Daniel García Giménez es director de una biblioteca de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) y ahora debuta en el mundo editorial con 'Los discípulos de Baco', una novela atrevida en la que el mundo del vino conduce unas historias trepidantes con una prosa de calidad.
¿En qué momento decidió hacerse escritor?
Creo que no lo decidí. Pensé en escribir una novela porque creo en la capacidad de la narrativa para transmitir mensajes y decidí hacerla parecida a las novelas que me gusta leer. De esto hará unos seis años. Aunque lo que se dice en serio, con una mínima disciplina, tardé algo más de un año en escribirla. La sorpresa para mí fue que me quedó algo bastante propio, que parece que está gustando y que espero, como cualquiera que publica, que llegue a mucha gente.
¿Qué relación tenía usted con el mundo del vino antes de la novela?
Me gustaba compararlos y maridarlos. Me aficioné al mundo del vino a la vez que a la cocina. Fue también en una época de mi vida en la que cambié la ciudad por una casa muy modesta cerca de las viñas del Penedès, más por el precio al que se pagaba entonces la vivienda que por bucolismo. Descubrí una cultura asociada al vino muy compleja, apasionante y diversa. Aprendí a apreciar el valor de conocer el producto de proximidad, el trabajo que hay detrás y lo que puede significar en clave de identidad. El mejor de los vinos para mí siempre se encuentra muy cerca, a cada uno el suyo y depende del momento y el entorno.
¿Cómo se le ocurrió la historia de Los discípulos de Baco?
Yo quería hacer una novela histórica que explicase cómo avanza la historia a través de la transmisión del poder, cómo fluctúa a través del discurso, de la mitificación, de los miedos… Encontré cómo hacerlo leyendo unos artículos de prensa en los que se hablaba de las falsificaciones de botellas de lujo. Era un telón de fondo perfecto para narrar en la línea que quería, ya que el vino sirve de metáfora y de hilo narrativo en mi historia. El vino no deja nunca de evolucionar y a la vez es dual, como los acontecimientos o como las mismas personas. Sobre el valor que otorgamos a algunas botellas hay discurso y mito, pero el poder funciona también a través del miedo, así que la historia acabó volviéndose cada vez más negra, más criminal.
¿Hay un mundo relacionado con las botellas de vino de lujo similar al de los marchantes de arte de métodos poco transparentes?
Para los vinos de alta gama hay rankings y gurús muy reconocidos, que marcan tendencia y que determinan en buena medida con su influencia el precio que se paga por algunas añadas de determinadas bodegas. El caso de Robert Parker es posiblemente el más conocido, ya que muchas bodegas han tratado de adaptar sus producciones al paladar del caballero. Respecto a las botellas históricas, el caso es sensiblemente diferente, ya que se valoran más como objeto que como producto de consumo. Es por ello que pasan a ser de facto una categoría de arte, sin registro oficial, cada vez más cotizada por los compradores de potencias emergentes. Como toda obra de arte o reliquia con valor comercial puede salir a subasta y lógicamente se especula con su precio.
¿Qué tiene de especial Jean Leon para ser un personaje al que años después aún se le recuerda de forma especial?
Desde mi punto de vista, supo llevar al terreno del vino su habilidad personal para adaptarse, para innovar, recomponer y transformar, su capacidad para hacer de la necesidad virtud consiguiendo no solo sobrevivir sino triunfar. Se embarcó para América como polizón y acabó organizando en relativamente poco tiempo grandes fiestas en su casa de Malibú para las estrellas de cine. Más adelante, decidió producir sus propios vinos y compró unos terrenos en el Penedès y plantó variedades francesas obteniendo resultados excelentes, atendiendo a sus objetivos.
¿Es positivo o negativo para un director de biblioteca ser escritor?
Todo conocimiento es positivo. Veamos una cosa, la biblioteconomía moderna va más allá del fomento de la lectura. Se trata de la gestión de la información relevante para la comunidad a la que servimos en cualquier formato en que esta pueda hallarse y ponerse a disposición del usuario. Dicho esto, creo que el fomento de la lectura es una parte muy importante de nuestro trabajo y el hecho de escribir y publicar complementa el conocimiento previo que tenía sobre el mundo del libro. Escribir no deja de ser el último escalón del fomento de la lectura. Como ventaja y herramienta para ello, creo que he desarrollado una intuición muy útil para saber qué libros están más trabajados y cuales menos, que deriva del hecho de haber escrito uno. Además, conocer cómo funciona el mundo editorial desde dentro me ha dado un punto de vista privilegiado desde el que mirar un libro o a un autor.
¿Cuál fue la vida de su manuscrito hasta que llegó a ser publicado en una editorial tan importante como Plataforma?
Después de ajustar tramas y corregir, redacté una propuesta editorial que mandé junto con el manuscrito a cuantas editoriales localicé en Internet. Plataforma fue la primera en contestar afirmativamente, bastante rápido, aunque debo decir que no fue la última. El manuscrito estaba presentado a un concurso literario en el momento en que Plataforma Editorial me ofreció la publicación. Su propuesta me convenció y decidí retirarlo del concurso y publicar con ellos. Hasta la fecha estoy muy satisfecho con su trabajo y con el trato que le han dado al libro a nivel de visibilidad y distribución. Pero además, creo que es una editorial con criterio que invierte en buscar talento y tiene la valentía suficiente para invertir en él.
¿El hecho de escribir con prosa elaborada como la suya es estilo o intención premeditada?
Creo que es estilo, aunque el estilo debe trabajarse. Quiero decir que a mí me gusta escribir así y así es como sale mi prosa, aunque no siempre, de manera espontánea, estoy a mi mejor nivel. Y, desde luego, no creo en el talento sin esfuerzo. En lo que sí creo es en la buena literatura de acción, de aventuras, con calidad en el lenguaje, cuyo interés no solo se sustenta en la trama sino en cómo se explica. Eso no significa que el lenguaje deba ser barroco, correoso o ininteligible. Hay que huir de las descripciones plomo, de la concatenación absurda de subordinadas y darle mucho ritmo a la acción y un toque lúdico a la estructura del libro. Los discípulos de Baco tienen diferentes voces narrativas y, por tanto, diferentes niveles de lenguaje para darle verosimilitud a la narración y meter a quien lea en la piel del personaje. Hay que pillar por el cuello al lector y no dejarle ni respirar, debe pegarse sin querer al papel y no despistarse.
¿Cuáles son sus siguientes proyectos literarios?
Estoy escribiendo otra novela, que empezó como muy social y cada vez tira más a negra. No sé qué ocurre con mis textos que oscurecen solos. Tengo pensado el argumento de una tercera novela y alguna idea rudimentaria aun por si decidiera hacer la segunda parte de Los discípulos de Baco. Y próximamente saldrá un libro colectivo de relatos cortos de autores de Cornellà, que llevará por título “Cornellà mata” y en el que participo con un relato. Más allá de esto, ganas hay todavía muchas más, pero habrá que ver en qué se van concretando.
Xavier Borrell
Los discípulos de Baco
Autor: Daniel García Giménez
Plataforma editorial
Colección: Ficción
Formato: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-16096-88-6
Precio: 18.00 €
Año 2014
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