14 d’octubre del 2014

La chica que llevaba pistola en el tanga

[TalCualDigital, 10 de octubre de 2014]

La muerte de una niña rumana como consecuencia de la agresión de unos skinheads es el terrible arranque de la historia de Nacho Cabana, reconocido guionista de series como Policías o Cuenta atrás, quien ganó el Premio L’H Confidencial 2014 de novela negra


La chica que llevaba una pistola en el tanga es la historia con la que Nacho Cabana, reconocido guionista de series como Policías o Cuenta atrás, ganó el Premio L’H Confidencial 2014 de novela negra.

Cabana nos lleva a dos escenarios, España y Méjico, muy diferentes pero con la misma miasma a poco que se levanten las primeras capas. Las dos historias avanzan en diferentes capítulos, la de España a golpe de investigación policial, la de Méjico entorno al intento de un marido y padre de mejorar la vida de su familia, la típica situación de bola de nieve.

La muerte de una niña rumana como consecuencia de la agresión de unos skinheads es el terrible arranque de la historia. Todo apunta a una agresión racista contra una familia rumana pero esa explicación no acaba de convencer a Violeta quien, junto a su compañero Carlos, se ha encargado de realizar las primeras averiguaciones sobre el suceso.

El empeño de estos dos policías, en no creerse la versión que, en principio, les cuentan las pruebas los lleva a un local en medio de la nada llamado El lago azul y a una pista sobre un matón con nombre de mujer y un chulo que quizás sea el responsable del ataque a la familia rumana.

Mientras en Distrito Federal, Pedro e Itzel intentan llevar adelante su vida, ella trabajando en un empleo que odia y que apenas le reporta dinero pero si mucha insatisfacción y él llevando un taxi por la noche. Los problemas económicos parecen ser los únicos de esta pareja y su hija. Son, como pueden, felices. En uno de sus viajes, Pedro consigue encontrar una carrera fácil, llevar a unos clientes a un exclusivo burdel camuflado en las afueras. Poco a poco, va acercándose a la organización que lleva el prostíbulo, primero cobrando una pequeña comisión por cada cliente que lleva, después vendiendo un poco de su alma a cambio de ese dinero que le dará a su familia el futuro con el que sueñan. Pero, ¿hasta qué punto puede la conciencia de un hombre normal cerrar los ojos?

El peso de la conciencia también está presente en el personaje de Violeta, la responsable de la investigación, una mujer con aficiones poco comunes. Cabana construye una protagonista interesante y con trazos grises que espero reencontrar en próximas novelas.

La historia de México tiene tanta fuerza que es complicado mantener el interés en la investigación policial pero Cabana lo consigue, llevando el ritmo de ambos relatos hasta su convergencia final de una manera magistral. Una novela redonda y muy recomendable.



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