20 de gener del 2013

"La Transición sigue siendo un gran escenario para contar historias humanas"

[ABC, 20 de enero de 2013]


De fondo, pósters de «Grupo salvaje», «Bajo el fuego», «Blade Runner», «Los gritos del silencio», Montgomery Clift, la habitación de los Hermanos Marx, Lennon y una poesía de William Wordsworth. En primer plano, Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1954).
-«En una atmósfera de fermentos y desnudos/en un pequeño local de Pigalle/actúa un hombre que lanza cuchillos./No sabemos su nombre/pero sus ojos son de amor».
-Es un poema que escribí en 1972, en el viaje de fin de curso del colegio Maristas de Alicante a París. De los primeros que hice.
-¿Sigue escribiendo poesía?
-Siempre está presente y recurro a ella de vez en cuando. Que la poesía se concrete en poemas depende de muchas cosas. Ahora estoy moviendo un libro con unos quinientos versos para que se publique, una visión de la vida desde mis cincuenta y ocho años. A ver si aprovechamos la buena racha.
-Sí, porque acaba de recibir otro premio. Y van…
-Los tres últimos libros han sido premiados. Este último, «El asesinato de los Marqueses de Urbina», con el L’H Confidencial que publicará Roca Editorial en marzo; el anterior «Anatomía del crimen», con el de la Crítica Literaria Valenciana y «Nuestra propia sangre» con el Francisco García Pavón de Narrativa. Para un escritor es un reconocimiento al trabajo, ayuda a la promoción y, si tiene dotación económica, viene muy bien en estos tiempos de zozobra.
-¿Qué queda del Mariano Sánchez Soler que se adentra por primera vez en la Facultad de Periodismo de Madrid?
-Queda la capacidad de sorpresa y, sobre todo y más importante, el compromiso social. Estudié Periodismo porque la considero una profesión volcada a la gente. Y mantengo también, según algunos, el optimismo histórico por el cual creo que las cosas se pueden hacer.
-¿Qué le recomendaría a un chaval que siguiera hoy sus pasos?
-Que no deje que las malas noticias le paralicen y que contraste la información. Los hechos no son siempre lo que parece que son y hay que dar la visión de todos, incluso de los «malos».
-Ahora le da a la docencia en el Centro de Estudios Ciudad de la Luz.
-Es maravilloso poder transmitir los conocimientos periodísticos de treinta años de carrera y mi visión del cine y del mundo. Además, mantener un trato directo con gente de veinte años te renueva constantemente. Sirve también para constatar que algunas cuestiones e ideas siguen vigentes.
-¿A usted la Transición le ha dado mucho juego?
-Es que los momentos más importantes de mi vida sucedieron entonces y bajo ese proceso. Empecé la carrera en 1972 y acabé en 1977, por lo que conocí la universidad franquista, la de la Transición y la democrática. Fue un momento muy interesante para el Periodismo y por eso algunas de mis novelas como «Para matar» y «La brújula de Ceilán» se desarrollan en esa época, igual que los libros de investigación «La Transición sangrienta» o «Ricos por la patria». El factor que aporta la sociedad en cambio y buscando una salida es un gran escenario para contar historias humanas.
-¿Lo que se cuenta en «Cuéntame» tiene entonces un reverso oscuro?
-La serie de televisión es una postal y, como todas las postales, no refleja la plenitud del paisaje. La lucha por la libertad individual siempre tiene un coste. La Transición se ha idealizado y disfrazado, pero supuso más de 591 muertos y más de 2.000 heridos. Esto no se ha investigado hasta hace unos años. Y luego hay elementos como el de la droga, con la heroína como gran asesina de toda una generación que quedó laminada. Ese es un reverso bastante bestial.
-Dicte su diagnóstico sobre el estado del Periodismo de Investigación en 2013.
-Está desaparecido en combate porque las redacciones han renunciado a los equipos que lo llevaban a cabo, con la vieja excusa de que todo Periodismo debe ser de Investigación.
-Alicante, ¿tiene poco, mucho o nada del Poisonville de «Cosecha roja»?
-Todas las ciudades son un poco Poisonville, y especialmente las ciudades que tienen mucho dinero negro moviéndose sin control. Si hablamos de la provincia, la veo más como Las Vegas, sin casinos, aunque con ruletas que giran y donde alguien controla la banca.
-¿Qué opina de la eclosión de la novela negra sueca?
-Pues que es eso, una moda, un «boom» mediático que ha hecho que mucha gente pase de leer en verano novelas sobre templarios, a leer las de Stieg Larsson. Es un tipo de literatura que ha tenido grandes maestros desde los años setenta y a mi me parece estupendo que se lea sobre el mundo del crimen antes que historias de conspiraciones. No obstante, el tiempo lo pone todo en su sitio.
-¿En España se cultiva buen género?
-Hay muchísimos autores, la generación de Vázquez Montalbán, Andreu Martín, Juan Madrid o Julián Ibáñez ha seguido ese camino con novelas excepcionales. Luego hemos llegado otros y el panorama es muy amplio, con la nueva gente como Lorenzo Silva, Fernando Marías o Domingo Villar.
-Póngale una banda sonora a esta entrevista.
-«Jam Session» de Charlie Parker, especialmente la parte con la mezcla de baladas.

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