20 de maig del 2012

Las niñas perdidas, de Cristina Fallarás

[Páginas frenéticas, 20 de mayo de 2012]



La luz se escapa entre las copas de esta novela sórdida y oscura. Unas niñas, unas madres y esa maldita justicia que no existe. ¿Es posible perseguir sin mirar al suelo un rayo que centellea y salir indemne? Si crees que sí. Si te gustan las emociones fuertes, ábrete paso entre el ramaje, coge aire y húndete en la ciénaga.

“Cuando Victoria recibe el anónimo encargo acompañado de un cheque de explícito y sustancial contenido, empieza a imaginar que los infiernos barceloneses que ella conoce están a punto de ganar kilómetros en profundidad. Dos hermanas desaparecidas, de 6 y 8 años. Una de ellas, ya asesinada brutalmente; la otra, en paradero desconocido. Lo que significa que hay que encontrarla lo antes posibles, viva y entera preferentemente”.

Victoria González, detective y ex periodista, entra en el nido de víboras arrastrando su embarazo de cinco meses para seguir la pista de las niñas. Tendrá que vérselas con personajes que exorcizan sus prejuicios sociales. La misma intolerancia que desemboca en la cloaca de la maldad. El embarazo de Victoria, la negligencia de Adela, madres biológicas y madres de acogida. La maternidad, en su sentido más amplio, es una de las protagonistas de esta novela en la que todo se compra y todo se vende. La vida que crece en el vientre de una mujer contra el mercadeo de una Barcelona tan real como diferente a ésa que se explica desde las instituciones.

Las descripciones fotográficas de Cristina Fallarás tienen nervio cinematográfico. Así, un tomate chafado y reseco tirado entre la basura de una calle del Raval confiere autenticidad a la historia que se explica, porque todos tenemos grabada en la retina la imagen de ese tomate, o la ropa inmaculada de las rubias de la Bonanova, o las botas de piel de serpiente de ese macarra que es uno, y a la vez, todos los del mundo. Traficantes de drogas y de almas. Un mercado en el que todos juegan su papel: los que consumen, los que compran, los que venden, los que encargan y  los que cumplen los encargos. 

Las niñas perdidas cuenta con todos los ingredientes que una novela negra debe tener. Escrita con gran intensidad, lenguaje rasposo y denuncia social, nos deja con ganas de conocer qué nuevas pesquisas seguirá Victoria González, una detective de corte tan clásico como genuino.

Esta novela ha sido galardonada con el Premio internacional de novela negra “L’H Confidencial 2011”


Las niñas perdidas
Cristina Fallarás
Barcelona: Roca, 2011

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