22 de febrer del 2014

David Torres

[Diario Córdoba, 22 de febrero de 2014]

Javier Vázquez Losada

David Torres (Madrid, 1966), escritor y columnista de prensa, es un referente de la novela negra y uno de los nombres más prestigiosos de la narrativa española actual. Con Niños de tiza (2008) obtuvo el Premio Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón y el Premio Tigre Juan, y con El gran silencio (2003) quedó finalista del Premio Nadal. Punto de fisión (2011) le valió el Premio Logroño de Novela y El mar en ruinas (2005), una ambiciosa continuación de la Odisea , obtuvo el elogio de la crítica. Ha publicado también libros de viajes (La sangre y el ámbar), relatos (Cuidado con el perro, Donde no irán los navegantes ), poesía (Londres ), una novela de montaña, Nanga Parbat...
--¿De dónde viene el título de Todos los buenos soldados , su última novela publicada?
--De una ensalada de Mateo Flecha el Viejo, uno de los grandes compositores de este país. Cuando la terminé me di cuenta de que el título podía prestar a engaño porque entre los protagonistas no abundan los militares edificantes, pero los buenos soldados, salvo excepciones, casi siempre suelen estar entre la tropa.
--El escenario, y la motivación de la novela, es una historia por muchos desconocida. ¿España y Marruecos en guerra en los años 50?
--Sí, la guerra de Sidi Ifni, que empezó en noviembre de 1957 y terminó unos cuantos meses después, fue nuestra última guerra colonial y de las más olvidadas, ya que a Franco no le interesaba mostrar una mala relación con el gobierno marroquí. Fue una guerra de chiste, casi una historia de Gila, porque nuestras tropas iban mal equipadas, con fusiles de la guerra civil, con alpargatas y con bombas defectuosas.
--Precisamente ese escenario, las descripciones de lugares, de gentes, el Ifni es en sí mismo un personaje de la novela.
--Me documenté a fondo, pero creo que uno de los peligros de la novela histórica es el exceso de documentación cuando ésta no sirve para nada. Es decir, dar un montón de detalles y colorear el fondo sólo para demostrar que conoces el escenario. Eso puede lastrar muchas novelas porque todo lo que no sirva a la narración hay que podarlo sin misericordia. Yo necesitaba cosas como un teatro para que actuara Gila, el hotel La Suerte Loca, la anécdota del cargamento de putas que trajeron los generales de Canarias o el zoológico cutre con los animales enfermos.
--Incidentes, guerra, guerrilla, ¿qué fue lo que sucedió?
--Bueno, eso queda fuera de la novela, pero perdimos un montón de territorio y mantuvimos algunas plazas fuertes, entre ellas Sidi Ifni. Fue un empate lamentable o, mejor dicho, una victoria pírrica, ya que al final acabamos entregando todo lo que nos reclamaban unas décadas después sin pegar un solo tiro. Esos cientos de chavales españoles, por no hablar de los marroquíes, murieron por nada.
--¿Cómo es posible que Gila pueda ser sospechoso de matar al sargento Armendáriz?
--Porque tenía un motivo: el sargento le humilló organizando una parodia de fusilamiento. Luego, cuando matan al sargento, él lógicamente aparece como sospechoso. Después, ya disipadas las sospechas, el fiscal militar se lo lleva consigo como ayudante y Gila casi se vuelve detective. Me hizo gracia aludir a aquella anécdota terrible que le sucedió a Gila en 1938 en El Viso de los Pedroches. Un pelotón de moros borrachos reunió a un puñado de prisioneros republicanos y los fusiló. Gila sobrevivió de milagro, y junto a él, un cabo. El lo contaba con su característico humor negro: "Me fusilaron mal".
-- ¿Quedan algunos sargentos Armendáriz en el ejército? O mejor dicho, ¿queda algo del ejército de la novela hoy día?
--Armendáriz, Ochoa, De Castro y Fox en el ejército español, y en todos los ejércitos ha habido siempre ese tipo de personajes. Espero que no se queden únicamente en el arquetipo, espero haber conseguido rellenar el armazón de carne y sangre. Algunos lectores me han dicho que Fox es su personaje favorito. Yo he conocido a unos cuantos legionarios, entre ellos el coronel Benito Gallardo de Melilla, y no solo no tiene nada que ver con el coronel Ledesma sino que yo diría que es algo así como su antimateria.
---Los personajes dan muchas veces la sensación de vivir desesperados, de ser parte de un guión que otros han trazado, eso los convierte en irreales, como fantasmas...
--Bueno, la libertad es un concepto que no se entiende hasta que uno padece una dictadura. Si a eso sumamos el absurdo de la guerra y la jerarquía del ejército, no había mucho margen de maniobra para esos soldados. Menos aún para Adela, la protagonista femenina de la novela, que tuvo la desgracia de vivir en una época donde las mujeres no valían nada.
--Pudiera ser una de las ventajas de las novelas. Permiten vivir, recordar, hechos como el que usted narra, y ya no pasarán desapercibidos.
--Ojalá. Empecé la novela pensando que, solo porque aparecía Gila, estaba escribiendo un libro de humor o con cierto sentido del humor y la acabé con una sensación de haber contado algo terrible. Ojalá tenga usted razón. Ojalá mi novela pueda contribuir, aunque sea solo un pellizco, a que esa guerra y cuantos combatieron en ella no se olviden.
--¿Novela negra, de acertijo, social...?
--Novela caqui, la llamo yo, porque es una novela negra en un ambiente militar. Lo bueno de una novela negra es que siempre incluye al menos un acertijo y casi siempre un análisis social.
--Uno siente, leyendo Todos los buenos soldados , que todo es entre gris y marrón, la arena del desierto, una suerte de feísmo en escenarios y personajes.
--Pero Sidi Ifni es un escenario magnífico, atrapados entre el desierto y el mar, quería dar un poco la sensación de que mis personajes estaban también en una prisión. Es lo que era España en aquella época: una cárcel enorme.
--Casi estoy por apostar a que es su única novela no premiada o no publicada a raíz de un premio importante. ¿Qué la hace diferente en ese sentido?
--No, no, ya tengo varias novelas que no han sido premiadas, entre ellas El mar en ruinas Los huesos de Mallory . Diferente lo es en el sentido de que la escribí un poco para descansar del trabajo que me llevó Punto de fisión . Aquí no hay toda esa complejidad de tramas, personajes y niveles narrativos. El problema aquí fue mantener la tensión y la puntería de la flecha. Desde mi primera novela, Nanga Parbat , no escribía un texto tan directo.
--¿Cuál será su próximo proyecto literario?
--Pues todavía no lo sé, tengo varios proyectos. Sé que muy posiblemente lo próximo que publique será un libro de relatos. Hace más de diez años que no publico relatos y creo que hay unos cuantos que estaban en el cajón o publicados en la revista que tal vez merezcan la pena.


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