30 de gener del 2014

Roy Grace, policía y adorable santón

[Elemental, 30 de enero de 2014]

Juan Carlos Galindo


Roy Grace es un santón. Un superintendiente de Brighton, sur de Inglaterra, que adora su trabajo por encima de cualquier otra cosa y que adora hacerlo bien, en los límites de la ley, para que esta se cumpla sin romper sagradas prerrogativas morales. Es, también, un hombre atormentado por la desaparición de Sandy, su pareja,  hace 10 años. Y un buen amante, y un buen compañero, y un gran amigo para su colega Glenn Branson.
En una época de personajes oscuros y en un blog coordinado por quien esto escribe, un amante impenitente de los Charlie Parker,Bernie GuntherJohn RebusLew Archer… etc,, para quienes la ley está por detrás siempre de la justicia o al menos del castigo de la injusticia, el personaje creado por Peter James (Brighton, 1954) es todo un hallazgo. No es el único del panorama, pero es de los que mejor funciona, o al menos así me lo parece después de haber leído Esquivar la muerte (Roca, traducción de Jorge Rizzo), octava entrega de la serie (hay una novena todavía no publicada en España). También quiero hablar de Traficantes de muerte (Roca, como todas las anteriores), que plantea un dilema moral muy interesante y que es en la que mejor lleva el thriller hasta sus últimas consecuencias.
Con estas dos reseñas seguimos con la serie de lecturas para la BCNegra que empieza en unos días y que ya hemos glosado con Philip Kerr y Un hombre sin aliento y Carlos Zanón y Yo fui Johnny Thunders. Y, en breve, Ben Pastor.
Hay algo en la siniestra normalidad de la presentación del argumento de Esquivar la muerteque inquieta. Brighton y Hove, tranquila ciudad de Sussex, sur de Inglaterra, nunca más conocida como la capital del crimen como lo fue en la década de los treinta del siglo XX, recibe a la superestrella mundial Gaia, reina del pop, proyecto de actriz, para que ruede una película en su ciudad. Hasta ahí todo bien, pero la galería de personajes desquiciados y desquiciantes que quieren acabar con la vida de Gaia, o que hoy la adoran y mañana la crucifican te hace revolverte en la silla. Menos mal que está Roy Grace para tranquilizarnos.
El superintendente busca la manera de garantizar a toda costa la seguridad de la estrella mientras lidia con el fantasma de su mujer, desaparecida hace 10 años y a la que quiere declarar oficialemente muerta, el divorcio de su amigo Branson y la nueva relación con la forense Cleo. El thriller está muy bien montando, los malos son creíbles, el mundo del cine se lleva un buen palo y la novela se lee con total facilidad y disfrute. Lo mejor, de nuevo, el protagonista. Tomo de la novela  una descripción perfecta:
"A Grace le faltaban apenas ocho semanas para cumplir los cuarenta años, y llevaba veintiuno en la Policía de Sussex. Medía casi metro ochenta y se mantenía en forma gradias a su inalterable rutina de ejercicio. El cabello, de color rubio, lo llvaba corto y engominado por inidicación de su gurú de la moda, Glenn Branson, y su nariz, rota a causa de una escaramuza en sus tiempos de agente de la calle, le daba un aire de boxeador retirado. Su esposa, Sandy, que llevaba desaparecida casi una década le había dicho una vez que tenías los ojos de Paul Newman" 
En Traficantes de muerte se plantea esta pregunta ¿Qué harías si tu hija va a morir y sólo el tráfico de órganos puede salvarla? El dilema se encuentra detrás de este impactante thriller de un James que sobre todo es maestro en enganchar al lector. Grace se enfrenta a lo peor de la mafia rumana en un libro paradigma de lo que implica el género en su vertiente más espectacular: entretenimiento, buenos personajes y una trama que no falla. Y el dilema moral, bien complejo, está presentado con sus matices y sin maniqueísmos. Además, James es muy bueno a la hora de documentarse para sus novelas, llenas de detalles jugosos.
Pero también tiene algunos peros: los personajes, en sus relaciones de pareja, son a veces demasiado moñas. Y me pasa lo que al maestro Elmore Leonard, que algunas cosas accesorias me sobran en ciertos párrafos.
En un momento de la novela, Grace habla con su nueva pareja, Cleo, en una conversación que mutilo algo para no estropear la historia a nadie, pero que dice mucho del personaje y de los reproches que se me ocurrieron mientras la leía: 
CLEO:  “¿No te preguntas a veces si eres demasiado poli?
GRACE: ¿Por?
- ¿Por hacer cumplir la ley a toda costa? ¿Sin fijarte en el precio humano? ¿No te ves tan obligado a ver el mundo con los ojos de un policía que pierdes la visión del exterior?  ¿No piensas: trabajo hecho, pasemos al siguiente?
- No, nunca- respondió él, sacudiendo la cabeza-. No es así como trabajo, ni como me siento. Nunca.
- Realmente eres un buen hombre.
- El mundo es una mierda.
- Tú haces que sea menos mierda.
- Ojalá.
He aquí un policía. Bueno y de verdad. Lean y disfruten.

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