[La Gaceta de Salamanca, 30 de noviembre de 2008]
Javier Sánchez Zapatero
En 2007, Joaquín Guerrero-Casasola se alzó con el Premio de Novela Negra L’H Confidencial gracias a "Ley garrote", una obra tan dura como sarcástica que, con el conflictivo contexto de México D. F. como telón de fondo, relataba los esfuerzos del detective privado –y expolicía- Gil Baleares por resolver un caso de secuestro. La vocación de saga que se intuía en la novela se confirma en "El pecado de Mama Bayou", la segunda obra del autor, en la que vuelven a aparecer –y a constituirse como señas de identidad- el mismo escenario y el mismo personaje.
El inicio de la trama de la novela lomarca el encargo que recibe Gil Baleares por parte de Wintilo, uno de sus antiguos compañeros de la policía, para participar en una misión extraoficial. El investigador ha de encontrar al hijo de un poderoso juez al que se le relaciona con diversos asesinatos. A medida que avanzan sus pesquisas, que transcurren por los ambientes en los que se movía el desaparecido, participante habitual en espectáculos de travestismo por diversos locales nocturnos –uno de los cuales da título a la obra-, van apareciendo más cadáveres, complicando con ello el caso.
El desarrollo de la investigación refleja alguna de las lacras del México actual, evidenciando problemas como los de la corrupción y la violencia policial. El lector presencia así una sociedad violenta y peligrosa, en la que no todos parecen estar regidos por las mismas leyes. La dureza del retrato de la cotidianeidad urbana y de los poco recomendables métodos de las fuerzas de seguridad contrastan con el humor que desprende la pareja formada por Wintilo y Gil Baleares, dúo casi cómico que combina las tópicas –y "muy mexicanas" exageraciones y bravuconerías del primero con el carácter irónico, escéptico y melancólico del segundo. Y es que el protagonista vive en un permanente estado depresivo motivado, fundamentalmente, por la desaparición de su padre, secuestrado desde hace meses sin que apenas existan noticias de su paradero. Su recuerdo adquiere tanta importancia que se lleva a la paradójica situación de hacer de él, ausente durante toda la novela, uno de los personajes principales. La nostalgia, la culpa por las palabras y los gestos que –cohibido o simplemente egoísta- se guardó mientras vivió junto a su padre –con el que le unía una singular relación de amor/odio- y la sensación de no estar haciendo lo suficiente para encontrarlo se clavan como una espada en los pensamientos de Gil Baleares. Como los personajes clásicos del género negro, un océano de melancolía y soledad parece atisbarse en él.
A pesar del tono crepuscular que envuelve a su personaje principal, "El pecado de Mama Bayou" no prescinde del dinamismo que demandan las alocadas peripecias de los dos investigadores en la búsqueda del hijo del juez. El estilo del autor se amolda de forma precisa a la tensión narrativa de cada momento de la trama, siendo en ocasiones envolvente y sugestivo, y volviéndose rítmico y directo en las escenas de acción, ajustándose así esos dos registros a la dualidad temática y argumental que plantea la novela.
TÍTULO: El pecado de Mama Bayou
AUTOR: Joaquín Guerrero-Casasola
EDITORIAL: Lengua de Trapo
AÑO: 2008
ARGUMENTO: Gil Baleares, detective privado en México D. F., es contratado por uno de sus viejos compañeros de la policía para una misión extraoficial: encontrar al hijo de un influyente juez, del que lo último que se sabe es que participa en espectáculos de travestismo. En paralelo a la investigación se suceden los asesinatos de personajes relacionados con el desaparecido, cuyos cadáveres aparecen siempre con restos de carmín negro sobre el cuerpo. A pesar de su aversión a su pasado policial, Gil acepta el caso cuando quienes le contratan se ofrecen a ayudarle a encontrar a su padre, secuestrado desde hace meses.
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