25 de març del 2017

Jo Nesbo: "El crimen es el medio para hablar de la condición humana"

[El Cultural, 24 de marzo de 2017]

Laura Fernández

Una cita de Tinder puede acabar en cadáver con marcas de colmillos en el cuello. Pero no unos colmillos corrientes, sino unos metálicos. Harry Hole, el detective de Jo Nesbo, se enfrenta en La sed (Reservoir Books) a un asesino en serie vampirista, y su autor pasa por Barcelona para participar en Kosmópolis y diseccionar esta última entrega de su serie en marcha.


Jo Nesbo, el escritor noruego más vendido del momento - junto a, probablemente, Karl Ove Knausgard -, el creador de Harry Hole, cuyos casos han sido traducidos a 40 lenguas y de los que se han vendido la friolera de 33 millones de ejemplares en todo el mundo, dice que sus amigos lo consideran un tópico entre los tópicos. El escritor de novela negra que ha perdido por completo la cabeza y no hace otra cosa que leer libros sobre asesinatos. "Estos días estoy leyendo On Killing, un ensayo de Dave Grossman sobre el coste psicológico de romper todas las barreras y acabar aprendiendo a matar, en la guerra, o donde sea, y cuando cualquiera de mis amigos entra en casa y ve el libro, me suelta un: 'Vale, estás realmente enfermo', y es divertido, pero, bueno, no siempre estoy leyendo cosas así, aunque sí, claro, me interesa todo lo que tenga que ver con el crimen, porque el crimen tiene que ver con la condición humana", dice.

Aunque estamos en un interior, el interior de una cabina de doblaje, una pequeña caja de zapatos con aspecto de sala, no se ha quitado ni el gorro de lana ni la chaqueta, un anorak de los que debe usar en su Oslo natal, donde sigue liderando a la banda de rock Di Derre, y escalando. Escalar es una de sus pasiones confesas. Sea cual sea el caso, su paso por Kosmópolis, el festival de literatura que estos días se celebra en Barcelona y que tiene como eje la cultura del cambio, tiene más que ver con la idea que ha dado pie a la serie Occupied, su suerte de distopía política ambientada en un futuro no muy lejano en el que Rusia ha invadido Noruega con el único fin de acceder a su explotación petrolífera en un momento en el que la crisis del cambio climático ha dejado al mundo a oscuras - en muchos sentidos -, que con el bueno de Harry Hole. Pero puesto que la entrega número 11 de la serie que protagoniza el a menudo huraño detective, La sed (Reservoir Books) acaba de llegar a librerías, y por primera vez lo ha hecho de forma simultánea en todo el mundo, es inevitable hablar de ella con un Nesbo cada vez más 'rock star'. En todos los sentidos. Mira el reloj a menudo y controla cada minuto de su precioso tiempo, para asegurarse de que no está regalando nada. Su vida, lejos de casa, es un conceder una entrevista tras otra, y quizá por eso parece, sobre todo, cansado, y aburrido.

Pregunta.- Hablaremos de Harry, pero díganos en primer lugar qué le llevó a la idea para Occupied, y de qué manera le preocupa el cambio climático y cómo la ficción puede hacernos tomar conciencia de lo necesario que es que cambiemos nuestros hábitos.
Respuesta.- Oh, Occupied no es estrictamente una serie sobre el cambio climático. El cambio climático es sólo el punto de partida. De lo que verdaderamente va la serie es de cómo reacciona un país ante una invasión. De los valores reales de ese país. De cómo encajan la libertad de expresión, la independencia y la soberanía en el día a día de la gente que vive en un país ocupado. Y de qué estarías dispuesto a sacrificar por la libertad, y de la misma idea de libertad, ¿qué es la libertad? ¿El vivir de forma tranquila, confortable, o el poder cambiar aquello que no te gusta?

P.- Sí, el cambio climático es el punto de partida, y supongo que no puede evitar volver sobre él. Incluso en La sed hay una pequeña mención al hecho de que las cosas están cambiando y se está poniendo en jaque al gobierno.
R.- El cambio climático me interesa porque pone a prueba la democracia. Es decir, pone a prueba al sistema democrático en el sentido de que puede que éste no esté preparado para hacerlo frente. Porque se necesitan respuestas rápidas, y el sistema democrático es muy lento, y quizá no resulte útil en un contexto así, en el que China, sabiendo lo que sabemos de su sistema, sería mucho más eficiente, porque el poder está más centralizado y las decisiones que se tomarían serían más rápidas y por lo tanto más efectivas.

P.- Centrándonos en Harry ahora, por primera vez le vemos realmente feliz. Cuando arranca La sed, Harry está dando clases en la Escuela Superior de Policía, está sobrio, lleva tres años felizmente casado con Rakel... Pero no tiene suficiente.
R.- Sí, Harry es feliz, pero se mueve sobre una fina capa de hielo, sabiendo que no puede durar demasiado. Lo tiene todo, pero él quiere más. Quiere volver a la calle. Quiere volver al trabajo, aunque eso le cueste su felicidad. Está dispuesto a sacrificarlo todo por volver al trabajo, e intentar dar caza a un asesino que quedó en libertad en su momento y al que no puede quitarse de la cabeza. Está atravesando ese momento. Tenía que llegar tarde o temprano.

P.- ¿Sigue usted defendiendo que tiene un plan para Harry?
R.- Por supuesto que lo tengo. Pero no pienso hablar de él con nadie. Sólo diré que Harry no va a durar eternamente. Pero, de momento, ahí sigue.

P.- Volviendo a La sed, el asesino en serie al que se enfrenta en este caso es un vampirista: un tipo que sufre el síndrome de Renfield, que se bebe la sangre de sus víctimas o que más bien mata para poder beber esa sangre, ¿cómo dio con la historia?
R.- De casualidad. Andaba buscando otra cosa y di con ese extraño síndrome. Me fascinó descubrir que había sido polémico desde el principio. Que algunos psiquiatras ni siquiera lo reconocen como síndrome, y que de hecho lleva el nombre del sirviente de Drácula en la novela de Bram Stoker. Me gusta la idea de casar ciencia con mito. Y que, a lo largo del tiempo, algunos de los asesinos en serie más famosos de la historia han sido considerados vampiristas.

P.- Entre ellos el llamado vampiro de Dusseldorf...
R.- Sí, lo de Peter Kürten - ése era su nombre - es increíble. Fue acusado de matar a siete personas, y beberse su sangre, pero es que cuando fue condenado a morir decapitado, le dijo a su médico si sería posible contemplar la sangre que iba a brotar de su cuello cuando se lo cortaran antes de morir. Una auténtica locura.

P.- La novela se titula La sed porque precisamente habla de esa sed de sangre. Y es curioso porque, en cierto sentido, Harry y el asesino comparten esa 'sed', sólo que lo que para uno es sed de sangre, para el otro es lo que podríamos llamar sed de justicia, ¿no cree?
R.- Sí, sin duda. A Harry y el asesino les mueve un mismo deseo, una misma sed. Los asesinos en serie se sienten obligados a cometer otro crimen y después de ese otro, porque creen que el primero, o el anterior, no fue perfecto, que podría ser mejor. Y eso es lo que hacen cuando cometen otro crimen, intentar mejorarlo. En el caso de Harry lo que pasa que cuando encierra a un asesino, no se siente del todo satisfecho. Quiere más, siempre quiere más. Es un poco lo que les pasa a los soldados que han servido en Afganistán o en Irak y que, cuando regresan a casa, se sienten vacíos, quieren volver al frente, y no saben exactamente por qué.

P.- ¿Puede sentirse algo así cuando se escribe?
R.- Sí, como escritor yo comparto esa sed. Podría pensarse que al acabar una novela debes sentirte satisfecho, que ya es tenido suficiente, pero no es así. Cuando acabas algo te preguntas si ha valido la pena, si realmente es tan redondo como querrías que fuera. No sé, supongo que cuando eres más feliz es cuando has escrito las primeras páginas, porque en ese momento sabes perfectamente lo que quieres escribir, y tu única misión es no estropear demasiado lo que tienes en mente. De ahí que vuelvas una y otra vez. A lo que vuelves es a esas primeras páginas para saciar tu sed.

P.- Aunque no sólo escribe novela negra, sobre todo escribe novela negra, ¿qué es lo que le atrae del género?
R.- Lo que me gustan son las historias. Y en el caso de la novela negra, el crimen nunca es el fin. El crimen es el medio para hablar de la condición humana, que es lo que verdaderamente me interesa.

P.- Es usted una persona terriblemente activa: cuando no está escalando, está tocando con su grupo, o viajando, ¿cuándo escribe? ¿Tiene una rutina?
R.- La verdad es que no. Escribir es lo que hago cuando no tengo nada mejor que hacer. Mi vida no está organizada alrededor de mi escritura. Al contrario. La escritura se adapta a mi vida. Nunca he dejado de hacer algo porque tuviera que escribir. Más bien he dejado de escribir para hacer otras cosas. Aunque no es que tenga una vida demasiado organizada. Es todo un poco caótico. No tengo planes.

P.- Aunque tiene uno para Harry.
R.- Sí, podría decirse que es el único plan que tengo.





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