Juan Carlos Galindo
En este blog las defensas de lo que nos gusta, de lo que nos parece auténtico, arriesgado, negro de verdad, bueno u original, de aquello que nos corroe cuando lo leemos, que nos mueve a pensar o a llorar siempre han sido vehementes y radicales. Con Fiat Lux no se puede ser de otra manera. El número dos de la revista de género negro demuestra su fuerza, su particular y arriesgada apuesta visual y que la calidad de los temas y su variedad de enfoques no eran patrimonio de un primer número en el que se tira la casa por la ventana. Es más, en este segundo mejoran muchas cosas y se mantienen las buenas del primero, tan bien contadas por Javier Rodríguez Marcos en su blog.
Hablamos con Daniel Borasteros, uno de los dos cerebros del crimen junto con el fotógrafo uruguayo Mauricio Skrycky, para que nos cuente los entresijos de una publicación que nos hace disfrutar y que era tan necesaria. Una apuesta orgullosa a la que deseamos larga vida.
Fiat Lux es distinta y arriesgada desde el nombre, “Hágase la luz” en latín. Título difícil que genera preguntas pero que va calando y con el que Borasteros y Skrycky buscan marcar territorio desde la portada. “Tiene un doble sentido”, asegura Borasteros. “Por un lado, que llegue la luz, que las cosas se esclarezcan. Por otro, es un homenaje a la agencia de Néstor Burma, el personaje de Leo Mallet”.
¿Qué tiene Fiat Lux? De todo. El enfoque es heterogéneo y la idea, cuenta Borasteros, es seguir así y “dar homogeneidad con secciones fijas más que primando contenidos por encima de otros”. Apunten: relatos (uno inédito de Stig Larsson, en exclusiva mundial, en este segundo número); entrevistas (Lorenzo Silva y Donna Leon en el número inaugural, Javier Cercas y Jo Nesbo en este, por ejemplo); críticas de libros, series o videojuegos relacionados con lo criminal (con buenas y variopintas firmas); perfiles (excelente el del Chapo Guzmán) reportajes fotográficos (insisto, qué gran apuesta estética la de toda la revista) y reportajes, a secas.
Esa es la gran virtud de Fiat Lux: gente que está en los sitios y cuenta historias potentes elaboradas con tiempo. El paseo por un Olot tétrico es un ejemplo magistral. Pero hay más: la pieza sobre la corrupción policial en Barcelona de nuestra compañera Rebeca Carranco es periodismo de libro; la conversación de Borasteros con un machaca, un caletero y un robajamones es inclasificable y dura; la disputa de los calaqueros por los cadáveres en una Guatemala barrida por la violencia arrastra al lector a una realidad cruda y miserable. Como la vida, como muchas buenas novelas.
El de Guatemala no es el único reportaje latinoamericano. Horacio Convertini cuenta de maravilla la historia del robo del siglo en Argentina. La elección de los temas no responde a una intención de vender en América, según cuenta Borasteros. Es más un interés de los responsables de Fiat Lux por acercar una realidad que conocen bien.
Una virtud que les acompaña desde el principio es la autocrítica. Mientras hablo con Daniel me cuenta, como ya se recoge en la presentación firmada por él y su socio, que este número está mejor editado, que el primero tenía muchas errores. “En este número tenemos la satisfacción de ofreceros menos erratas por el mismo precio. Es una promoción que esperamos mantener.”, aseguran. También me dice que la parte uruguaya del reportaje de Luis Mario Vitette (el ladrón del siglo del que hablábamos más arriba) ha quedado “un poco larga”. Si alguien hace una revista de este nivel y encuentra espacio para la crítica, la situación sólo puede mejorar.
¿Cómo sobrevive una opción suicida en un contexto deprimente y complicado? Borasteros asegura que los números están hechos para que “sin publicidad, el negocio se mantenga con la venta de un número racional de ejemplares”. Si no llega, quedan opciones:crowfunding (como sus colegas de Alibi, Francia, excelente publicación que ha sobrevivido gracias a eso), “un número más reducido y adaptado a la gente que le haya gustado”... muchas opciones antes de plantearse echar el cierre.
Para el número de primavera, que saldrá en marzo, siempre un poco adelantados a estación real, tienen ya un relato inédito de Carlos Castán, autor de La mala luz. Larga vida a Fiat Lux. Vive le noir. Lean y disfruten.
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