26 de juny del 2013

Un escritor entre miles de aspirantes: a la caza del mirlo blanco

[Zoom News, Letras y tretas, 25 de junio de 2013]

José Luis Ibáñez Ridao


De seguir a la baja las cifras de ventas de libros y al alza –exponencial– las de aspirantes a escritor, va a acabar cumpliéndose la profecía de Julio Cortázar cuando vaticinó una sociedad con más autores que lectores.


Martes, 25 de junio de 2013. 09:46 h. Tecleo en Google "taller de escritura" –así, con comillas, para acotar la búsqueda– y me aparecen 652.000 resultados. 
No, no lo han leído mal ni se me ha colado un cero. ¡652.000 referencias!
Miles de alumnos se inscriben cada año en esos talleres y cursos, desde los más sencillos, de unas pocas jornadas en una biblioteca o ateneo, a los másteres universitarios de un par de años. Algunos escritores han encontrado en ellos, como docentes, un buen complemento salarial en unos tiempos en que las ventas –y por tanto los ingresos– caen en picado.
Y de miles de alumnos, salen miles de manuscritos.
"Se nota el aumento del paro", me cuenta  Gregori Dolz, director de la editorial Alrevés. "Hay mucha gente que ha perdido su trabajo o está mal pagada y quiere probar suerte en la literatura". Déborah Albardonedo, agente literaria de bastantes escritores noveles –inició su actividad en 2010–, cree que más que el paro "que sí, ha hecho que mucha gente tenga más tiempo libre, se trata de una moda".

La escritura como terapia

Sin negar ninguna de las dos causas anteriores, Pau Centellas, de laagencia literaria Silvia Bastos –una de las más prestigiosas de nuestro país–, va algo más allá y cree detectar en el fenómeno un elemento que podríamos calificar de psicosocial: "mucha gente escribe como terapia y vuelca en una novela sus experiencias personales, sus vivencias o sus ideas. Es muy respetable pero me parece que no es suficiente si no va acompañado de mucha lectura previa y de una cierta técnica".
Sea como fuere, "no damos abasto con los originales", reconocen todos ellos.
Por eso, muchas editoriales y agentes han tenido que limitar su recepción. "Aunque solo leyéramos las cinco primeras páginas de cada manuscrito que recibimos, no podríamos con todo lo que nos llega", puntualiza Pau Centellas. "Hemos tenido que poner una nota en la web diciendo que no aceptamos manuscritos no solicitados", corrobora Blanca Rosa Roca, directora de Rocaeditorial. "Solo leemos los que ya han superado algún filtro previo, como un agente, un concurso e, incluso, algún librero al que un cliente o amigo le ha dado un original para conocer su opinión".

A la caza del mirlo blanco

Una editorial media española recibe docenas de manuscritos cada semana, tanto por la vía tradicional –impreso– como por email. Doy fe. "Mira", me  decía no hace mucho un editor señalando una fila de estanterías cubiertas por cientos de novelas inéditas encuadernadas con el canutillo negro de las copisterías, "esto es de los últimos cuatro meses".  ¡Ostras!
Ante tamaña avalancha, ¿cómo se detecta un mirlo blanco, un autor de éxito en ciernes? Oficio. Y mucha mili.
Hay textos, la mayoría, que se descartan por si solos desde la misma carta de acompañamiento, con faltas de ortografía o mal redactada; otros no pasan la prueba del algodón, o sea, la lectura de cinco páginas del principio, cinco intermedias y cinco finales.
Si superan esta fase, les aguarda un lector –un/una, ya saben– que hará el informe correspondiente. No hay nada garantizado aún. "Que te publiquen una novela –explica Dolz– es muy difícil; que venda, es veinte veces más complicado".  
Vale, la cosa está difícil pero mirlos blancos, haberlos haylos.
De hecho, se puede hablar de una nueva categoría en la que entran fenómenos como los de María Dueñas –una profesora de instituto que se hinchó a vender ejemplares de su primera novela, El tiempo entre costuras (Temas de Hoy)– o Carlos Ruiz Zafón –un escritor de novelas juveniles que se convirtió en bestseller mundial con La sombra del viento (Planeta)–.  
Y todo el mundo quiere una dueñas o un zafón.
Siendo muy dificultoso, y aunque parezca paradójico, en la actualidad es más fácil publicar una primera novela que una segunda o una tercera si las anteriores no han ido como un tiro. Son cosas de la crisis. Y siempre que se trate de buenas novelas, claro.
Veamos. Un autor novel recibe un adelanto mínimo –si lo recibe– y pueden suceder dos cosas con él: que no funcione, con lo que la pérdida económica es asumible; o que sea un éxito y nos hallemos ante un nuevo mirlo blanco. Si se queda a medio camino, lo tiene casi igual de mal que si no vende.
Los autores que llevan dos o tres novelas que han funcionado moderadamente se encuentran, también, ante una situación compleja. "Con la crisis –señala Pau Centellas– las ventas han caído y ha llegado un punto en el que ni la editorial, por razones económicas, ni el autor, por cuestiones de prestigio, pueden permitirse un fracaso, aunque sea relativo". Aquellas carreras prometedoras, en las que una editorial invertía en un autor a medio o largo plazo, han quedado en standby, a la espera de que el panorama se aclare. Si se aclara.
Me pica la curiosidad y reviso las biografías de algunos de mis autores de cabecera y, en efecto, una buena parte de ellos empezó a triunfar a partir del tercer o cuarto libro. Hoy la cosa sería muy complicada para ellos.

No hay fórmulas mágicas

Lo malo –o lo bueno, según cómo se mire– del asunto es que no hay fórmulas mágicas ni algoritmos estilo Numbers que permitan detectar un éxito.
Y esos éxitos pueden aparecer de la forma más insospechada.
Luz Gabás envió el manuscrito de Palmeras en la nieve directamente a la editorial Temas de Hoy y lleva 18 ediciones.
Hace un par de años, Espasa detectó una novela autoeditada que causaba furor en las redes y en la Casa del Libro de Castellón –gestionada por la editorial–. Se llamaba El bolígrafo de gel verde, de un tal Eloy Moreno –que llegó a ofrecerla en las puertas de las librerías–.Contactó con él, la contrató y llevan vendidos más de 100.000 ejemplares. En septiembre, Moreno lanzará su segunda novela, Lo que encontré bajo el sofá.
David de Juan, una de nuestras promesas más firmes –aunque las ventas de El baile de las lagartijas(Temas de Hoy) no hayan sido mareantes–, se presentó con su manuscrito en el piso del escritorAntonio Gómez Rufo –conocía a la portera de la finca– por si podía echarle una mano.
Gregori Dolz encontró su mirlo blanco en Víctor del Árbol La tristeza del samurái. Se ha convertido en un fenómeno editorial en Francia, en donde ha recibido el Prix du Polar Européen 2012, a la mejor novela policiaca europea. Poca broma. El soplo le llegó a través de Jordi Canal, director de la biblioteca La Bòbila, de L’Hospitalet, que se lo recomendó y le facilitó el teléfono. Acaban de publicar su tercera novela, Respirar por la herida.

Buen ojo y unas dosis de suerte

Los editores pequeños y medianos lo tienen crudo para luchar por los grandes títulos internacionales. Los enormes adelantos que se pagan son prohibitivos y afrontar los gastos de una gran tirada tampoco suele estar a su alcance.
¿Qué hacen para conseguir un éxito?
Tienen varios caminos que, en general, pasan por publicar autores noveles, poco conocidos  o que han publicado en editoriales locales. La experiencia, el conocimiento del mercado y el olfato suplen la falta de euros.
Y la suerte también juega un papel importante.
Blanca Rosa Roca contrató en Estados Unidos dos bombazos casi consecutivos: Eragorn, del adolescente Christopher Paolini, y Sé lo que estás pensando, de John Verdon.
¿Y qué decir de Salamandra? Primero acertó –me quedo corto si digo que les tocó la lotería– con la saga deHarry Potter, de J. K. Rowling, y luego con La soledad de los números primos, de Paolo Giordano.
Luis Solano, editor de Libros del Asteroide, es un especialista en encontrar perlas en literaturas exóticas y títulos de éxito que, por razones diversas, no se tradujeron en su día. Le pregunto por Un paraíso inalcanzable, de John Mortimer, un clásico en Gran Bretaña desde los años 80, del que han salido dos series de televisión y permanecía inédito en España. "Cuando se publicó en Inglaterra, aquí estaba de moda la novela experimental y otras corrientes literarias; una novela de corte dickensiano no atrajo a nadie".
Internet es también una buena fuente de autores desconocidos con mucha proyección. Planeta ha encontrado un filón en Blue Jeans, uno de los fenómenos juveniles más inesperados, después de que este autor –el sevillano Francisco de Paula Fernández– consiguiera docenas de miles de seguidores y de descargas en la Red.
B de Books, la editorial de libros digitales de Ediciones B, ha incorporado a su catálogo a autores autoeditados destacados en la lista de los más vendidos de Amazon en España.
En fin, hay terreno por explorar. El riesgo es que, como escribió Julio Cortázar en El fin del mundo del fin, incluido en Historias de cronopios y de famas, "como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas". Veremos.









0 comentaris:

Publica un comentari a l'entrada

 
Google Analytics Alternative