Eva Jiménez Gómez
El día a día puede ser muy desgastante y deshumanizador. Trabajar, comer, volver a trabajar, cenar. Poco tiempo para la familia, los amigos y el cuidado personal. Menos mal que contamos con una amplia y variada oferta cultural en la ciudad durante todo el año. Esta misma semana, sin ir más lejos.
Cultura para desconectar y eliminar el estrés y la ansiedad. El ejemplo más inmediato, las rúas de Carnaval que se han celebrado, por separado, en los barrios de El Centre-San Josep, Bellvitge, Gornal, Santfeliu, Santa Eulàlia, Collblanc-La Torrassa y La Florida. La tradición del Carnestoltes, creada en su origen para destruir el mal, se convierte en una explosión de color, alegría y ruido, y una excelente oportunidad para imaginar una vida mejor tras la máscara y el maquillaje.
Y qué mejor que la literatura o el cine para conocer y soñar con otros mundos y otras personalidades. La biblioteca La Bòbila de L’Hospitalet vuelve a colaborar en la undécima edición del festival BCNegra sobre novela negra, con presentaciones de libros, exposiciones, concursos, clubs de lectura y cine. Para quienes deseen iniciarse en el género, merece la pena visitar la exposición Novel·la policíaca històrica), donde los bibliotecarios han seleccionado algunas de las mejores novelas policíacas de todas las épocas, incluidos periodos tan importantes como la guerra civil española y las dos guerras mundiales (hasta el 28 de febrero. Y tiene muy buena pinta el ciclo de cine negro Trío de Damas, donde se proyectarán “Laura”, de Otto Preminger (19 febrero); “Gilda”, de Charles Vidor (26 de febrero) y “Gloria”, de John Cassavetes (4 de marzo). A las seis de la tarde.
Cultura también para el recuerdo y el homenaje. La asociación local Contorno Urbano, especializada en el arte mural y el grafiti, continúa con su proyecto 12+1, con el que cada mes intenta acercar este arte a la ciudadanía. En esta ocasión le ha tocado al artista Lucas Milà, quien ha reproducido a la conocida vendedora de cupones de la ONCE del barrio de la Torrassa, justo en el muro que está frente a su quiosco en la salida de metro del mismo nombre.
Y cultura, cómo no, para la denuncia. La Asociación Independiente de Bellvitge ha participado en la rúa de carnaval del barrio junto con la asamblea Can Trabal, para mostrar su rechazo al plan urbanístico de la Gran Vía. Tampoco podemos dejar de lado la participación de L’Hospitalet en elBarnasants, el festival especializado en la Cançó d’autor y la reivindicación social que nos acompañará hasta el 14 de abril en escenarios como el auditorio Barradas o el teatro Joventut. Este último, por cierto, cumple 25 años desde su inauguración, y es por ello que el Barnasants ha abierto y cerrará en él su programación.
En fin, la cultura como oportunidad para desconectar del ajetreo diario, pero también para reconectar con lo que somos, para elevar nuestra mirada y nuestro pensamiento y que otros –los de arriba- nos traten con más respeto y cuidado. Cultura, en definitiva, para cultivarnos y no descuidarnos.
Conducidos por el Pastor: un ejemplo
Viernes noche. Cabeza caliente y pies fríos. Semana demasiado larga. Me pienso cinco veces si asistir o no a la actuación de Luis Pastor, “El viaje del elefante”, basada en el libro homónimo de José Saramago. Sí. No. Sí. No. Sí. He dado mi palabra. Botas y abrigo, y me pongo en camino hasta llegar a mi destino.
La noche y el frío dejan paso a la luz y la sonrisa de quien nos facilita las entradas. En el hall, una exposición con fotos de algunos de los protagonistas que han desfilado a lo largo de dos décadas del Barnasants y que culmina con un collage formado por una selección de carteles del festival (hasta el 28 de febrero). Se nos ha abierto el apetito y nos metemos dentro.
Todo está oscuro, todo es austero. Unas pocas luces en lo alto, un escenario de madera, tres micrófonos, dos sillas, un par de guitarras y un telón de fondo de rojo terciopelo. Y entonces aparece Luis Pastor, quien, como buen cacereño, canta una canción dulce y delicada como la“Flor de cerezo” con las palmas de las manos en su pecho. Lo sencillo no está reñido con lo bello. Aplausos y nos introducimos en otra dimensión, en otra esquina del tiempo.
Pastor nos saluda, nos explica algunas cosas y nos recita “¿Qué fue de los cantautores?”, una oda a una generación de jóvenes que en el tardofranquismo lucharon por la libertad, la igualdad y la justicia, pero que la Transición y la “casta” que vino después fue arrinconando progresivamente. Palabras viejas que parecen nuevas de alguien que no se rinde, que resiste en su “trinchera, haciendo de la poesía nuestro pan de cada día”.
Canciones de otros tiempos e historias que se adaptan a los nuevos, como el amor y la complicidad que se renueva en cada letra que interpretan juntos Luis y Lourdes Guerra, su pareja. Y nos cantan un chotis del siglo XXI, donde encajan a la perfección la negra, los chinos, los moros y gentes de otras tierras. Mestizaje que destila toda su obra, con influencias portuguesas, angoleñas, mozambiqueñas o brasileñas.
Más canciones, más experiencias, y llegamos a “El viaje del elefante” que da título al espectáculo y constituye la excusa perfecta para cantar en portugués.
- Que ellos nos entienden a la primera. Que esto es como el catalán, sólo hay que afinar un poco el oído. Que ya os voy a leer las poesías en castellano, que no vais a entender el portugués tan rápido.
El humor está presente en cada acto. En la autenticidad. En la sonrisa. En las miradas a su compañera. En los sonidos que emanan de su boca a cada instante. Un niño grande que disfruta con lo que hace. Alguien que ha perdonado y sigue adelante: “Aguas pasadas no mueven molino, sólo torrentes abren camino”.
La música sigue y no se detiene. Luis Pastor sigue conduciendo el recital, sin determinar, sin aborregar: “Por favor, hagan sus peticiones”. El público se siente protagonista. “¡Aguas abril!”.Bellísima canción que emociona al autor y a quienes le siguen. Amor, desamor, si al final todos somos iguales. “Aunque sonrío no soy feliz”. “Solo en mi puerto de mar”.
De entre el público sale Joan Isaac, cantautor de Esplugues, con quien interpreta, en catalán,“Soy”. Porque se puede ser fiel a las raíces, extremeñas, y abrir el corazón y la lengua. Porque un “rojo” puede pronunciar “Los hijos de España” para maldecir al fascismo. Porque se puede amar la propia tierra y luchar por la que te acoge: “Vengan a ver” Vallecas, vengan a ver lo que no quieren ver. Con Luis Pastor las etiquetas se quedan tras la puerta.
En los corazones grandes cabe todo el mundo. Cabe la copla, cabe Lorca, cabe Saramago, cabe Violeta Parra, cabe Miguel Hernández, caben los refugiados de Siria, cabe su cuñada, su hijo y los mil y un amigos con los que comparte destino, cabe todo el público, a quien saluda con mimo tras el concierto. Gracias, Luis Pastor, por tu corazón abierto y sencillo. Gracias por poner letra y música a una semana sorda y muda. Sin duda, este es el poder de la cultura.
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