El pasado 3 de Mayo se inauguró el XII Congreso de Novela y Cine Negro de Salamanca y este año bajo el título genérico, ” La globalización del Crimen”. En cada encuentro también se produce la entrega del Premio “Pata Negra” a la mejor novela del año, que este caso recayó en el veterano Julián Ibañez, por la obra “Gatas salvajes”, ( Cuadernos del laberinto,2015). Santanderino nacido en 1940, Ibañez es un hijo de la posguerra que descubrió pronto la pasión por el cine y la literatura en esa tenebrosa España del primer franquismo. Estudió ciencias en Valladolid y después guionismo en la Escuela Oficial de Cine de Madrid. Premio L’H Confidencial en 2009 y finalista del Premio Hammett en 2010, el año pasado recibió también el Premio Honorífico Novelpol. Ibañez es un autor que figura entre los grandes referentes de la novela negra española, junto a otros nombres emblemáticos como Juan Madrid, Manuel Vázquez Montalban o Andreu Martin, pero que sin embargo gozó de una proyección mucho más tardía que los autores de su generación, a pesar de tener una producción narrativa en el ámbito del “Noir” sin nada que envidiar a la de sus compañeros de viaje. Discreto y escurridizo, renunció a la fanfarroneo mediático, lo que le valió bastante años de ninguneo. Ibañez no tuvo pelos en la lengua y reconoció durante la entrega del premio su nula identificación con la figura deVázquez Montalban. Un autor que, en opinión de un servidor, goza efectivamente de un culto sacrosanto que no se corresponde en absoluto, ni con la calidad de su obra, ni con el carácter más o menos infumable de un personaje como Pepe Carvalho. En cambio, Ibañez reconoció la enorme influencia que ejerció en él la obra de Andreu Martín, “Prótesis” y otros autores como Carlos Pérez Merinero y Mario Lacruz. A sus 75 años y en un momento de excelente productividad literaria, Ibañez parece estar recibiendo un reconocimiento bastante demorado, pero firme.
Durante el acto de entrega del premio, los directores del congreso, Alex Martin Escribà y Javier Sánchez Zapatero, señalaron la versatilidad y estilo narrativo muy personal de Ibañez. El galardonado recordó su adolescencia y el embrión de su pasión por el hardboiled y el “Noir” en general. De orígenes sociales modestos y crecido en un barrio popular y periférico, Ibañez apuntó sus recuerdos sobre el ambiente familiar autoritario en el que había crecido. Lo que despertó su interés por esa calle en la que conquistaba la libertad y descubría un mundo más oscuro, pero a la vez profundamente magnético. La gran obra que le fascinó en su juventud fue ” Cosecha roja” deHammett y aunque sus primeras lecturas habían sido las obras de Agatha Christie, el gran maestro del género negro le distanció de forma definitiva de la novela enigma. Desde entonces, comprendió que estaba predestinado a escribir novela negra. Reconoció haberse siempre sentido atraído por la gente que vive al límite. Para él, la gran virtud del “Noir” estriba en su esfuerzo por comprender las situaciones de los individuos en los mundos subterráneos. y no tanto en la investigación y el desvelamiento de los enigmas más o menos rebuscados.
Ibañez hizo inciso también sobre la influencia familiar en el carácter nómada de sus personajes. Hijo de una maestra de escuela, los constantes traslados de su madre le llevaron a sentir el gusto por los universos y contextos diferentes, en especial por la parte oscura del mundo rural y de provincias.En ese sentido, dijo preferir los lugares recónditos y alejados de las grandes urbis que han dominado la novela negra. Ibañez defendió además tramas de argumento sencillo, pero sólido. Señaló que las tramas de uno de sus grandes maestros, Raymond Chandler, no se revelaban para él de una especial originalidad, pero que la gran fuerza de este “gurú” del ” Noir” norteamericano, consistía precisamente en sus aspectos contextuales, simbólicos, históricos y situacionales. Preguntado por sus personajes, Novoa o Bellón, dijo que en realidad solo había creado y tenido uno, cuya psicología había plasmado en sus diversas novelas cambiando los nombres. Apuntó que no había sido algo deliberado, ni respondido a una voluntad de autoplagio. Es solo después del paso de los años que se había dado cuenta de ello.
También habló de la situación del género negro en España. Para él, este no es el único “boom” que se está produciendo en España y ya hubo otros en tiempos pretéritos. Según Ibañez la novela negra siempre ha sufrido tumbos, viviendo momentos de máximo auge y otros de total ninguneo u olvido. Presente entre el público, el director de Bearn Black, Sebastià Bennassar, le recordó la reciente y comentada puntualización del director de “La Bóbila”, Jordi Canal, sobre el poco gusto por el género negro en España. Ibañez coincidió en las dificultades de arraigo y capacidad de convocatoria ante un público que siempre manifiesta sus preferencias por la novela “enigma”, en contraste con lo poco atractivo que le resulta el ” Noir”. El hardboiled no tiene un gran público, pero lo tiene firme y convencido, matizó Julián Ibañez, Claudio Cerdán, que fue su interlocutor privilegiado en la mesa de debate, también coincidió en la virtud y el magnetismo de ese mundo de los margenes, que sin embargo contrasta con el peligroso retorno de los ambientes de clase alta propios de la novela “enigma” del estilo deAgatha Christie. Un servidor le lanzó la pregunta sobre el excesivo culto a los clásicos y el recurso a los mismos como punto de referencia para la categorización de ” Negra” o no. Ibañez puntualizó que no se trataba de pretender imitar a los “maestros”, sino de analizarlos y saber comprender sus problemáticas. Lo que, en mi opinión, confirma la pertinencia del debate sobre el Post-Noir que he lanzado junto a Anna Maria Villalonga: conservar el espíritu, pero repensando las formas narrativas y los sistemas simbólicos y representacionales.
En el último tramo del acto, fue cuestión del mundo editorial. Ibañez subrayó la ingratitud que caracteriza a los grandes sellos, que no perdonan ni un solo fracaso comercial. En cambio defendió la valentía, la parte más humana y las relaciones de proximidad que ha vivido en su trato con los sellos independientes.
En suma, un acto ameno y fructífero sobre todo para aquellos que nos consideramos novatos en estas laderas. En cualquier caso, hay que señalar la resolución acertada, ponderada y justa del jurado del Premio “Pata Negra”, al honrar a un escritor a la vez referencial en el ámbito del “Noir” y discreto en su vida pública. Evidentemente, Ibañez parece hoy una raza en extinción, sobre todo en un momento como el nuestro, en el que el vedetismo, el egocentrismo y el camarillismo se imponen sobre el estricto criterio literario.
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