No he podido quitarme de la cabeza la historia que Cristina Fallarás me contó el verano pasado en una terraza de Barcelona, su mano en mi brazo y la palabra un poco atropellada, como a mí me gusta.
Esa historia es, a partir de la semana que viene, una novela para todo el que quiera buscarla en cualquier librería. Novela negra que no se parece a nada con personajes que no se parecen a nadie, excepto a lo que oculta la mayoría de la gente.
Nada que ver con lo que encontrarán en un novela corriente.
Premio Hammett 2012. Las niñas perdidas.
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