Hace unas semanas encontré a una amiga preparando una charla para el Congreso de Novela y Cine Negro “Salamanca Negra”. El tema giraba en torno a una novela que no tenía el placer de conocer y cuando me dijo de qué iba y cómo iba a enfocar la ponencia me convenció de echar un vistazo a ‘Luna Caliente’ (Alianza Editorial).
Un libro de estos finos pero potentes, Mempo Giardinelli cuenta en ‘Luna Caliente’ la historia de Ramiro, un joven que regresa a su Chaco natal tras haber estudiado derecho en Francia. Ramiro llega a las “Provincias” argentinas en pleno "Proceso de Reorganización Nacional" impulsado por el presidente Videla.
En este contexto, la gente ve en Ramiro a alguien importante, llamado a hacer cosas grandes. Aquel que se fue para estudiar fuera, un hombre de mundo que conoce lo mejor de la civilización. Así nuestro protagonista se encuentra un día cenando en casa de un médico amigo del padre de éste, y se queda prendado de la joven Araceli, una adolescente de trece años. La "luna caliente" del Chaco argentino hace el resto, viendo que por mucha estancia en Europa, las (bajas) pasiones le dominan y pasar de "elevado" a "rastrero" en un momento.
Hasta ahí puedo leer. La violación de Araceli es el punto de partida de 'Luna Caliente' y la verdad es que no quiero chafaros más el libro, porque me parece que es un gran ejemplo de novela negra. Simplemente deciros que el resto del libro iremos conociendo mejor a Ramiro y lo que le rodea.
Es importante, no obstante, subrayar que a Mempo Giardinelli le interesa la dualidad no sólo de Ramiro, ese "Jeckyll y Hyde", sino también de la sociedad argentina de finales de los años 1970. De hecho el proceso por el que pasaba la nación hacían de Ramiro una "persona de interés", tanto para bien como para mal.
Quizás sea la escasa longitud de la novela la que hace de 'Luna Caliente' una lectura recomendable y, por qué no, ligera. Pero no ligera en un sentido de simplicidad y poca profundidad, ya que tiene cierto peso el estudio de las reacciones y de dónde viene estos comportamientos a Ramiro. Es "ligera" en el sentido del "para qué más". Es ágil, va al grano, y te deja un buen sabor que va reposando tras un tiempo después de terminado.
Pero esa misma longitud también es la culpable de que se termine la novela pensando que ha faltado alguna escena más, una sensación dejada sin duda por la costumbre de leer mamotretos algo más densos y largos. El caso es que en realidad tampoco necesita ser más larga. Mempo Giardinelli escribió una novela en la que se ha explayado del tema que le interesaba entregando un buen thriller sobre los impulsos, el remordimiento y los deseos más ocultos.
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