Gabriel Di Nicola
El creador del comisario Kostas Jaritos explicó las nuevas reglas del género y contó por qué no escribirá una historia de amor
Petros Márkaris no dudó. Con firmeza y con humor, habló de la novela policial y sostuvo que la gran revolución literaria en el género es haber cambiado el enigma: "¿Por qué una persona mata? ¿Por qué alguien se transforma en asesino? Lo que importa es qué hay detrás del asesino". En cambio, para el escritor griego, de 80 años, en una novela negra ya no importa contar en los primeros capítulos quién es el asesino. Lo valioso, dijo, ante un auditorio que lo escuchaba con admiración, es lo que hay detrás del crimen. "Durante mucho tiempo, el modelo de novela policial era el británico, donde el detective descubría quién era el asesino en el final de la obra. Eso ya no le importa a nadie. En Muerte en Estambul conté quién era el asesino en el capítulo tercero, pero no se sabía por qué mató", explicó.
Márkaris, que acaba de publicar Offshore (Tusquets), está de visita en Buenos Aires y participó de una charla abierta con la escritora argentina Claudia Piñeiro. "El policial como relato de la sociedad" fue el disparador del encuentro, organizado por la Fundación OSDE y patrocinado por Tusquets y la embajada de Grecia en la Argentina.
Después de un pequeño inconveniente con los equipos de traducción simultánea (las preguntas eran en castellano y las respuestas, en inglés) y la transmisión de un corto sobre el regreso de Márkaris a Estambul, en Turquía, la charla comenzó con las consultas de Piñeiro. Nació en Estambul en 1937, hijo de padre armenio y madre griega. Decidió escribir con la lengua materna y vivir en Grecia. Se hizo conocido mundialmente y ganó el prestigio merecido con las novelas policiales protagonizadas por el comisario Kostas Jaritos, integrante del departamento de homicidios de Atenas.
Ante una pregunta del público, el escritor dejó otra afirmación sobre el género: "La novela policial es la manera más cómoda de hablar de los problemas sociales de un país", sostuvo el autor, que cautivó a su público con la denominada Tetralogía de la crisis, donde a partir de homicidios y muertes reflejó el desbande económico que sufrió Grecia a partir de 2010.
"Cuando, en 2010, comenzó la crisis, algunos nos decían que no iba a ser tan malo para el país como parecía. En dos años se termina, afirmaban. Pero ya sabía que la crisis no había venido como turista, sino como residente. Había venido para quedarse. Supe desde el comienzo que iba a durar más de lo que sostenían. Un periodista me preguntó si la crisis iba a durar tanto como para que yo pudiera terminar una trilogía. Le respondí que íbamos a tener suerte si sólo eran tres novelas", explicó con ironía..
Pero ¿cómo sería si el dinero volviese a Grecia?, ¿cómo reaccionarían los griegos? Fue el disparador de Offshore, una novela donde todo comienza con un supuesto homicidio en ocasión de robo, pero después aparecen en un escena el móvil de un ajuste de cuentas y el descubrimiento de que la víctima estaba vinculada con "tráficos ilegales". Una semana después de que entregó la obra, el mundo conocía el escándalo de los Panamá Papers y los secretos de las cuentas offshore. "Mi editor pensó que yo sabía lo que después reveló la prensa mundial."
¿Cómo nació el comisario Jaritos?, preguntó Piñeiro. Márkaris sonrió. "Escribí una serie de TV exitosa llamada Anatomía de un crimen, pero después de un par de temporadas estaba agotado y fui a hablar con el gerente para decirle que quería dejar. Me miró como si estuviese loco. No entendía mis motivos, si yo ganaba muy buen dinero y ellos también. Me pidió que siguiera tres meses más y cuando escribía los nuevos libretos se me aparecían frente al escritorio un hombre, una mujer y una niña, una familia de clase media baja. El hombre era persistente, no se quería ir. Era una especie de tortura. Había que hacer algo con esos personajes." El hombre, la mujer y la niña terminaron siendo Jaritos; su esposa, Adrianí, y su hija, Katerina.
Por último, entre emoción y risas, Márkaris explicó por qué escribe novelas policiales y no historias de amor. Relató la historia de su abuelo, un armenio de una familia muy rica que vivía en Turquía y que se enamoró de una joven griega que había comenzado a trabajar en su casa. Fue amor a primera vista. Pero su padre no lo dejaba casarse. Él insistió y fue desheredado. A partir de ese día no volvió a hablar en idioma armenio. Se fue con su enamorada, se casó y tuvieron hijos. "Cuando le conté esta historia, mi editor me dijo que la tenía que escribir. Pero le dije que no escribo historias de amor porque me gusta matar gente." Volvió a reír y el público no paró de aplaudirlo.
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