1 d’octubre del 2013

«Con cada crisis cambia el rostro del crimen»

[Hoy, 1 de octubre de 2013]

El escocés Craig Russell publica una nueva entrega de la serie que protagoniza su macarra y violento detective Lennox 

La crítica dice que las novelas de Craig Russell (Fife, 1956) son «de un negro muy intenso». El autor escocés está de acuerdo. En este registro canónico del género «negro puro» presenta al lector español 'El sueño oscuro y profundo' (Rocaeditorial), tercera entrega de la serie de su detective Lennox. Es un ser políticamente incorrecto «que hace lo correcto». Macarra, violento, mujeriego, despiadado, irónico, resentido, está muy lejos de la elegante línea de intriga deductiva y nada sanguinolenta que inauguró Sherlock Holmes. Se aproxima al Marlowe más truculento de Chandler y a otros referentes de la época dorada del 'noir' estadounidense, como 'Cosecha roja' de Dashiel Hammett.
Lennox es un lobo solitario distanciado de su rica familia canadiense, un excombatiente que investiga en el sombrío Glasgow de los años 50 un truculento asesinato que destapará la inmundicia que desborda las alcantarillas del hampa escocesa, para la que a veces trabaja. Es un tipo duro en una dura ciudad que atraviesa tiempos duros.
Antes que narrador policíaco Russell fue agente de policía, corrector de textos y creativo de una agencia de publicidad. «Quería ser escritor desde los doce años», de modo que su andadura profesional fue un camino hacia su actual oficio. Los lectores sancionan sus novelas con ventas millonarias y la crítica elogia su estilo adusto, directo, dinámico, descarnado y fiel a las claves del género.
El detective, que se tiene a sí mismo por «un cínico hijo de puta», protagonizó antes 'Lennox' y 'El beso de Glasgow'. En esta entrega investiga en el infernal Glasgow de los tristes 50 un macabro asesinato ocurrido muchos años antes y que implica a lo peor de las mafias que operan en la ciudad escocesa. Lo hará «en un tiempo muy oscuro, cuando Europa no podía aún soñar con recuperarse de la heridas de la segunda guerra mundial que dejaron una huella muy profunda en Lennox, excapitán del ejército canadiense» explica Russell. «La novela negra es un barómetro social muy exacto, un espejo fiel de las situaciones de crisis como la que vivimos ahora. Y con cada crisis cambia de manera sustancial el rostro del crimen. Una situación como la que se vivía en aquel Glasgow húmedo, pobre, negro y literalmente al borde del abismo», dice Russell, que ha participado en el Hay Festival de Segovia.
Su detective se mueve como pez en el agua en los ambientes turbios y cargados de una gran urbe nebulosa y de salvajes contrastes, castigada por la pobreza y la crisis. «Una ciudad literalmente negra, muy americana, que se alzó al tiempo que Boston, que estaba en plena decadencia, como el imperio británico, y en la que campaban la pobreza y la violencia de todo género, incluida la policial y la institucional», resume.
Su otro gran personaje de ficción, el inspector de Policía Jan Fabel, al que ha dedicado otra serie, trabaja en la también oscura, brumosa y delincuencial ciudad de Hamburgo. «Fabel es un tipo normal, sin mayores problemas, una persona ordenada y un policía de orden, mientras que Lennox está en constante lucha contra sí mismo para dejar el lado turbio de la vida y los traumas de la Segunda Guerra Mundial», explica Russell. «Fabel es para una tarde de charla, Lennox para cruzar la noche», ironiza.
Como ocurrió con Fabel, el cine se fijará en este atrabiliario detective al que su autor pondría las angulosas caras del fallecido Jack Palance o del danés Mads Mikkelsen, malote habitual en la pelis de James Bond. Lennox es un tipo frío, nada amable con las mujeres «sin llegar a ser misógino», con cierto sentido del humor y mucha ironía. «Curiosamente gusta mucho más a las mujeres que a los hombres» según su creador.
«Mientras que Sherlock Holmes habría utilizado el intelecto y una gorra de cazador para resolver sus casos, yo habría empleado más bien los músculos y una cachiporra flexible. Y para ser franco, había llegado a disfrutarlo un poquito más de la cuenta y quería alejarme de ello», explica el propio personaje, un mercenario que, por lo común, trabaja en desapariciones y asuntos de poca monta como robos y divorcios.

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