"Fui en busca de Marcelino, al verme le temblaron las piernas. Le entregué el sobre que había retirado de la Estación de Sants.—Esta noche a las doce te pones al cuello una bufanda roja y esperas sentado en la escalera de la Biblioteca que hay en la Plaza de La Bóbila, ¿la conoces?
Contestó sí con la cabeza.
—Vendrá alguien y te pedirá este sobre, dáselo y lárgate. Como no estés allí a esa hora ya puedes poner tierra por medio —le amenacé.
Hice una llamada al teléfono que me había facilitado Wladimir Laslo en Can Serra. Me contestó en aquel idioma del que conozco sólo una palabra.
—Los papeles son suyos. Puede recogerlos a partir de las doce en la escalinata de la Biblioteca de la Plaza de Bóbila de Hospitalet, alguien con una bufanda roja los llevará encima. Él no sabe nada, así que no le haga ninguna pregunta, perdería el tiempo.
—Sabía que no era un tramposo, Sáenz. Le debo un favor.
—Devuélvamelo ahora y quedemos en paz, encárguese de "El Ruedas", le será fácil encontrarlo actúa por el Baix Llobregat —fueron mis palabras antes de cortarle la comunicación, no tenía intención de anotarlo en la letra uve doble de mi agenda aunque esta se encontrase vacía."
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