12 de setembre del 2013

Michel Gueorguieff (1951-2013)

[El País, 9 de septiembre de 2013]



Impulsor del festival de novela negra de Frontignac

Descubridor de talentos literarios

Óscar Caballero

Montpellier pierde a una de las mayores figuras de su vida literaria", despidió el diario Midi Libre a Michel Gueorguieff, fallecido a los 62 años, víctima de un cáncer, semanas después de que desapareciera su amigo, el escritor Elmore Leonard, uno de los grandes autores de novela policiaca que el tesón de Gueorguieff consiguió atraer a Frontignac.

En poco más de tres lustros, Gueorguieff convirtió ese modesto pueblo situado entre Sète y Montpellier en capital francesa del polar, el término francés para designar a la novela negra.

En 1987, en su domicilio de la Rue de Verdun, en Montpellier, Gueorguieff creó, con su esposa Martine Gonzalez, la asociación Soleil Noir. Ese sol negro iluminaría debates, lecturas y tertulias en torno al crimen literario. Diez años después, Gueorguieff funda en Clermont-l'Hérault un encuentro que al año siguiente hallará su sede definitiva en Frontignac y, hoy, es el decano de los festivales franceses del género. 

De entrada, con la palabra internacional en el título. Pero sin otra posibilidad, para justificarlo, que la fuerza de convicción de su fundador. Es leyenda, ya, en Frontignac, que un día Gueorguieff se largó a Missoula, villorrio de Montana, para presentar su FIRN –por Festival Internacional de la Novela Negra– a James Crumley. Llevaba una botella de moscatel, el vino de Frontignac. Y terminó por convencerle. Así también apareció, en el 2006, con Elmore Leonard, con quien anudaría una fuerte amistad. 

También fue su talento de invitador el que logró que los debates de la mañana dominical –puntuados por las campanadas que llamaban a misa, para pasmo de Leonard– o los banquetes de mejillones –asados sobre sarmiento, en la playa, por la noche– contaran con la presencia de figuras como Donald Westlake, Thierry Jonquet, John Harvey, Paco Inacio Taibo II, George Chesbro, Dennis Lehane o David Peace. Y sobre todo, esa constelación discutía con fascinados lectores, tomaba copas en el bar, animaba mesas redondas, firmaba ejemplares. 

Descubridor de talentos, apostó por una debutante, Fred Vargas, y le aplicó su sistema: invitar a los novicios al festival para que se codearan con los maestros. Por eso Vargas, reacia al servicio posventa, participaba del festival, firmaba libros, y en junio pasado, cuando ya Gueorguieff, muy débil, faltó con aviso, aceptó ser madrina del festival. 

Efímero político cerca del fallecido Georges Frêche, logró en el 2004 que Frontignac declarara ciudadano de honor de la ciudad al polémico Cesare Battisti, discutido no por sus novelas sino por su pasado en los años de plomo italianos. Prófugo de Italia, donde está acusado de asesinato, refugiado en Brasil, Battisti cuenta con el apoyo de una asociación de la que Fred Vargas es animadora. "La muerte de Gueorguieff es la mala noticia que nadie hubiera querido conocer ", aseguró Pierre Bouldoire, alcalde socialista de Frontignac desde 1995. "Al hilo de las ediciones del festival llegamos a ser amigos. Era un hombre encantador y un erudito en su tema. No sé si la ciudad tiene idea de lo que hizo por situarla en el mapa. Su festival es aún un objeto extraño para muchos, y sin embargo, Gueorguieff vendió Frontignac en las tres Américas y en Europa. El mejor homenaje sería que su equipo continuara con el FIRN".

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