Manual de uso: Novela negra en España

[numerocero.es, 23 de enero de 2012]


Todo lo que un buen detective debe investigar


Benito Garrido

Si lo que queremos es seguir la pista de la novela negra en nuestro país, varios deben ser los cabos que no deben dejarse sin atar. Partimos de una premisa clara como es la arrogante salud que la novela negra disfruta por estos lares. No solo existe un plantel de grandes escritores dedicados en exclusiva al cultivo del género, sino que las editoriales y las librerías han sabido seguir esa estela que van dejando los cada vez más numerosos devoradores de novela criminal.

1.- Perfil psicológico del lector confeso de novela negra, su búsqueda


Razones: es inevitable seducción que supone lo prohibido y las acciones delictivas, curiosidad ante la maldad humana y sus secretos, la adictiva búsqueda de intriga, tensión y misterio. Quizás el ambiente de corrupción que vivimos hoy en día, aliente aún más este tipo de lectura.
Pesquisas: historias bien narradas y estructuradas siguiendo la prioridad del entretenimiento. Personajes atractivos y con gran personalidad, que estén bien definidos. Así si el protagonista resuelve bien el caso, seguramente llegará a tener continuidad en su propia serie de relatos.
Trasfondo: reflejo social del momento, crítica del sistema y denuncia de la crisis de valores. Los conflictos se ponen en evidencia tanto a nivel personal como social. Normalmente la novela policial suele ser urbana y realista.
Algo cada vez más común en este tipo de narración es su hibidación con géneros como el psicológico, social, histórico, político, incluso la ciencia ficción.


2.- Sospechosos habituales de traficar con género de calidad


El actual mundo editorial, que parece medir todo por el ratio de ventas conseguidas, nos ha enseñado a usar las listas de más vendidos como herramienta habitual para encontrar el libro a seguir. Si lo que buscas es novela negra española, no debes bucear entre esos baremos, copados en todo caso por escritores escandinavos o americanos. El que dicho género goce de buena salud, no quiere decir que sea una fábrica de bestsellers, pero sí un hervidero de buenos escritores. Escritores que aunque no han creado escuela, sí han sabido dar, cada uno a su manera, un toque renovador.
Dentro de ese grupo de sospechosos, podemos encontrar tanto escritores ya experimentados y reconocidos en el panorama negro como otros que con pocas obras han conseguido alcanzar ese aura emergente que muchos lectores persiguen. Narradores como: Lorenzo Silva (temidos son sus guardias civiles Bevilacqua y Chamorro), Carlos Salem (escritura callejera, escandalosa y cargada de humor), Juan Bolea (su peculiar inspectora Martina de Santo es de las más elogiadas por su trabajo), Juan Ramón Biedma (su Set Santiago es el brillante abogado seguidor de obsesivos casos), José Carlos Somoza (inclasificable, conoce perfectamente el lado oscuro del ser humano), Raúl Argemí (humor ácido en el género policiaco), Domingo Villar (tramas inteligentes que el inspector Leo Caldas, gallego tranquilo y reflexivo, siempre resuelve), Eugenio Fuentes (pulso maestro es el que tiene su detective Ricardo Cupido), Cristina Fallarás (muy negra, escarba en las heridas que no se quieren ver), Pedro de Paz (callejea entre la intriga policial y la aventura) o Marcelo Luján (tensión bien medida).

No debemos olvidar aquellos sospechosos clásicos que han marcado líneas de investigación en el curso de la negritud patria. Estamos hablando de autores como Juan Madrid (el rey junto a Toni Romano de los bajos fondos), Andreu Martín (maestro del género, reconocido junto con Flanagan a nivel internacional), Francisco González Ledesma (gran impulsor de la novela negra con fondo de crítica social), Jorge Martínez Reverte (su periodista investigador Gálvez poza del más agudo sentido del humor), Paco Ignacio Taibo II (alma idealista de la Semana Negra), Alicia Giménez-Bartlett (las investigaciones de la inspectora Petra Delicado son de academia) o el ya desaparecido, pero siempre presente, Manuel Vázquez Montalbán (el detective Carvalho marcó la crónica social de una época).

3.- Festivales que permiten contrastar el tratamiento y evolución del género negro

El primero y más antiguo es la Semana Negra de Gijón, hoy cuestionada por motivos políticos. En este importante certamen anual se reúnen los autores de novela policial más destacados a nivel nacional e internacional. Abanderados por su director el hispano-mexicano Paco Ignacio Taibo II, los escritores presentan sus últimas obras, hacen una revisión de sus trabajos, debaten sobre el género negro y, lo más importante, comparten espacio con los lectores. Durante siete días del mes de julio las calles se tiñen de negro en la ciudad asturiana para albergar esta avalancha cultural.

Como vaticinio del otoño, se desarrolla durante el mes de octubre el festival de novela policíaca Getafe Negro, un evento que lucha por acercar al ciudadano esa realidad social y de denuncia que se trasluce en la novela negra. Los escritores se alían con el público para abordar y debatir, a través de multitud de actos, las cuestiones que preocupan en el panorama actual. Cada edición tiene como invitado a un país que trae lo más granado de su cosecha.

BCNegra de Barcelona nace como un encuentro europeo en torno a la novela negra que se desarrolla cada mes de febrero, alrededor de un eje temático concreto. Cierra el triángulo de festivales que tienen como centro el género negro. Jornadas lúdicas y de entretenimiento con un objetivo claro común en todas: fomentar la lectura.

4.- Premios que recompensan la buena labor realizada en la resolución del caso

No son muchos los premios que en nuestro país reconocen ese trabajo. Algunos incluso no tienen dotación económica, aunque sí el reconocimiento del gremio al valor literario de una obra bien tallada y bien resuelta. Como ocurre en muchos certámenes, ser nominado ya es todo un logro. Destacables son:

- El Premio internacional de novela negra RBA (organizado por Ed. RBA): su última ganadora es Patricia Cornwell con Niebla roja. El único libro en castellano que hasta ahora lo ha conseguido es Una novela de barrio de Francisco González Ledesma.

- El Premio L'H Confidencial (organizado por Ed. Roca y Biblioteca la Bòbila): Cristina Fallarás, con Las niñas perdidas, triunfó en 2011.

- El Premio de novela negra Ciudad de Getafe: Barcelona skyline, de David C. Hall, ha sido la última galardonada hasta ahora.

- Los premios especializados que se conceden durante la Semana Negra. Remarcaremos solo dos de los últimos otorgados: el Premio Novelpol (Asociación Amigos Novela Policial) para El humo en la botella de Juan Ramón Biedma y el Premio Hammett, que recayó en Blanco nocturno de Ricardo Piglia.

5.- Editorial y librerías especializadas que sirven de tapadera a agencias de investigación

La mayoría de las editoriales son tenaces a la hora de reclamar la competencia y dominio de los sucesos, saltándose para ello cualquier control policial. Cuentan con colecciones propias de novela negra realmente destacables. Solo por nombrar algunas: Siruela Policíaca, Serie Novela negra y policíaca en Roca Editorial, Roja & Negra en Mondadori, Novela Negra en Ediciones Destino, o Serie Negra en RBA. Pero también existen editoriales, normalmente pequeñas, que hacen del género su abanderado y sacan al mercado publicaciones ciertamente interesantes. Hablamos de sellos como Amargord, con su colección NUC (Negra Urbana y Canalla), o Flamma Editorial.

Como punto de conexión entre autor/editorial, las librerías son las primeras consejeras del lector ávido de historias negras cargadas de intriga. Ciertamente no son muchos los comercios especializados en el tema, pero sí que encontramos dos verdaderamente destacables: Negra y Criminal en Barcelona y Estudio en Escarlata en Madrid. El valor añadido de estas librerías está precisamente en un fondo muy cuidado de libros, que cuenta con títulos y autores que las grandes superficies u otros establecimientos más genéricos no llegan a presentar. Así, la figura del librero se convierte en parte esencial en el proceso de evasión y entretenimiento que busca el lector.