- La profesora María Frías viaja hasta el municipio para recrear los escenarios en que vivió y murió el escritor y acabar de contestar a la pregunta que durante décadas se hizo el mundo: ¿Qué fue de uno de los grandes de la novela negra?
No siempre fue así. No siempre los últimos días de Chester Himes fueron recordados.
Cuando Chester Himes murió en noviembre de 1984, después de haber pasado los últimos quince años de su vida en Teulada-Moraira, apenas quince personas acudieron a su entierro en el cementerio de Benissa. A veces los mitos se van de esa manera discreta, en el anonimato de un día frío de invierno. Y el hombre que dio vida a personajes universales de la novela negra era un mito desgarrado que había venido a vivir aquí para refugiarse de la persecución racista que padeció toda su vida pese a su éxito literario.
Y se refugió tanto, se perdió tanto en una urbanización llamada Pla de Mar desde la que se contemplaba el Penyal d’Ifac, que medio planeta se hizo la tradicional pregunta que suele hacerse en estos casos: ¿Qué fue de Chester Himes? Y durante años, muy pocos supieron qué contestar.
Pero hubo algunos. Vecinos de Teulada-Moraira que lo conocieron y que treinta años después de su muerte aún guardan su memoria. También escritores de aquí como Bernat Capó, una de esas quince personas que estuvieron en aquel exiguo funeral. Y poco a poco, también las instituciones locales se dieron cuenta de que no todos los sitios tienen la suerte de haber contado en su vecindario con un escritor de esta talla, uno de los grandes del género, a la misma altura que Dashiell Hammett o Raymond Chandler. O sea palabras mayores. Y se comenzaron a dar pasos para vencer a la desmemoria, como los actos organizados en Teulada cuando se cumplieron los 25 años de su fallecimiento.
Fuera de aquí, también ha habido más gente empeñada en contestar a la misma pregunta, qué fue de Chester Himes. Gente de primer nivel que se ha puesto manos a la obra. Como por ejemplo María Frías, profesora de la Universidad de A Coruña, que está preparando un artículo sobre la vida de Himes en España. Es decir, en Moraira. Su trabajo formará parte de un libro que está preparando otra universidad, la de Otawa en Canadá, sobre la presencia de escritores afroamericanos en España durante el siglo XX.
Antes de escribir, Frías ha decidido realizar investigación de campo. Por eso ha estado en Moraira para obtener información sobre esos últimos años del hombre que no sólo hizo excelentes viajes al lado más peligroso del alma humana –que es lo que siempre hace una buena novela negra–, sino que fue encarcelado, protagonizó excesos y escándalos y dijo eso de que «los americanos blancos nos han dejado a los negros sin nada que creer» que, como es comprensible, sentó muy mal en la América blanca.
Frías, que es especialista en literatura africano-americana y afro-anglófona, entrevistó durante el último fin de semana a los familiares y vecinos que tuvieron contacto con el novelista. Esos testimonios serán parte esencial de su artículo Chester Himes in Spain.
Nacido en 1909 en Missouri, Himes fue condenado en 1928 en prisión por atraco a mano armada. Comenzó su exilio pronto. En 1953 y siguiendo el ejemplo de otros escritores americanos, comenzó a pasar largas temporadas en Francia, donde se convirtió en un escritor mundialmente famoso gracias a su serie de novela negra basada en dos detectives de Harlem, Ataúd Ed Johnson y Sepulturero. En 1969, y como ya ha quedado descrito, hizo ese exilio aún más intenso y se fue a vivir con su mujer Lesley Himes a Moraira, una población que comenzaba a despertar al turismo en los estertores de una dictadura y cuya geografía idílica también acogería a otros europeos y americanos de fama.
Frías explicó que el viaje a Teulada ha merecido la pena. No sólo porque ha podido recrear los escenarios de los últimos días de Himes, que ha visitado, sino porque ha percibido que las gentes de este municipio tienen muchas aún muchas cosas que contar sobre el escritor y merecen ser escuchados. Entre otras conversaciones, la profesora de A Coruña mantuvo un intenso diálogo con el propio Capó. Y también pudo revisar la bibliografía del escritor que alberga la biblioteca mundial y que viene a seguir dando respuestas a aquella pregunta que un día el mundo se formuló sobre qué fue de Himes y que ahora parece ya casi contestada. Por fortuna y en derrota de la desmemoria.
0 comentaris:
Publica un comentari a l'entrada