[El Blog de Negra y Criminal, 19 de febrero de 2010]
Se nos amontona la faena. Apenas terminada BCNegra 2010, nos pusimos a intentar arreglar los libros que ustedes nos habían pedido. Bastantes libros (aunque a nosotros, por los autores, siempre nos parecen pocos), muchos autores y muchos de ustedes (aunque a nosotros, por nosotros, siempre nos parecen pocos), por organizar. En cada BCNegra nos parece una maravilla que gracias a Internet ustedes puedan recibir un libro dedicado de Indridason, o la Manotti... en un pueblo de Asturias o Andalucía. Hecho impensable hace apenas unos años.
Y tras BCNegra el ciclo de Narcoliteratura, Narcocultura que Casa de América Catalunya ha organizado. Al librero le tocó la lotería de moderar una mesa inmoderable por que no se podía hacer nada con las brillantes intervenciones de Sergio Álvarez, Lolita Bosch y Elmer Mendoza. Simplemente dejar que fluyeran y disfrutar y reír con la mayoría del público. Sergio Álvarez se reveló como un gran narrador de historias, además del buen novelista que es. Por cierto, aviso para editores inteligentes, Sergio Álvarez ya ha terminado su esperada y demorada (hay que llegar a fin de mes y son muchos hijos) segunda novela después de la inencontrable La lectora, con la que ganó el Memorial Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón.
Sábado con Elmer Mendoza. El sábado más frío del año. En la calle. En la librería la calidez enorme y tranquila del autor de Sinaloa. Esperemos que los de Tusquets se decidan a publicar aquí en España, Firmado con un klínex, el último libro de Elmer Mendoza, que ellos han publicado en México. Ya sabemos que son cuentos, y los editores en España retroceden cuando les proponen un libro de cuentos. Pero no todos los libros de cuentos vienen firmados por Elmer Mendoza. ¿No han leído aún Balas de plata? ¡Qué suerte! Aún les queda una buena novela por leer. Al menos.
Aquel sábado, Beatriz de Moura, nos trajo una excelente noticia. Pedimos autorización y se la contamos.
Aquel lunes, como los seis últimos lunes llovía. Éste lunes, además, con frío. A ultima hora de la tarde llegó a la librería James Ellroy. El temido James Ellroy. Pero contábamos con la complicidad de sus traductores preferidos (por él), Monserrat Gurgui y Hernán Sabaté, que hicieron de presentadores. Creemos que le gustó la librería, al menos quiso comprarla. Y rápidamente, entre todas las imágenes que pueblan las paredes, descubrió la ficha policial de la librera (él nos dijo que en su Facebook estaba la suya también), las piernas de Sofía Loren (que sabía pronunciar correctamente y sabía quien era) y un perro (apenas un dibujo en un rincón perdido de un poster perdido). James Ellroy sabe ver, y no sólo mirar.
Jordi Canal, el director de La Bóbila y editor de L´H Confidencial y Maurizio Pisú, uno de nuestros voluntarios le iban mostrando libros con frases elogiosas de Ellroy sobre los autores, y él iba diciendo que el libro era muy malo y que la frase obedecía a que compartían el mismo agente.
El librero le mostró el Hollywood Station, de Joseph Wambaugh con un amplio prólogo firmado por él (tanto el libro como el prólogo son muy recomendables). Ellroy busco su nombre donde terminaba el prologo, y lo dedicó con su garabato habitual y le dijo al librero: El prólogo es mejor que el libro, ¿no? El librero sabe que mide algo así como uno sesenta y siete, y miró, desde abajo, al más de uno noventa de Ellroy, vio que las espaldas de éste eran cuatro veces y media las del librero, y simplemente dijo: sí. Es un tipo convincente este Ellroy.
Con lo que estaba cayendo dijo que no era el momento de la camiseta (aunque no se quejaba mucho del frío porque venía de Helsinki), pero que vendría el año que viene a presentar otro libro, sus memorias, y que entonces hablaríamos. Profesional (dedicó mas de setenta ejemplares en un plis plas), terco (hubo que convencerle que Jesús era con jota y no con i latina), irónico y un auténtico “enfant terrible” provocador, distante pero cercano.
Creo que el mérito es de la librera (ya saben, la parte inteligente y sensible de la librería), que al poco de llegar le regaló un sobre, que él abrió poco a poco, con prevención y precaución, hasta descubrir una imagen muy poco conocida de un Beethoven juvenil. Dijo que amaba a Beethoven e hizo algo que no sabemos si era una mueca o una sonrisa. Al menos eso parecía.
No podemos terminar sin recomendarles un libro, naturalmente. Para que este fin de semana puedan acercarse a una librería (no vayan, si pueden evitarlo, a uno de esos lugares que parecen una sala de embarque de aeropuerto, donde ustedes son tratados como tarjetas y no como lectores) y sumergirse en un lugar incierto. Nunca un lugar incierto ha tenido la certeza absoluta del placer, si son de aquellos o aquellas que han entrado en el mundo del Comisario Adamsberg. Es un mundo muy especial, el creado por una autora como Fred Vargas. No es novela negra, es una nueva visión, una puesta al día, de la novela de intriga, de la novela criminal.
El comisario Adamsberg se halla en Londres, invitado por Scotland Yard, para asistir a un congreso de tres días. Todo debería transcurrir de manera tranquila, distendida, pero un macabro suceso alerta a su colega inglés: en la entrada del antiguo cementerio de Highgate han aparecido diecisiete zapatos... con sus respectivos pies dentro, cercenados. Mientras comienza la investigación, la delegación francesa al día siguiente regresa a su país. Allí descubren un horrible crimen en un chalet en las afueras de París: un anciano periodista especializado en temas judiciales ha sido, a primera vista, triturado. El comisario, con la ayuda de Danglard, relacionará los dos casos, que le harán seguir una pista de vampiros y cazadores de vampiros que lo conducirá hasta un pequeño pueblo de Serbia...
Un lugar incierto, Fred Vargas, editado por Siruela, traducido por Anne-Hélène Suarez Girard.
Tiempo de lluvias, pero ¿tiene el agua, estrategia?.
Saludos negrocriminales y buena lectura.
There Was Something
-
There was something bloody humiliating in sitting there sweating
and shaking because some damn woman was half an hour late. Anyhow, it was
Susan...
Fa 5 hores
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