19 de setembre del 2013

El ladrón que leía a Spinoza; El ladrón que citaba a Kipling, de Lawrence Block


Lawrence Block. El ladrón que leía a Spinoza; El ladrón que citaba a Kipling. [Barcelona]: Avesta, [1986]

Bert había entrado limpiamente en la mansión para afanar la valiosísima moneda. Y allí estaba su botín, pero acompañado por un cadáver aún caliente. Baruch Spinoza, allá por el siglo XVII, escribió sobre todo lo divino y lo humano -y Bert lo sabía bien porque era su filósofo preferido-, pero nunca dio ninguna receta para liberarse a la vez de una acusación de robo y de otra de asesinato. La receta tendría que irla descubriendo el propio Bert, rápidamente y sin cometer un solo error.

Los bibliófilos han enloquecido. Corre la voz de que existe un ejemplar, un único ejemplar de una rara y casi desconocida obra que, además, está dedicada a Hitler y es ferozmente antisemita. Y un bibliófilo enloquecido por una pieza única es un sujeto muy peligroso. Eso lo sabe bien Bern Rhodenbarr, el más hábil y el más honrado de los ladrones, que acaba teniendo el libro en su poder y se encuentra rodeado por una manada de hombres ávidos por conseguir el preciado volumen. Tan ávidos que, por supuesto, no repararán en medios para obtenerlo.

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