Salva G.
Las niñas perdidas
Cristina Fallarás
Roca Editorial
1ª edición, marzo de 2011
Género: Novela negra
195 páginas
ISBN: 9788499182643
Definitivamente habría que inventar un color más oscuro que el negro para clasificar esta novela de Cristina Fallarás. Lo digo porque Las niñas perdidas, que obtuvo el más que respetable Premi L’H Confidencial 2011, es una novela, más que negra, violenta, violentísima, y se coloca en la débil frontera entre el género negrocriminal y el de terror. No se extrañen, por tanto, si leyendo esta novela sienten auténtico miedo, porque hasta los breves (y curiosos) capítulos intermedios que incluye la autora con instrucciones para matar a un pez, un perro o un hámster acaban definiendo a los protagonistas y se convierten en un violento manual para aniquilar.
Victoria González es una ex periodista metida a detective junto a un ex yonqui de nombre Jesús, su fiel escudero andante, que recibe el encargo anónimo, bajo un cuantioso cheque, de encontrar a dos hermanas de tres y cuatro años desaparecidas cuando estaban en una plaza de Barcelona. La primera de ellas aparece brutalmente asesinada, la prostitución de menores salpica el caso, así que hay que encontrar rápidamente a la segunda de las hermanas. Ese es el trabajo de Victoria, que aunque anda de aquí para allí cargando con su enorme barriga (cosas del embarazo), no dejará de hacer todo lo que esté en su mano para conseguir su propósito, aunque esto le lleve a poner su vida y la de su futuro hijo en serio peligro. Genaro, un sicario que busca venganza tras la muerte de la niña, también es parte fundamental de la historia y no puede evitar tomarse el trabajo como algo personal.
Lo más macabro de la novela de Cristina Fallarás es que lo que inventa bien podría ocurrir en realidad (cuántas veces habremos visto o leído casos parecidos en los medios) y lo hace con una irreverancia y crudeza que impactan (no en vano, la autora es de esas periodistas que nunca se ha andado con medias tintas). Tanto es así, que si son ustedes padres, puede que se echen a temblar pensando que sus hijos, por mucho que lo intenten, no pueden vivir en un mundo totalmente seguro y de vez en cuando nos llegan pruebas que lo demuestran. La novela acojona, sí, pero es excelente y, por raro que suene, dice más de lo que cuenta.
Victoria González es una ex periodista metida a detective junto a un ex yonqui de nombre Jesús, su fiel escudero andante, que recibe el encargo anónimo, bajo un cuantioso cheque, de encontrar a dos hermanas de tres y cuatro años desaparecidas cuando estaban en una plaza de Barcelona. La primera de ellas aparece brutalmente asesinada, la prostitución de menores salpica el caso, así que hay que encontrar rápidamente a la segunda de las hermanas. Ese es el trabajo de Victoria, que aunque anda de aquí para allí cargando con su enorme barriga (cosas del embarazo), no dejará de hacer todo lo que esté en su mano para conseguir su propósito, aunque esto le lleve a poner su vida y la de su futuro hijo en serio peligro. Genaro, un sicario que busca venganza tras la muerte de la niña, también es parte fundamental de la historia y no puede evitar tomarse el trabajo como algo personal.
Lo más macabro de la novela de Cristina Fallarás es que lo que inventa bien podría ocurrir en realidad (cuántas veces habremos visto o leído casos parecidos en los medios) y lo hace con una irreverancia y crudeza que impactan (no en vano, la autora es de esas periodistas que nunca se ha andado con medias tintas). Tanto es así, que si son ustedes padres, puede que se echen a temblar pensando que sus hijos, por mucho que lo intenten, no pueden vivir en un mundo totalmente seguro y de vez en cuando nos llegan pruebas que lo demuestran. La novela acojona, sí, pero es excelente y, por raro que suene, dice más de lo que cuenta.
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