Javier Coria
El autor italiano Pino Cacucci nos presenta al anarquista, soldado y primer ladrón de bancos que utilizó un coche para huir de sus atracos
Una mañana del 11 de diciembre de 1911, en París se utilizó por primera vez un automóvil en el atraco a un banco. En el interior del vehículo iba la “Banda de Bonnot”. Jules Bonnot, considerado el enemigo público nº. 1 en la Francia de la época, fue un obrero metalúrgico, soldado y anarquista. Considerado un héroe popular romántico por unos, y un simple delincuente por otros, el que fuera chófer de Arthur Conan Doyle combatió a la burguesía parisina y fue un mal sueño para los gendarmes de la Sûreté. Pino Cacucci (Alessandria, 1955) es el autor de En cualquier caso, ningún remordimiento (In ogni caso nessun rimorso), biografía novelada de Bonnot. Novelista y guionista, el piamontés Cacucci es el traductor al italiano de autores como Enrique Vila-Matas, Rafael Chirbes o Javier Cercas, entre otros autores españoles. Hablamos con él sobre esta sorprendente novela.
Algunas de sus novelas suelen incluirse en el genere giallo. Particularmente creo que esta es una gran novela, sin más etiquetas, pero leo que la crítica la enmarca como la renovada novela negra italiana, con mucha acción, pero también con mucha crítica social. ¿En cualquier caso… es una novela negra?
Las etiquetas me quedan estrechas e incómodas, siempre intento escaparme de ellas, quizás por esto he escrito tantos libros cambiando de género, pero siempre me atrajo la novela negra, o de aventuras, como medio para contar una realidad y las historias de hombres y mujeres que sacrificaron su vida por causa de un ideal, pero sin caer en las ideologías que, al fin y al cabo, nos han dado las peores dictaduras del siglo XX. En Italia hay una corriente literaria que se autodenomina “nueva novela épica”, que entre varias cosas, se dedica a rescatar la memoria olvidada de los rebeldes. Yo creo que mi novela aspiraba a eso (unos veinte años antes, cuando la escribí), a contar de una manera épica la historia de personas que, al final, estaban desesperadas y marginadas, pero no aceptaban bajar la cabeza y seguir soportando humillaciones.
Bonnot formó parte de la tradición anarquista que propugnaba la acción directa, la lucha armada y atracos a bancos. Pero Bonnot no fue ni dirigente del movimiento, ni el líder de la banda a la que pertenecía, aunque la prensa y la policía así lo afirmaban. ¿Por qué tuvo tanto carisma?
Porque creo que se convirtió en un símbolo, el emblema y el ejemplo de un hombre que antepuso la dignidad y la rebeldía a cualquier de política que se pierde en el laberinto de las buenas intenciones: o sea, ten paciencia, dame tiempo y verás que haremos la revolución… No, a Bonnot le hervía la sangre en las venas, su sensibilidad le imponía pasar a la acción, costara lo que costara, hasta las últimas consecuencias. Claro, debemos tomar en cuenta la época en la cual pasó todo esto, y también el sentido de la “venganza”: Bonnot era el vengador de los oprimidos por los bancos y el capitalismo, por una burguesía rapaz, era la otra cara de la Belle Époque, donde los obreros y los mineros luchaban por un salario digno y condiciones humanas en el trabajo, y el poder les echaba encima el ejército, que mataba a mansalva usando hasta la caballería y la artillería. Es por esto que tuvo su carisma entre los desdichados. Y la suya es una historia que se refleja en otras épocas, por ejemplo en los años setenta, cuando en Italia hubo muchos Bonnot, que frente a la corrupción insoportable del poder se lanzaron a la lucha armada, que resultó un suicidio de masa y borró del mapa una generación política.
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