estilos y escrituras muy distintas, de las que puedes aprender mucho. En los ensayos hay puertas que se abren, temas, ideas… que me animan a indagar y a menudo a terminar escribiendo. Al leer tengo la sensación de caminar por un sendero que se ramifica hasta lo interminable.
4. ¿Lees novela negra y/o policíaca?
No especialmente. Fui lector de novela negra cuando era joven. Ahora recurro al género negro porque es el que encaja mejor en los temas que me interesan. Crímenes políticos, censura, tramas de corrupción financiera… en la España de los 60. Es ficción en torno a la memoria histórica más próxima, pero es una década muy reveladora porque sentó las bases de muchas de las cosas que siguen pasando actualmente en este país.
5. ¿Cuáles son tus autores de cabecera de género negro?
Vázquez Montalbán, Donna Leon, Leonardo Padura, Patricia Highsmith… por citar algunos muy dispares.
6. Un libro que te entusiasmó:
Recientemente “Un andar solitario entre la gente” de Muñoz Molina porque es un retrato intimista de alguien que deambula, aparentemente de forma caprichosa, por dos ciudades hacia las que siento una especial debilidad, Nueva York y Lisboa.
7. ¿Nos puedes enviar una foto del lugar donde escribes?
Es el estudio en Madrid que comparto con mi pareja. Tiene mucha luz y da a una plaza bastante bulliciosa. Durante el confinamiento impresionaba asomarse al balcón. Empecé a echar mucho de menos el ruido de la calle.
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