Juan Sebastián Alba Torres
Lector voraz, revolucionario y autor imprescindible de la novela negra latinoamericana. Paco Ignacio Taibo II charló unos minutos con Diners.
Paco Ignacio Taibo II es de hablar pausado, le encanta fumar y generalmente se le ve de buen humor. Nació en Gijón en 1949, y desde muy pequeño descubrió su profundo amor por los libros y las historias por las que se hacía pasar por enfermo para no ir a clase y quedarse en casa leyendo las aventuras de D’artagnan, Athos, Porthos y Aramis entre muchos otros personajes que acompañaron sus jornadas de falsa convalecencia. A los diez años se trasladó con su familia de marcada tendencia de izquierda a México, donde se convirtió en activista sindical,periodista y escritor. En 1976 publicó su primera novela llamada Días de combate, con la que inició la saga de Héctor Belascoarán Shayne, detective privado que logró su placa en un curso por correspondencia y que compartía su oficina con un plomero en un vetusto edificio del D.F. Es el biógrafo más leído del Che Guevara, fanático e historiador de la revolución mexicana y fundador de la Semana Negra de Gijón, uno de los festivales de literatura más importantes y de la que fue el director hasta 2012. Fue elegido como secretario de cultura y artes de MORENA, (Movimiento Regeneración Nacional) un movimiento político de izquierda fundado por el excandidato presidencial mexicano Andrés Manuel López Obrador que busca convertirse en una de las fuerzas políticas más fuertes de México. Durante su visita a Colombia habló con Diners en el marco del Carnaval de las Artes de Barranquilla.
Ya que viene a hablar sobre cómo escribir novela negra ¿Qué elementos debe tener la novela negra?
Una buena novela negra, una novela negra quién sabe. Debe tener una anécdota compleja, una historia complicada detrás, tiene que tener un montón de personajes secundarios que funcionen, tiene que tener tensión y pasión y tiene que tener simultáneamente una reflexión sobre la sociedad donde se está produciendo. Tiene que tener un uso del lenguaje diagonal que vaya de la Villa Miseria al palacio. Tiene que tener una percepción urbana muy potente, la ciudad es personaje y originalidad por favor, estoy cansado de novelas negras que no aportan nada, son una y otra vez la misma historia.
¿Como cuáles?
Buaj, dejemos a los pobres que carguen con sus muertos.
¿Y buenas novelas negras?
Las de Jerome Charyn, maravillosas; las novelas negras de la generación francesa, muy buena novela negra, algún material se ha producido en América Latina durante estos últimos años que vale la pena mirar, algunas novelas españolas que rondan con la novela histórica y con la novela de horror, la serie de Pepe Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán, la gran novela negra de Dashiell Hammett, Raymond Chandler, Jim Thompson, la novela negra hardcore y muchos más.
La novela negra también necesita villanos ¿De dónde nacieron los suyos, lo inspiraron casos reales?
Muchas veces trabaje con personajes surgidos de la realidad de México, en las novelas de Belascoarán hay muchos personajes que si se lee entre líneas se puede averiguar quiénes fueron.
¿Cuál fue su primer libro?
Lo primero que publico en mi vida fue una novela negra, Días de combate, 1976, y fue mi primera opción como escritor. Luego escribí otras cosas, pero primero escribí novela negra y seguí durante mucho tiempo. Era la percepción de que la novela negra te permite dos cosas al mismo tiempo, primero te permitía hacer una novela social viendo como era el mundo, en que ciudades se cometían los crímenes, qué pasaba, bajo qué tensiones y luego la novela de acción porque estas novelas deben tener una gran dosis de peripecia, de acción, de anécdota, de humor, que pasen muchas cosas; me gusta más una novela que me sorprenda, que me desconcierte.
¿Por eso el primer villano fue Cerevro? Alguien que le tendía trampas y juegos mentales a Héctor Belascoarán?
Sí y además porque me interesaba esclarecer esta idea de los miedos que tiene una ciudad, sobretodo el DF, y así fue cómo llegué a la novela negra buscando estos elementos.
¿Y cómo nació el detective Héctor Belascoarán Shayne, el protagonista de sus novelas?
Una vez que decidí escribir mi primera novela, empecé a buscarlo, quería un personaje que no fuera la simplificación de la generalización de un género que había triunfado en Estados Unidos a México. Entonces dije no se va a llamar Pedro Pérez ni Juan Ramírez, le voy a poner un nombre lo bastante extraño y exótico para que si lo aceptan lo acepten por lo que es y no por cómo se llama, y que acepten que es un detective mexicano, muy mexicano. Entonces le busqué este extraño nombre producto de mis memorias que andaban por ahí, le di esos apellidos Belascoarán porque su padre era un oficial de la marina vasca y Shayne porque su madre era una cantante de folk irlandesa. Le di un aire despistado, me gustaba que no tuviera claro el por qué de las cosas, que saliera reactivamente de un mundo que abominaba porque era ingeniero de una fábrica industrial y que fuera detective básicamente por razones de curiosidad.
Y que no aceptara casos sencillos.
No porque los trabajos sencillos no lo divierten.
¿Entonces se volvió un detective privado por pura diversión?
Sí, porque además coincide con un momento de su vida en el que no necesitaba el dinero porque había heredado una pequeña plata de sus padres y se podía dedicar a eso.
¿Por qué un personaje hijo de inmigrantes?
Porque quería un personaje desarraigado, que le costara hacer suyo el D.F. Porque el busca encontrar su mexicanidad dentro de esa ciudad.
¿Por qué nos gustan tanto los asesinos en serie?
Porque dan para más capítulos.
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