2 de juny del 2011

Entrevista (mínima). Cristina Fallarás

[Quimera, 331, junio 2011]

Jaime Rodríguez Z.

-Las niñas perdidas trata de la pedofilia sin ahorrarse algunos brutales trazos de la crueldad ejercida. ¿Cómo entras y sales de ese tipo de violencia? O para hacerte la misma pregunta que se hace la detective Victoria González, protagonista de la novela ¿"De dónde sale el material de tu conocimiento"?

-Nace del miedo y de la rabia. El miedo lo tengo como madre. La rabia, como ser humano. Creo que ahora tenemos unos miedos muy elaborados cuyo origen está en la narración de la inseguridad, de la que somos víctimas. Hoy te puede matar un asesino en serie, pueden violar a tu hija y filmarlo en vídeo, los laboratorios de CSI están en el salón de casa. Eso no es verdad, pero está dentro de nuestras cabezas. En cuanto a la rabia, sólo hace falta una mirada a nuestro entorno para darse cuenta de que han ganado los piratas, los piratas peores.

-Las "Instrucciones para matar a un..." que intercalas en los capítulos operan como un acompañamiento amoral de la narración, de la misma manera en que ciertas licencias actúan como válvulas de escape para la protagonista. ¿Por qué decidiste utilizar este recurso fuera de la propia narración?

- Tienen que ver con el humor. La distancia 'amoral', como tú la llamas, es un recurso humorístico, porque no se puede uno hundir en el terror sólo sufriendo. La inteligencia tiene sus distancias para salvarnos de la realidad, y el humor es la más recomendable.

-Por otro lado, dice Chestertton "Elevada o rastrera, buena o mala, inteligente o estúpida, una historia moral casi siempre equivale a una historia de asesinatos". ¿Hay entonces un posicionamiento moral en tus novelas?

-Mira, esa no es una pregunta fácil aunque parezca una pregunta inevitable. Imagino que hay un posicionamiento moral inevitable en todo lo que hago, incluso en el improbable caso de que me sentara a escribir una novela amoral, ésa sería una postura moral. Pero hay algo en la definición de moral que me incomoda, no sabes cuánto me incomoda. Tiene que ver con mi educación católica, con la ñoñería que nos rodea, con la cursilería de los manifiestos, con el asesinato del padre. Obviedades. Sí, hay un posicionamiento moral inevitable que me gustaría diluir en ginebra.

-Independientemente de la trama y el hilo argumental, la novela aborda un tema como defensa, digamos, uterina de la vida, a través de la escritura, digamos agenérica. Es como si ensayaras una redefinición de lo "femenino"...

-La gestación y la maternidad/paternidad aparecen muy poco en narrativa, con permiso de Yerma (Lorca). Sin embargo, están en nuestro centro como especie, como animales sociales y como civilización que ha decidido construirse sobre la idea de familia. Mi redefinición de lo femenino, no exactamente deliberada, pasa por una redefinición del lugar en el que hoy se encuentran situadas la rabia y la debilidad. Si en la novela negra tomamos el tema de la injusticia o los débiles como uno de sus ejes tradicionales, se me hacía imprescindible colocar ahí a dos mujeres, una ejerciendo de víctima y la otra de vengadora, aunque finalmente, como también es tradición, las dos son víctimas. Creo que tras ese algo que se ha llamado "liberación de la mujer", ésta ocupa los mismos (o muy parecidos) espacios que el macho, pero en tremenda inferioridad de condiciones. Ahí están la maternidad, la gestación y la violencia que narra mi novela. Y sin embargo no creo que pueda considerarse femenina.

-Mafiosos de Castefa, sicarios a sueldo, gordos pederastas, torturas grabadas en vídeo. De acuerdo con que la Barcelona que presentas no es la de la Rambla. Esta, sin embargo, también forma parte de la Barcelona real. ¿No has pensado nunca en ensañarte con algún quiri devorador de paela o algún hippy de Gracia? ¿Por tus lectores?

-Podría quemar en la siguiente novela todos los quioscos nuevos de las Ramblas, que me perdone quien sea. Uso lo más bestia, lo más extremo, porque también está ahí. Veo Barcelona en particular, y España en general, cada vez más empobrecidas, en todos los sentidos. En Barcelona manda el turismo mientras cunden los recogedores de cobre con carrito de la compra y vuelve a aparecer el caballo. No es una cuestión local, no tiene que ver con la política, si es que existe. Es economía.

-¿Estás de acuerdo con quienes piensan que la novela negra opera ahora como la nueva novela social?

-La novela negra tiene dos vertientes básicas: Por un lado, la de salón, con Agatha Christie al frente; y por otro, la que trata la injusticia, el delito y la violencia, es decir, la novela social, que ya era de Hammett. Si ahondas en el asesinato, la tortura, el asalto o la corrupción resulta imposible no armar un artefacto que retrate lo peor de la sociedad. Y ese "peor" no siempre está en el delincuente, que conste.

-Diriges una web literaria online (www.sigueleyendo.es). Sobre el tema de la subsistencia del papel impreso y el cambio de formato al digital, ¿eres apocalíptica o integrada?

-Ja, ja, ja. Creo en la convivencia de ambos. Al menos durante un tiempo. De lo digital, más que las cuestiones industriales -venta, distribución, dinero, dinero, dinero-, lo que me interesa son los nuevos formatos/géneros creativos a los que está dando lugar. En este momento, los escritores (de ficción, de no ficción y de poesía) ofrecen textos que sería imposible enmarcar dentro de los géneros tradicionales; los van soltando por la red, en blogs, en facebook, en vídeos... Eso me interesa mucho. Y por otro lado, deberíamos (pre)ocuparnos por la forma en la que eso va a cambiar la relación entre el lector y el autor. Hasta hace nada, para saber algo más sobre tu autor favorito, tenias que comprarte su siguiente obra. En este momento, puedes acceder a muchos de ellos a través de su presencia en internet. Estos dos cambios -el de la creación y el de la relación autor-lector- son lo que más me interesa. La venta, no. Seguiremos pobres.

-Volviendo a la novela ¿Podemos esperar más aventuras de la detective Victoria González? ¿A qué monstruos se enfrentará en adelante?

-La detective Victoria González se enfrentará en la siguiente novela a su propio monstruo, al que lleva consigo. De esta aventura ha salido muy escocida, muy machacada. Y además tenía unos límites físicos que en la siguiente no tendrá. Quiere venganza, y es una bestia. Habrá que ver si sobrevive.

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