Galligato Râvi
Uno de los íconos más importantes de la cultura popular que ha alcanzado notoriedad gracias al cine, la televisión y la literatura es, sin lugar a dudas, el agente 007. Desde su primera aparición en 1954 en la novela Casino Royale, el aura de misterio, espionaje y romance constituye un coctel explosivo de seducción todavía vigente con la proyección de la última película titulada Spectre.
El concepto de James Bond nació de la mente del escritor Ian Fleming; periodista, corredor de bolsa, soldado de la naval inglesa de su majestad durante la Segunda Guerra Mundial y soñador empedernido. Su experiencia en el campo del espionaje contribuyó a la construcción de un molde donde pudieran convivir habilidades tanto tácticas como heroicas. El marco de la Guerra Fría contribuyó a que las publicaciones del agente secreto catapultaran su número de ventas, pero es innegable que la construcción del personaje recoge una tradición de viejo cuño que recupera virtudes de la novela negra junto con un estilo intuitivo y narrativa con múltiples vueltas de tuerca.
La tradición popular dice que el creador de Bond se inspiró en el dominicano Porfirio Rubirosa, arribista, playboy y jugador de polo que contrajo matrimonio en múltiples ocasiones y conocía los secretos de la crema y nata de la sociedad norteamericana y europea de mediados de los 50. Se dice incluso que llegó a ser vigilado por el FBI por conocer secretos de Estado importantes. Otras versiones apuntan a que en realidad el personaje se trata de un alter ego de Fleming, que dicho sea de paso tenía fama de galante y muy buen conversador.
Desde el principio se adjudicó a James la licencia para matar por haber asesinado a dos agentes al comienzo de su vida en el servicio secreto del MI6. El doble cero probablemente tiene que ver con un antiguo espía de la reina Elizabeth I que leía los recados mandados en directo desde la corte española en busca de desmantelar numerosos complot de Felipe II contra la corona inglesa. Solo para ojos de la reina, información clasificada que en inglés se traduce con la expresión “for you reyes only”.
La vida de Bond es tan trágica como compleja. Quedó huérfano a los 12 años debido a que sus padres murieron en un accidente de montaña en los Alpes suizos. Pasó al encargo de su tía, donde vivió una juventud problemática, a menudo se peleaba con sus compañeros de instituto o tenía problemas con la autoridad. No duró mucho en el colegio, a los dieciséis hace el amor por primera vez y posteriormente ingresa al Ministerio de Defensa. Su fecha de nacimiento ronda el año de 1924, pero los especialistas se decantan por un rango entre 1919 y 1925.
En las novelas, Fleming descubre a un James obscuro, con dolores profundos del alma, frío y distante. No se trata de un personaje banal y monocorde, sino atado a las circunstancias que lo marcaron de un joven con un alto grado de inclinación al narcisismo con ciertas dosis de depresión, melancolía y soledad. Dichas características de su personalidad se acentúan más en servicio activo pues, para encubrir sus actividades, debe portarse distante, pragmático y hasta cruel. Eso explica la necesidad de servirse de las mujeres para acercarse al enemigo, por un lado es un individuo que goza del sexo pero por el otro utiliza su allure como método de defensa para evitar exponer sus sentimientos y ser fiel a la misión encomendada.
En total se escribieron catorce libros pero en realidad Fleming redactó doce novelas y nueve cuentos, posterior a su muerte aparecieron algunas adaptaciones que no lograron el mismo éxito. Solo la primera novela consiguió vender más de 8,000 ejemplares en menos de tres meses, lo que permitió a su autor una vida holgada. El interés de EON Productions por obtener los derechos para una adaptación cinematográfica rindió frutos en 1962 con la aparición del Dr. No con Sean Connery en el papel principal.
El lenguaje del cine mantuvo ciertas características del Bond literario como su adicción al bacará, los cocteles, los cigarrillos, los autos y las mujeres pero con un carisma que atenuara la violencia y oscuridad de un personaje con múltiples flujos de conciencia y catarsis que no necesitaba en pantalla. Dado que el número de novelas era limitado se comenzó la construcción de guiones originales para el cine con algunas licencias autorizadas por la familia de Fleming tales como conocimientos concretos de gastronomía, bebidas, armas y maniobras psicológicas que en los libros no se aprecian con claridad.
El Bond más recurrente fue Roger Moore con siete apariciones, el efímero fue George Lazenby con una participación, mientras que el más parecido al personaje de los libros en lo que se refiere a la personalidad de alma torturada correspondió a Timothy Dalton. Pierce Brosnan se elevó como sex symbol en los años 90 mientras que Daniel Craig en la actualidad representa al agente rudo. Connery sigue siendo el mejor para la mayoría de los fans de la saga.
Ya no hay guerras continentales o secretos que involucren paranoia nuclear pero James Bond no ha parado de ser parte del imaginario colectivo de una batalla personal en contra del mal, personificado en gigantescas corporaciones o villanos con problemas de estabilidad mental. El agente secreto se ha visto involucrado en campañas de moda, estudios sociológicos, imaginario colectivo y, por supuesto, en la construcción del mito cuasi divino de la justicia. Y tú, ¿a qué Bond te pareces más?
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