10 d’abril del 2013

Interpretación del crimen

[La Vanguardia / Cultura|s, 10 de abril de 2013]


Lilian Neuman

Verdades y mentiras alrededor del asesinato de los marqueses de Urquijo, en 1980. La versión en forma de thriller de Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1954) y el testimonio de uno de sus hijos, Myriam, que narra su calvario personal y mediático, treinta años después.

Uno de los periodistas que siguieron de cerca el caso que nos ocupa --Matías Antolín--, afirmaba que cuando aquel matrimonio fue hallado muerto una mañana de agosto de 1980, España seguía en televisión series como Dallas o Falcon Crest. Historias de ricos --como los dos marqueses que yacían muertos a tiros en un barrio selecto de Madrid--, de hijos e hijas de dudosa integridad, de yernos o nueras intrigantes. Y todos esos relatos de lujuria y ambición --más como bien dice Myriam de la Sierra, el hambre de prensa amarilla que se acrecentaba en esos años-- contaminaron el relato del asesinato de los Marqueses de Urquijo. Tanto que los propios hijos de los marqueses fueron sospechosos de parricidio.

El thiller y la realidad
En el caso de la novela --repito, novela-- de Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1954), es aconsejable dejarse llevar por ese estilo al grano una versión admisible y, sobre todo, con mucho (o todo) de thriller violento y efectivo, con su cuota de morbo. Según afirma en su libro, detrás de aquellas muertes había una trama de intriga financiera y ambición: Dani --en realidad Rafi Escobedo, el efímero primer marido de Myriam y un ex de pesadilla-- no actuó solo. Para entrar aquella noche en la casa de sus ex suegros tuvo que tener una motivación final y algún que otro beneficiado, puesto que en esos días en el seno del Banco Urquijo había una sorda lucha de poder. Y el marqués no quería ceder el suyo.

La novela, que se lee muy bien, levanta vuelo, por encima de lo literal, al describir esa amistad peligrosa entre tres, a los que el autor llama, con justo motivo, "la cofradía más idiota del lugar", andando en zigzag de madrugada, entre el desenfreno, el tedio y la maldad.

Habla Myriam
En cambio, Myriam derrumba la posible teoría de lucha de poder en el Banco Urquijo, en trance de fusión con en Central Hispano: "¡Cuántas veces tuve que leer que mi padre era el dueño del banco! La familia Urquijo controlaba el 10% de las acciones de la entidad financiera y mi padre tenía el uno por ciento de ese total".

Y hay otros temas, todos ellos material muy delicado.

En la novela de Sánchez Soler se insiste en la versión de que aquellos dos hermanos, aunque hijos de ricos, siempre iban sin un duro. Myriam habla de su padre como de un hombre que le alentó desde siempre y que admiraba en su joven hija su iniciativa. La verdad --personalmente, y sin conocer a Myriam-- suena muy bien esta mujer que ya de muy jovencita se buscaba la vida para tener sus propios ingresos, pasando de eso de ser hija de ricos. Unos ricos que, por cierto, tal como ella lo cuenta, se empeñaron (demasiado a rajatabla, dice ella) en que sus hijos estudiasen mucho más que los otros, que se esforzasen mucho más.

Puede leerse este libro como una obra de autosuperación. Y tiene derecho esta mujer a escribir algo así. puesto que al dolor de aquella pérdida se sumaron años de linchamiento y de persecución: "Yo a una asesina no le compro nada", le oyó decir a una mujer en la exposición de joyas. Así fue su vida, enterándose de que un mayordomo que trabajó poco tiempo en la casa ahora se forraba en la televisión contando delirios. O que al salir de un bar entraba la secreta para tomar las huellas de su vaso de cerveza. Y, por supuesto, enterándose de que aquel medio marido que salió rana, ya inculpado, decidió involucrarla a ella y a su hermano. "Más tarde averigüé lo que había ocurrido, y es que había aceptado el dinero que le ofreció la prensa por hacer esas escandalosas declaraciones (...) rafi cobró una cantidad importante que quería utilizar para escaparse de la cárcel".

Años después el periodista Antolín se disculpó con Myriam por haber dado crédito a versiones delirantes. Algún otro de la prensa amarilla (hoy aún en danza) llegó a escribir un libro, como si hubiese estado allí. Y según Myriam fue la prensa más tradicional la que le respetó a ella y a su hermano.

Jesús Quintero afirmó en televisión que Rafi Escobedo (que acabó suicidándose) casi había convencido en su papel de víctima. Y hay que decir que Quintero tuvo el honor (y el horror) de haber entrevistado en la prisión de Buenos Aires al peor asaltante y asesino en serie juvenil de los 70, el también niño bien Robledo Puch; y este aseguró que él jamás había matado una mosca. Como Rafi, curiosamente, Puch disparaba a gente que dormía en la cama.

Mariano Sánchez Soler
El asesinato de los marqueses de Urbina
Roca Editorial, 188 páginas, 14,90 euros
Premio L'H Confidencial 2013

Myriam de la Sierra Urquijo
¿Por qué me pasó a mi?
Espasa, 188 páginas, 19,90 euros

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