Juan Carlos Galindo
A veces uno se encuentra con agradables sorpresas en un mundo que tiende a ser anodino y monocorde. Mi querido Marc Fernández me cuenta desde ese París marcado por el horror generado por el peor fanatismo que ese milagro llamado Alibi está de nuevo en los quioscos y librerías de Francia. No sabe por cuánto tiempo, pero ahí están él y su equipo, con críticas, entrevistas y reportajes sobre el mundo de lo criminal, en la ficción y en la realidad, siempre tan próximas.
Saco entonces tiempo para hincar el diente al nuevo número de Fiat Lux, quince meses de existencia, seis números, buenas fotos, buenos textos, grandes apuestas. En esta ocasión se han aliado con otros artistas de lo imposible, los locos de la editorial Alrevés, para completar la oferta con un libro de relatos. Quince meses, quince relatos, quince autores. De lo mejor del panorama español. Un poquito de aire fresco y de mala uva, que tan bien nos viene.
Sexto número de Fiat Lux con las mismas señas de identidad: querencia por los reportajes, visión cruda de una realidad negra y cruel, y una apuesta variada que no se olvida de críticas, entrevistas, relatos, recomendaciones de viajes o restaurantes para completar una mirada enriquecedora sobre el mundo criminal. Nuestro mundo.
Lector maniático que soy, empiezo por los reportajes y me doy un paseo por el lado oscuro: desde el alcalde bueno y padrino de San Pedro de Garza (Monterrey México) que hace lo que sea para que impere la ley y el orden, su ley y su orden, claro, hasta el horror de San Pedro Sula (Honduras), el lugar más peligroso del mundo, sede de cárceles infernales, escenario de una realidad que si fuera contada en una novela parecería increíble, pasando por la Deep Web, lean y alucinen, o los narcos 2.0.
Hay también entrevistas a dos grandes señores de la literatura británica (mis adorados Lee Child y William McIlvanney) pero cuando más disfruto es con los textos literarios, las apuestas extrañas, las líneas que me arrancan una sonrisa cómplice o un mosqueo. Ahí está el maravilloso texto, lleno de rabia, sobre ese escritor de la rabia y el humor negro llamado Chester Himes y su paso por España. Miren, si no:
“Sus primeros textos asombran por la violencia descarnada y provocan vómito entre las mentes sensibles. El autor sabe lo que quiere, pero parece que el resto de la América puritana n. Bien podríamos decir que odia a los blancos, pero tampoco compadece a los negros y le repugna el espíritu del tío Tom Es crítico, radiografía la sociedad que el envuelve, aplica su escarpelo, se muestra implacable con ella. Le han jodido y él se vengará con su literatura y sus demoledores diagnósticos”.
Me encanta la provocación que supone abrir la revista con un texto de Iñako Díaz- Guerra, sí, redactor de AS, pero también excelso lector y responsable de la colección de novela negra de Pàmies. Un texto, el del bueno de Iñako, que me deja de piedra porque está escrito para mí e, imagino, para tantos locos como yo. Y Claudio Cerdán firma una defensa impecable de Fargo que es también un ataque no menos certero al gafapastismo. Y Carlos Zanón nos deja una reseña de Laidlaw, de mi amado Laidlaw, digna de ser enmarcada porque clava al personaje, al escritor, al estilo.
Ah, no se crean, no me he olvidado. La revista se puede adquirir sola o con el libro de relatos del que les hablaba más arriba. Son 3,90 euros extra. Tienen quince relatos, de quince buenos escritores, de quince autores que entienden la novela negra desde la realidad y la indignación; quince relatos punkis, breves, escritos desde el sentimiento. Ya me dirán si merece la pena. Yo lo tengo claro. Larga vida a estas apuestas. Que la luz se siga haciendo cada día. Lean y disfruten.
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