El exdelincuente publica la novela negra 'La venganza de Tiburón', inspirada en sus vivencias delictivas en la Barcelona de los años 80
Jesús Sancho
Tras su trilogía ‘Confesiones de un gánster de Barcelona’, uno
de los exdelincuentes más mediáticos, Dani el Rojo (Barcelona,
1962), vuelve a sumergirse en la literatura con su nueva novela ‘La venganza
de Tiburón’ (Editorial Timun Mas). Con la ayuda de la escritora Yolanda
Foix, el protagonista del libro, Hugo, alias el ‘Tiburón’, recorre los bajos
fondos y la zona alta de una Barcelona en la que no faltan policías corruptos,
una banda de atracadores, asesinatos a prostitutas, tráfico de drogas…una
novela desenfada con mucho sentido del humor y en la que el propio gánster es
el héroe. Dani el Rojo, que fue atracador de bancos en los 80, lo llamaban el
‘Millonario’, y tras su paso por la cárcel ha rehecho su vida. Este
polifacético barcelonés ha trabajado como asistente personal y de seguridad de
diferentes artistas y también ha hecho sus pinitos en el mundo de la
interpretación con el monólogo ‘Mi vida en juego’, espectáculo que volverá a
ver la luz el próximo invierno.
- ¿Cómo ha ido de nuevo la experiencia literaria?
-Sin querer me he ido juntando con escritores de novela
negra y dos más dos son cuatro. Recuerdo en Buenos Aires Negra, un
festival internacional de novela negra, que los escritores me dijeron: “¡Ahora
empiezas a escribir cuando nosotros queremos ser atracadores!”.
-En su novela también ha querido ser transgresor. ¿En qué
sentido?
-Hay dos transgresiones. La novela negra suele estar escrita
por periodistas judiciales, detectives, policías… y la primera transgresión es
que el héroe es el delincuente. No se ha llevado culturalmente en España,
incluso en Europa, pero en América hay historias como las del forajido Jesse
James o más recientemente del estadounidense Edward Bunker, que participó en la
película de Quentin Tarantino ‘Reservoir Dogs’. Y la otra transgresión es el
humor. Si en cada capítulo dibujo una sonrisa al lector es un toque más.
- ¿Qué tiene el protagonista de la novela, Hugo o el
‘Tiburón’, de usted?
- Hugo lo he creado por lo que tiene mucho de mí. Pero ya
garantizo que no me han pasado esas cosas en los atracos, no he intentado
recrear ninguno de mis antiguos golpes. Todo parecido con la realidad es pura
casualidad.
- En este caso, ¿juega con ventaja a la hora de escribir
novela negra? ¿Haber sido un exdelincuente ayuda?
- En la novela negra sí, pero si tuviera que escribir sobre
microeconomía no (sonríe). He tenido 30 años de vivencias delictivas y
creo que en este género es donde puedo demostrar algo.
- Usted centra su libro en Barcelona. ¿Es un buen escenario de
novela negra?
- Barcelona es un escenario brutal para novela negra. Me
trasladé a los años 80 porque es cuando fui delincuente. Ahora no sé cómo están
los delitos. Pero cuando hago referencia al problema social de entonces hablo
de los problemas actuales. No quiero hacer apología de la delincuencia, pero
hoy en día es muy fácil que la gente te ‘admire’ por robar bancos porque está
más mal visto presidirlo o montarlo.
-En su libro los personajes son muy jóvenes cuando entran en
el mundo de la delincuencia…
- La realidad es que casi todos los que entraron en el mundo
de la delincuencia fue por las drogas, pero también hubo personas por motivos
políticos o problemas sociales. En la novela lo he querido dar a entender. La
hermana de uno de los personajes tiene ELA (Esclerosis lateral amiotrófica) y
la Seguridad Social hoy en día no lo paga.
- La banda de Hugo acaba robando por robar, describe que
acaban haciéndolo por pura adrenalina, ¿realmente puede llegar así?
- Es así. Los bancos enganchan. Es un subidón, el hecho de
controlarlo todo, te crees el mejor, cuando sales te puedes enfrentar a la
policía, estás nervioso, te metes en el coche y te vas…robar un banco es casi
orgásmico.
-Comenta en el libro que las peores cosas las ha aprendido en
los mejores barrios, ¿por qué?
- Sí, porque yo me enganché en la parte alta de Barcelona, en la Diagonal. En el libro aparece un local en la Diagonal porque nosotros teníamos una timba allí. La delincuencia no solo viene de los estratos bajos, sino de cualquier sitio. Hoy en día está bien claro quiénes son más delincuentes que otros. Quería dar a entender en la novela que también podía salir un delincuente de la clase media y anda que sí han salido.
- Sí, porque yo me enganché en la parte alta de Barcelona, en la Diagonal. En el libro aparece un local en la Diagonal porque nosotros teníamos una timba allí. La delincuencia no solo viene de los estratos bajos, sino de cualquier sitio. Hoy en día está bien claro quiénes son más delincuentes que otros. Quería dar a entender en la novela que también podía salir un delincuente de la clase media y anda que sí han salido.
-Todo esto tiene consecuencias y usted como su protagonista
acaba en la cárcel Modelo de Barcelona. Domina a la perfección la jerga
carcelaria y también describe en la novela que en aquella época la cárcel
estaba llena de ratas. ¿Era así?
- Salíamos de una dictadura y la cárcel estaba solo pensada
para políticos, no para presos comunes. No había comedores, lavabos, ni
retretes. Solo había un agujero y era por donde subían las ratas. Por la noche
me asomaba a una de las ventanas, veía un patio y era marrón. Había islas
enteras de ratas y grandes. Teníamos el matadero cerca y creo que comían allí.
Esto fue así hasta el año 86-87, cuando cementaron todo lo que era tierra.
Aunque les costaba más romper el cemento, aun así salían ratas.
-¿Y estaba muy masificada la cárcel?
- Siempre lo ha estado. Hoy en día hay masificación de presos,
nosotros éramos 2.900. Yo he llegado a estar 9 o 11 personas en una celda, que
era de seis metros cuadrados.
-¿Cómo podían dormir?
- Montábamos literas. Pero para hacer una celda así hay que
ser multirreincidente porque sino uno no tendría colchón. Te estoy hablando de
gente experimentada.
-Me sorprende la naturalidad con la que explica todo...
- Lo he vivido. Han sido 14 años en la cárcel. No me lo pasé
mal. En primer lugar, no porque sea castigadora ni reinsertora, sabía que era
un delincuente y si atracaba iba ir a la cárcel. En mi caso, siempre he entrado
con dinero, me traían cada día comida de fuera, comía de menú, cada semana un
abogado me entraba droga, no me faltaba de nada. Quien cumple condena son los
familiares. Son los que sufren las consecuencias de todos los que pagamos cárcel.
No he conocido a ningún inocente en la cárcel.
- Otro pasaje de su vida que ha hecho público hace referencia
al VIH. Usted ha explicado que cuando estaba en la Modelo, de los 800 presos
que se hicieron voluntariamente la prueba en 1986, 797 dieron positivo y solo
tres negativo…
- Llevo 27 años viviendo con los anticuerpos. Me lo detectaron
en 1986, pero el sida ya estaba en 1982 y ya no se puedo negar con la muerte
del actor Rock Hudson en 1985. Creo que no hay ninguna duda de que es una
enfermedad creada por los humanos, se les fue de las manos, como el ébola y
otras cosas. ¿Entonces qué pasa? Estamos ahora en un momento de recortes
en la enseñanza, la sanidad… y en este ámbito no es que no hayan recortado, el
plan de prevención del sida para el 2014 no existe.
- No pinta bien la cosa…
- Estamos como en los años 80. No existe el sida cuando hoy en
día los niños de 15 y 16 años mantienen relaciones sexuales sin condón. Estamos
ante un peligro de que tengamos otra vez una subida en cinco años, pero tan brutal
o más como en los 80. Me parece duro. Por eso lo explico, hemos peleado mucho y
han muerto muchos.
- En su caso la vida le ha dado una nueva oportunidad, ¿cómo
le va ahora?
- He aprovechado todas las oportunidades. Decidí salir de la
otra sociedad, dejando las drogas y el delito, y quise estar en esta sociedad,
aunque esté muy difícil todo. Ya sabía los problemas que había, pero valía la
pena conocer a mi mujer y crear una familia.
- ¿Ve que han cambiado mucho los tiempos?
-Todos los dirigentes que nos están gobernando nos están
chuleando, nos engañan como a tontos. Siempre digo: ¡Llamadme pobre, pero no
tonto! Cuando te tratan de tonto es cuando te mosqueas. Me voy a buscar
enemigos, pero creo que la democracia murió en el año 78. Cuando los políticos firmaron
que no íbamos a perseguir nuestros torturadores para poder tener una democracia
y una pluralidad política. Creo que se equivocaron totalmente.
- ¿Se muestra optimista con el futuro?
-No creo a los políticos, nos han llevado a una ruina total
económicamente y socialmente estamos desganados. Los jóvenes no saben qué
estudiar y los mayores no saben qué votar. El otro día estaba pensando que
tengo que hacerme una cuenta porque mis niños tienen cinco años y quiero que
vayan a la universidad. Y no sé lo que me costará dentro de 10 años la
universidad. Para que luego estudien algo que no saben si tendrá futuro. La
cosa está mal pero desde hace muchos años.
-Además de su aparición en los medios de comunicación, le
hemos visto en el teatro con su monólogo y participando en alguna serie de
televisión. ¿Cómo lleva esta parte más mediática?
- ¡Hasta los Mossos d’Esquadra me piden autógrafos! Me han dicho que les firme el libro.
- ¡Hasta los Mossos d’Esquadra me piden autógrafos! Me han dicho que les firme el libro.
- ¿De veras?
- En verano me robaron el móvil, a mí también me pueden robar,
no a punta de navaja, un descuido y me lo quitaron. Me dirigí a la tienda de mi
compañía y me dijeron que lo denunciara. Fui a la comisaría más cercana y el
mosso que estaba en la entrada me reconoció y me trajo la novela para que se la
firmase. Luego los dos mossos que me atendieron me comentaron que se habían
leído la novela.
-También está activo en las redes sociales a través de Twitter
y Facebook. ¿Qué le parecen?
- Me gustan. Hay que aprovecharlas. No tenía ni idea de redes sociales hace cinco años. Facebook para mí era un buscador de personas, pero todo cambia y ahora es una forma de conectar con los seguidores y una forma más de promoción.
- Me gustan. Hay que aprovecharlas. No tenía ni idea de redes sociales hace cinco años. Facebook para mí era un buscador de personas, pero todo cambia y ahora es una forma de conectar con los seguidores y una forma más de promoción.
-Usted también ha trabajado con artistas ya sea como chófer o
guardia de seguridad. ¿Qué tal esta experiencia?
- He estado con Loquillo, Bunbury, Calamaro, Rosario…estaba en
un momento dulce en el mundo laboral musical. Como todo en mi vida, tuve
suerte. Entré en una primera división como es Loquillo, pero rápidamente me
contrató Bunbury, Calamaro, que no sé si es Champions League. Me llevo muy bien
con ellos y tengo mucha afinidad.
-También incluso trabajó en seguridad en el mundo deportivo y
con Leo Messi, ¿no?
- Fue por pura casualidad. Cuando se celebraba la feria de
moda Bread & Butter en Barcelona una marca italiana de ropa tenía un stand
para Messi por un contrato publicitario. Cuando contactaron con el Barça
dijeron que para que fuera el jugador tenían que venir dos personas de
seguridad. Entonces ellos no tenían a nadie y a través de una amiga en común me
lo propusieron a mí. Entonces era el chófer de Rosario. Y así fue.
-¿Y sigue esta relación con Messi?
- También fui chófer de Messi cuando no tenía carnet de
conducir. Fue a través de otras empresas y en actos extradeportivos, nunca
contratado directamente por el Barça. Ahora tenemos más relación de amigos que
de trabajador. Por ejemplo, cuando Calamaro vino una vez a Barcelona los
presenté y fuimos a cenar.
- ¿Seguirá con su faceta más literaria? ¿Qué otros proyectos
tiene entre manos?
- La segunda parte de ‘La venganza de Tiburón’ está en el
horno. La tendremos para verano y será el secuestro de la Virgen Negra. Por
otro lado, me ha llenado mucho hacer un monólogo en teatro. Fue una prueba
personal y me lo pasé bien. Tengo intención de preparar el espectáculo para el
próximo invierno.
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