Matías Néspolo
El autor
italiano publica su segunda entrega de novelas escénicas 'El món no em deu
res', mientras prepara la adaptación de su serie del Caimán para la RAI
Junto con
Andrea Camilleri es uno de los grandes del giallo, del género policiaco
italiano en la línea de afinidad mediterránea de Petros Márkaris, Jean-Claude
Izzo o el añorado Vázquez Montalbán. Pero a diferencia de todos ellos, Massimo
Carlotto (Padua, 1956) lleva a cuestas una experiencia vital que no cabe
ninguna novela, ni negra ni color alguno. Viejo militante de Lotta Continua,
Carlotto sufrió en sus carnes las torturas y las arbitrariedades de un sistema
judicial empecinado en encarcelarlo a cualquier precio. Y tras años de fugitivo
entre Francia y México acabaría purgando una larga temporada en prisión por un
crimen de sangre que no cometió. De algo de eso trata una de sus más celebradas
novelas, Il Fuggiasco, a medias autobiográfica.
En todo caso, a buena parte de
ese background vital el italiano le ha sacado provecho con su exitosa serie de
El Caimán, traducida a una decena de idiomas, que ya suma 12 entregas. Serie de
la escribe un guion para teleserie en la RAI que se estrenará en 2019, y de la
que ahora Debolsillo recupera sus dos primeras entregas; La verdad del Caimán y
El misterio de Mangiabarche. Pero lo cierto es que Carlotto, invitado
recientemente al festival BCNegra, es algo más que un autor de novela negra,
porque además de guionista y de autor de cómic también se ha convertido en un
dramaturgo de éxito.
«El riesgo del género es la repetición del mismo esquema,
crimen y resolución, y la escritura es experimentación e ir más allá», explica
el italiano. «El crimen es una excusa para enfrentarse a la realidad. Y el noir
es una perspectiva que no debe atarse a la novela, sino reafirmarse en otros
géneros y formatos», dice. Eso mismo es lo que ha hecho Carlotto con Nada más
en el mundo, una singular novela breve de la que escribió simultáneamente su
versión dramática y ya lleva varias temporadas de éxito en la escena italiana.
Ahora presenta aquí la segunda entrega de lo que ya proyecta como una trilogía
sobre la crisis, El món no em deu res, publicada en catalán con traducción de
Pau Vidal en Alrevés. Otra breve y peculiar novela negra, con su
correspondiente versión teatral, sobre un ladrón de ocasión en Rímini y una ex
crupier retirada de origen alemán, que lo sorprende en plena faena en la
mansión burguesa en la que se ha colado por una ventana abierta. Un encuentro
fortuito entre dos perdedores que, a lomos del combate dialéctico o emocional
de una larga conversación, tal vez se convierta en la complicidad de un crimen
mucho más grave que el simple hurto.
«Son dos personajes muy diferentes que me
sirven para narrar lo fácil que es perderse en este mundo», explica el autor. Y
al mundo que se refiere es el resultante de la crisis económica global de hace
una década. Si en la primera entrega Carlotto exploraba el impacto de la
economía en transformación de las ciudades y, en concreto, en la destrucción de
los barrios obreros de Turín; «aquí la reflexión apunta a ver cómo la crisis ha
afectado la vida personal de la gente», explica.
Pero cuidado, porque lo que
también ha herido de muerte la crisis y quizá para bien, es el sustrato
machista de la idiosincrasia italiana. «Surge un retrato de la incapacidad de
la perspectiva machista para interpretar un mundo en crisis. La figura femenina
tiene una visión mucho más lúcida y clara de lo que está sucediendo», explica
Carlotto.
Las ventajas de llevar el noir a otros formatos como la nouvelle y la
obra teatral parecen evidentes. Pero no significa que Carlotto abandonará a su
sabueso Marco Buratti, alias El Caimán, nacido ya hace 23 años, al que prometa
volver. Lo que sucede es que «a veces es necesario romper esquemas, porque la
escritura debe contaminarse con todo lo que la rodea», concluye el escritor.
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